Universidad Nacional de las Artes: abajo el fraude, fuera los vaciadores y privatistas

Escribe UJS Tendencia Visuales

Por una Universidad de los estudiantes y trabajadores.

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Las elecciones convocadas por las autoridades de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) para elección de consejeros en todos los claustros reúnen todas las condiciones de un fraude. Serán elecciones presenciales -en pleno descontrol de la pandemia- cuando las facultades siguen cerradas y la educación universitaria transita en un formato virtual. El voto virtual no es la norma, sino la excepción, que debe ser autorizada llenando un formulario disponible apenas algunas horas en la web del rectorado. El horario de votación, en sedes cerradas y, repetimos, en plena pandemia, es de 10 a 15hs. En Visuales, en una elección presencial, donde la presentación de listas también es presencial, la junta electoral manejada por el decano Agüero no acepta avales en papel sino que exige que sean enviados individualmente por mail por cada estudiante con “fotocopia de DNI y escaneo de la firma”. Asistimos, no solamente a la preparación de un fraude de proporciones sino además, una irresponsabilidad manifiesta contra la vida y la salud de docentes y estudiantes. En medio de un aumento exponencial de casos y con la inminente saturación del sistema de salud esta “convocatoria” electoral es una aventura criminal de las autoridades de la UNA.

Aunque las características de esta elección sean de tipo escandalosas lo cierto es que, de realizarse, definirán buena parte del futuro de nuestra Universidad. Está previsto para este año la elección del rector. La gestión de Sandra Torlucci y el conjunto de los decanos de los departamentos tiene el anunciado objetivo de proceder a una transformación regresiva de la UNA. La pandemia no les ha servido para interesarse por la vida y la salud, -como lo prueba su defensa de la “presencialidad educativa”, y en este caso “electoral”- sino que ha despertado todos sus apetitos privatistas y vaciadores. Si ya en el pasado la Universidad destinaba sus mejores edificios a los posgrados y los cursos privados, en la virtualidad la gestión de la UNA se ha concentrado únicamente en hacer crecer esa plataforma de negocios. Para la carrera de grado han dicho que “la virtualidad llegó para quedarse” anunciando una conversión de las clases teóricas a un formato virtual. El perfil vaciador y privatizador de estas autoridades se asienta sobre la base de la destrucción de las carreras de grado. En plena pandemia votaron la creación de un sistema de educación virtual en la UNA (SIED) que equipara a los títulos cursados presencialmente con los títulos a distancia. La enorme reducción de cupos en las comisiones que afectó al conjunto de departamentos es parte de esta política de privatización. En Visuales hay centenares de ingresantes que no han podido anotarse a materia alguna en su primer cuatrimestre de cursada. Esta política es apoyada por el conjunto de listas de las autoridades. En la Universidad los claustros minoritarios (profesores titulares) controlan todo el poder sin importar los resultados en los claustros mayoritarios. Esas listas de profesores, que en general son listas únicas, ordenan a cada grupo de las autoridades y prefiguran lealtades posteriores para la elección del rector. Los estudiantes y la mayoría de los docentes somos convidados de piedra en esta disputa por el control político de la UNA y el manejo de la fuente de recursos que se abren como consecuencia del ajuste y la privatización.

Organicemos la denuncia y los reclamos

Para el movimiento estudiantil y sus agrupaciones la oportunidad que abre esta elección es la de montar un escenario de denuncia contra la gestión de la Universidad, exigir su destitución inmediata y abrir un camino de deliberación política sobre la orientación social de las carreras, del presupuesto y de todas las condiciones laborales y de estudio en la UNA. Por “debajo” crece una gran inquietud entre docentes y estudiantes, como se han expresado en asambleas y acciones parciales de lucha. Sería un error participar de estas elecciones sin advertirle a los estudiantes la trampa que han montado las autoridades con esta convocatoria. En los representantes estudiantiles del Consejo Superior no ha existido una voz independiente que denuncie estos atropellos. Todos ellos han incluso avalado, hace un año, la “auto-extensión” del mandato de la rectora y, por supuesto, de ellos mismos. Esta convocatoria electoral fraudulenta no se aparta, más que en un cierto grado, de la “auto-extensión” anterior. La UJS - Tendencia de la UNA impulsa la realización de listas independientes y luchadoras en todos los departamentos. Esas listas tienen que funcionar como caja de resonancia de todos los reclamos de la Universidad y como denuncia sistemática de la orientación vaciadora de las autoridades. Promovemos el funcionamiento de los Consejeros Estudiantiles electos mediante la realización de asambleas y mandatos de base. A esta elección fraudulenta le contraponemos la organización por una Universidad que responda a los intereses de los trabajadores. Vamos por la eliminación de todos los cupos y la apertura de las comisiones necesarias para poder cursar. Reclamamos recursos tecnológicos para que todos los estudiantes y docentes puedan acceder a la virtualidad. Rechazamos como criminal el llamado a la “presencialidad” en un cuadro de pandemia y contagios. Exigimos una deliberación democrática sobre los planes de estudio y la gratuidad inmediata de todo el contenido de posgrados y cursos. Defendemos un salario igual al costo de la canasta familiar para nuestros docentes. Impulsamos la unidad con los trabajadores en lucha.

Con estas consignas la UJS Tendencia convoca a la izquierda y al activismo a una campaña política.

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