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Este domingo, la dirección del sindicato UTE emitió un comunicado en el que plantea que, “ante el posible colapso de los hospitales y sanatorios porteños”, reclaman al Jefe de Gobierno porteño la “suspensión temporal de las clases presenciales”. El reclamo a Larreta, de este modo, no pasaba de una diferenciación discursiva. Sin embargo, en las últimas horas del lunes, UTE decidió adherir al paro convocado por Ademys.
Este cambio obedece a una crisis entre la base del sindicato y su conducción. La adhesión al paro, por parte de la conducción de UTE, fue impuesta desde la base, donde se discernía una tendencia a parar independientemente de la dirección. La dirección desarrolló la perspectiva del retorno seguro, por medio de protocolos. El cierre de burbujas frente a casos de Covid, confirmados o sospechosos, dependió enteramente de la organización docente en cada una de las escuelas.
La “inacción” no opera en el vacío, tiene consecuencias. La apertura desarrollada por todos los gobiernos y fuertemente apoyada por los sindicatos, redundó en el incremento de los contagios - se ha cobrado la vida de 28 docentes a nivel nacional. En oposición a ello, se ha desarrollado una deliberación y un movimiento de lucha contra la presencialidad. A partir de la muerte del compañero docente del barrio de Lugano, y ante la inacción de la mayoría de los sindicatos, incluido UTE, se formó la Comisión de docentes contra la presencialidad, que lanzó una campaña propia.
Desde Tribuna Docente Tendencia llamamos al conjunto de la docencia y a los delegados de escuelas y colegios, afiliados a diferentes entidades, a unir esfuerzos para organizar y darle fuerza al paro convocado para el 14, y para plantear la continuidad de la huelga hasta derrotar la presencialidad.
En defensa de la salud y la vida de los/as trabajadores/as, pongamos manos a la obra por: