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"A partir del lunes la planta que la automotriz Toyota tiene ubicada en Zárate funcionará solamente durante la mañana. Esta medida de emergencia durará, al menos, una semana dada la multiplicación de contagios y su velocidad” (Infogremiales, 9/4). El cierre del turno tarde se da ante una cantidad imparable de casos positivos, sospechosos y contactos estrechos en la última semana, luego de la suba de casos de los últimos días.
El enfoque que desde la comunicación de la empresa y del SMATA le han dado a esta situación de colapso sostiene que los contagios se habrían dado afuera de la fábrica, porque los protocolos de la empresa japonesa son los mejores del país. En la planta de Zárate solo se paró la producción los primeros 2 meses del confinamiento. Luego, se volvió a trabajar progresivamente, hasta menos de un mes más tarde los dos turnos estaban trabajando al máximo. Al mismo tiempo, anunciaban con bombos y platillos el supuesto mejor protocolo fabril de detección de casos covid. El gobierno fue el primero en subirse a ese “gran paso” y el mismo Alberto Fernández fue a inaugurar el protocolo.
La realidad es que el protocolo hisopa a 100 compañeros por turno (200 por día), pero a la planta entran 4600 personas. Es decir que se chequea al 4% del personal que entra por día. En medio de una circulación creciente del virus, los contagios arreciaron antes que el hisopado del 4% del personal los detectara. La circulación del virus en la fábrica es evidente, si se compara la tasa de contagios en Toyota con la tasa de positividad de la zona norte. Como se ve, en el marco de la gestión capitalista de la pandemia, no hay protocolo que valga, se dan contagios en los lugares de trabajo y también en el viaje al trabajo. Valga la lección para la burocracia sindical y para los izquierdistas que se erigieron en profetas de la presencialidad segura y cuidada.
Ni con la cantidad de compañeros contratados que tuvieron que tomar por el crecimiento de los números de aislados pudieron sostener la producción. Obviamente, los contratados también se contagiaron.
La necesidad de Toyota y de la burocracia del SMATA es garantizar el objetivo anual a cualquier precio. La de los trabajadores es otra, garantizar la salud de cada compañero y su grupo familiar. Las perspectivas están trazadas: o se defiende la producción en industrias no esenciales a cuenta de los contagios masivos de obreros, o se restringe la continuidad de la presencialidad productiva en defensa de la vida y la salud obrera.