Suteba La Matanza: suspensión de clases presenciales, una resolución vacilante

Escribe Mariano Hermida

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Más de 170 delegados se reunieron de manera virtual para discutir la situación de la presencialidad escolar y las medidas a llevar adelante. Los mandatos se expresaron de manera unánime por la suspensión de clases presenciales. La dirección del sindicato venía sosteniendo la presencialidad “con condiciones”. En la última asamblea -realizada el lunes 22 de marzo pasado- se había rechazado la moción de nuestra Tendencia de suspender las clases presenciales (https://politicaobrera.com/movimiento-obrero/4311-suteba-matanza-debate-la-suspension-de-clases-presenciales-en-pandemia).

Los delegados y delegadas transmitieron los principales debates que se dieron en sus escuelas. La presencialidad escolar fue rechazada por motivos de una misma naturaleza – una amenaza a la vida y a la salud. Fueron citados el aumento de los casos entre docentes y estudiantes, los “protocolos” inviables, los transportes públicos abarrotados, y otros. El reclamo para que el Estado se haga cargo de la educación virtual, garantizando todas las herramientas necesarias, y la vacunación masiva, fueron las demandas principales que acompañaron la exigencia de suspender las actividades en escuelas y colegios. Se denunció detalladamente la sobreexplotación que ha generado la modalidad combinada de presencialidad/virtualidad. La abrumadora mayoría de los delegados se expresó por la necesidad de votar medidas de paro. La agrupación Celeste (dirección provincial del sindicato), como es costumbre, no se hizo presente en la reunión.

Las agrupaciones del FIT-U, que defendieron desde el día uno la presencialidad (bajo diferentes eufemismos), explicaron que modificaban su posición presencialista a ultranza debido al aumento sideral de los contagios. Las previsiones de epidemiólogos y estadisgráficos, no las tomaron en cuenta. En su momento, tampoco advirtieron que condicionaban la presencialidad al número de casos, sino a una adaptación a la ‘opinión pública’, algunos, o a la necesidad de defender el carácter pedagógico y social de la presencialidad. En ningún momento advirtieron el antagonismo de clase entre la presencialidad que reclamaban la UIA, la Curia y el capital financiero, para desbloquear los obstáculos a la acumulación capitalista, y la suspensión de ella que necesitan los trabajadores, que no tienen sus propios medios para enfrentrar la crisis humanitaria. La disputa por esta cuestión es, indudablemente, el reflejo de concepciones históricas y estrategias políticas divergentes.

El “salto” de la pandemia ha sido la consecuencia de la ‘apertura’ de la economía, y de otro lado de la disputa internacional por las vacunas y el acaparamiento privado. O sea de la política de patrones, gobiernos y burócratas - no, como se presentó, invirtiendo los términos, de un reclamo popular. El aspecto coyuntural de la suspensión es subrayado en las resoluciones, que quedan despojadas, de este modo, de una perspectiva de conjunto. Propugna una suspensión, dice, “En el marco de la suba exponencial de contagios de covid-19” (…) “y que está generando la saturación del sistema sanitario”. El viraje se produce cuando el daño ya se ha producido, con el agravante de que ha desorientado a maestros y estudiantes, no sólo políticamente, sino en el plano pedagógico o incluso psicológico. Mientras se desarrollaba la reunión de delegados, la CTERA hizo público un comunicado que planteaba la suspensión de clases presenciales “en aquellas localidades, departamentos o distritos donde el aumento de casos ha sido exponencial en los últimos 14 días”. En definitiva, la responsablidad social y política de la situación la tiene el virus.

La dirección de la Multicolor concurrió al plenario con la propuesta de una “Jornada de lucha de 48 horas en la semana del 12 al 16 de abril, que contenga como mínimo un día de paro”. Es el mandato que habían reclamado en las escuelas. Los delegados de nuestra Tendencia señalamos el fracaso de la posición presencialista en sólo 45 días de clase. Denunciamos la complicidad de la burocracia de Baradel con el regreso "seguro”, con pseudo protocolos, del gobierno. Destacamos el surgimiento de comités de base contra la presencialidad en 14 distritos de la provincia, que organizan y votan acciones de lucha. Destacamos la huelga de 96 horas resuelta por el SUTEBA Ensenada y la necesidad de que todas las seccionales Multicolor se unifiquen detrás de este planteo. Marcamos que los paros aislados no brindan una perspectiva a los compañeros que salen a luchar y que debía estar planteada una nueva asamblea para definir la continuidad de las medidas de fuerza.

A la hora de las resoluciones, se leyeron los resultados de los mandatos de escuelas. Resultó mayoritario el planteo planteado por la dirección (1.068 firmas) -jornada de lucha de 48 horas (con un día “mínimo” de paro)- pero se impulsó desde la mesa que el paro sea por 48 horas (miércoles 14 y jueves 15), y que hubiera una nueva asamblea el viernes 16. Las mociones de paros progresivos y el paro por tiempo indeterminado recogieron la firma de más de 300 compañeros. Se resolvió además una caravana de autos el miércoles 14, junto al resto de las seccionales y Ademys, desde Congreso a la Casa de la Provincia de Buenos Aires, y una caravana distrital para el jueves 15.

Llamamos a poner toda la carne en este fixture de paros y movilizaciones, y a multiplicar los comités contra la presencialidad en pandemia.

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