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El miércoles pasado, la patronal de Rydhans de Moreno, que produce, entre otros, salchichas y productos de cerdo para conocidas empresas como Granja Iris y La Serenísima, anunció dos despidos que serían los primeros de una ola masiva. Sin titubeos, los obreros de la fábrica se lanzaron a una ofensiva contra los planes patronales con dos días de paro de la producción seguidos de un bloqueo a la entrada los días viernes y sábado, impidiendo la salida de los camiones que trasladan los productos.
El reclamo, que cuenta con el apoyo de una aplastante mayoría de los 160 trabajadores de la fábrica, es claro: la reincorporación inmediata de los dos despedidos y cortar de raíz el intento de avanzar con los siguientes despidos previstos. Entre los obreros que participan de las acciones de lucha, existe una fuerte solidaridad y la consciencia de lo que los despidos significan incluso para quienes aún conservan sus puestos de trabajo, pero los ven en riesgo. Esa solidaridad existente se palpa, no solo en la velocidad con la que los obreros reaccionaron ante las medidas patronales y actuaron para frenar su avance, sino también en el método de frente único con el que llaman a organizaciones obreras y políticas independientemente de su color a sumarse a sus medidas de lucha. Se trata de obreros con una perspectiva de victoria.
La movida de la patronal, sin que se registren pérdidas reales en las ventas o sin un preventivo de crisis, se inscribe entre las de tantos otros sectores capitalistas que utilizan los despidos como trampolín a la precarización y flexibilización de sus obreros y la baja de lo mal llamado "costo laboral". Intentos de reforma laboral de facto por sectores. Los trabajadores de Rydhans Moreno también son perfectamente conscientes de esto a la hora de ir a la lucha.
Contra todo pronóstico derrotista sobre el triunfo de una supuesta paz social bajo el gobierno FF y un planchazo de una clase obrera contenida y adormecida, la lucha de Rydhans se suma a la rebelión popular de Mendoza contra la megaminería, la puja de docentes y estatales en el interior por paritarias que superen la inflación o contra nuevas oleadas de despidos, la lucha de los trabajadores de Minetti, Loimar Tandil, el Hospital Moyano, Siderca y Cresta Roja, entre otras. La crisis económica y política se enlaza con luchas obreras que desmienten todo prejuicio contra las capacidades de la clase obrera argentina. Todo esto mientras el continente es sacudido por la Revolución Chilena y las crisis de los regímenes políticos latinoamericanos.
Un triunfo de los obreros de Rydhans sería un golpe duro para la patronal y para el intento del gobierno FF de impulsar un "pacto social" entre clases, que siempre resulta en una trampa mortal para los trabajadores. El método de frente único con otras organizaciones obreras y sectores en lucha pavimenta el camino hacia esa victoria, que no debe ser subordinada a ningún llamado de sectores de la burocracia sindical a ir a algún tipo de tregua para no "sacudirles las aguas" al nuevo gobierno. Los puestos de trabajo, las condiciones laborales y los salarios deben estar por encima de todo.
Vayamos por la defensa incondicional de todos los puestos de trabajo con su antigüedad, categorías y demás conquistas, y por la derrota de los planes antiobreros de la patronal.