Escribe Eugenia Cabral
Por el terrorismo de Estado en la Argentina (1974-1983)
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El terrorismo de Estado en la Argentina se inicia durante el gobierno peronista que gobernó desde 1973 hasta 1976, en que asume el gobierno la junta militar de Videla, Massera y Agosti, hasta 1983. A la masacre de Ezeiza contra militantes populares (20 de junio, 1973), en ocasión del regreso definitivo de Juan Domingo Perón, luego de casi 18 años de exilio, le seguirá el denominado “Navarrazo” (febrero, 1974), cuando el jefe de policía de la provincia de Córdoba depuso, mediante un golpe ejecutado con bandas fascistas al gobernador, Ricardo Obregón Cano, y al vicegobernador, Atilio López, quien sería asesinado en septiembre del 74. El golpe es avalado por el presidente Perón con la argucia de que era “un problema de los cordobeses”.
En adelante, serán víctimas el terrorismo de Estado gremialistas, estudiantes, abogados de presos políticos, artistas, escritores y hasta religiosos. Las fuerzas paramilitares y parapoliciales operaron con la complicidad evidente del Poder Judicial, la Policía y las Fuerzas Armadas, en todo el país. En ese contexto, nuestros compañeros de Política Obrera y la TERS, su brazo estudiantil, también fueron objeto de la represión, la ilegalización y el hostigamiento, como tantos valiosos militantes de la clase obrera, populares y revolucionarios.
Tras la larga lucha en Villa Constitución y su gran Plenario Nacional Antiburocrático, el 13 de diciembre de 1974 fueron asesinados nuestros compañeros Jorge Fisher y Miguel Ángel Bufano, de la fábrica bonaerense Miluz, quienes habían participado de aquel plenario aportando su solidaridad y puntos de vista de la clase obrera. También en el marco de la represión al Villazo, Néstor Correa fue detenido y encarcelado en Rawson.
1975 marca, con la represión ordenada por Isabel Martínez y López Rega, el inicio de la represión criminal que se desata contra Villa Constitución (con más de 50 desaparecidos) y el Operativo Independencia, contra Tucumán, donde 656 personas fueron desaparecidas entre 1974 y 1979.
El 5 de mayo de 1976, fue secuestrada Susana Noemí Huarte, en barrio Alto Alberdi, embarazada de dos meses y medio, junto con su pareja, Alejandro Jerez Bordereau, obrero metalúrgico. Nunca fueron vistos en ninguna unidad carcelaria ni campo de concentración y su criatura es buscada por Abuelas de Plaza de Mayo.
El 20 de junio de 1976, Claudio Aníbal Zorrilla fue brutalmente asesinado en las cercanías del Parque Sarmiento, junto con Mirtha Abdon de Maggi, Esther Barneris y Miguel Barrera, estudiantes universitarios y militantes de organizaciones políticas de izquierda.
El 23 de julio de 1976, fue detenido por el IIIº Cuerpo de Ejército Daniel Ernesto Herrera, quien permaneció bajo tortura en la D2, luego en la cárcel Penitenciaria de donde fue trasladado a Sierra Chica, hasta diciembre de 1977.
Claudio, Susana y Daniel militaban en la TERS de la Universidad Nacional de Córdoba (Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria), brazo estudiantil de Política Obrera; Susana, en la Facultad de Medicina, Claudio en Arquitectura y Daniel en Psicología.
Laura Dabas eligió como frente de militancia bajo la dictadura al movimiento de Familiares de Detenidos y Presos por Razones Políticas; fue secuestrada el 21 de septiembre de 1977 y trasladada a la Esma, donde encontró a otros militantes del PO.
Ellos eran: Fernando Sánchez, ex trabajador de EMA (Empresa Metalmecánica Argentina), y Gustavo Grassi (trabajador de textil Selsa), detenidos el 23 de septiembre de 1977, quienes permanecen desaparecidos hasta el día de hoy; Graciela Granica y Juan José Cuello. Laura fue liberada junto a Granica y Cuello en los primeros días de octubre.
En su declaración en el juicio de la ESMA por los casos de Dabas, Sánchez y Grassi, Néstor Correa destacó que junto con Sánchez había estado detenido en el penal de Coronda, en 1975, tras la derrota impuesta en Villa Constitución a los trabajadores por las fuerzas armadas, la burocracia sindical y el gobierno de Isabel Perón.
En 1977 también es detenido Pablo Rieznik, futuro profesor e intelectual y dirigente partidario. Tras permanecer en El Atlético siendo brutalmente torturado durante una semana, fue liberado en un baldío. La movilización por su libertad, en Argentina y en Francia –donde la Unión de Estudiantes Universitarios amenazó incluso con la toma de la embajada argentina, si no se lo liberaba inmediatamente– jugó un papel clave. Rieznik dará testimonio en el juicio del circuito ABO (centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo), de gran utilidad el caso de Juan Carlos Higa, un joven que permanece desaparecido.
Por ellos y por todos los militantes asesinados en democracia, este 24 de Marzo de 2021 decimos:
¡30.000 desaparecidos: presentes, ahora y siempre! ¡50.000 muertos en la pandemia! ¡Ni una menos!