La OMS es desmentida por The Lancet: “Los espacios cerrados no son seguros”

Escribe Emiliano Monge

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Un artículo publicado en The Lancet define que “es un error científico utilizar la falta de evidencia directa del SARS-CoV-2 en algunas muestras de aire para poner en duda la transmisión aérea mientras se pasa por alto la calidad y solidez de la base de evidencia general”. Este trabajo ha coincidido también con otro artículo de opinión publicado en el The British Medical Journal que sostiene la misma conclusión: "La covid-19 ha redefinido la transmisión aérea".

"Más de un año después de la pandemia del covid-19, todavía estamos debatiendo el papel y la importancia de la transmisión por aerosol para el SARS-CoV-2, que recibe solo una mención superficial en algunas pautas de control de infecciones", explican los autores de The Lancet, en referencia a las guías de la OMS y el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de EEUU (https://www.20minutos.es/noticia/4660131/0/bofetada-a-la-oms-the-lancet-da-diez-razones-cientificas-que-apoyan-la-transmision-del-coronavirus-por-el-aire/?autoref=true), que plantean que con algunas medidas las escuelas y ámbitos laborales serían “espacios seguros”.

Los espacios cerrados no son seguros

Este debate es muy importante porque según la OMS la transmisión del virus no sería dada por aerosoles, partículas más pequeñas que las gotas de saliva. Si la transmisión se hace por aerosoles, los espacios cerrados no serían “seguros”, como plantea la OMS.

La OMS se ubica del lado de los diferentes gobiernos que han planteado la “nueva normalidad”, la decisión de no volver a cerrar nunca más la economía, y “convivir con la enfermedad”, aunque cueste miles de muertes evitables mediante diferentes “lockdowns” (cierres). Nuevas mutaciones y nuevas cepas se produjeron debido a la circulación del virus en jóvenes y comunidades étnicas, variantes del virus que provocan una menor respuesta por parte de las vacunas inexistentes.

Uno de los firmantes del artículo es el experto en aerosoles español José Luis Jiménez, profesor de química de la Universidad de Colorado Boulder (EE UU), quien se ha mostrado muy crítico con la OMS “cuya estrechez de miras y resistencia a aceptar la evidencia abrumadora de transmisión aérea, así como a decir claramente que la transmisión por superficies es poco frecuente, está causando mayores contagios y dificultando el control de la pandemia”.

De esta manera, al negar la transmisión por aerosoles y en las superficies, se “minimizan” los riesgos de contagios, lo que causa la propagación de la enfermedad, por eso “es urgente que la OMS rectifique, dada la lentitud de la vacunación en muchos países, la aparición de nuevas variantes más contagiosas o letales, y la posibilidad de que las vacunas funcionen menos bien”, ha dicho en un comunicado a los medios. La OMS junto a otras organizaciones internacionales sanitarias y pediátricas, han anunciado que la presencialidad en las escuelas no aumenta los contagios.

“Ningún estudio que sepamos ha proporcionado pruebas sólidas o consistentes para refutar la hipótesis de la transmisión aérea del SARS-CoV-2”. Esto significa que sólo un cierre de la presencialidad escolar y de las tareas no esenciales es efectivo para enfrentar a la pandemia.

En The Lancet, se plantea que “existe evidencia sólida y consistente de que el SARS-CoV-2 se propaga por transmisión aérea. Aunque otras rutas pueden contribuir, creemos que es probable que la ruta aérea sea la dominante. La comunidad de salud pública debe actuar en consecuencia y sin más demora”. Esto significa que todos los ambientes cerrados son propagadores de contagios.

La investigación de The Lancet anuncia diez evidencias que encontraron en su investigación. Una es que hay “eventos de superpropagación”. Estos eventos se han comprobado como “impulsores de la pandemia”, a partir de interacciones humanas. Otro elemento clave en estos eventos es “el tamaño de las salas, la ventilación y otras variables en conciertos de coros, cruceros, mataderos, residencias de ancianos e instalaciones penitenciarias, entre otros entornos” (20minutos, 16/4). También indican que “la transmisión de largo alcance del SARS-CoV-2 entre personas en habitaciones adyacentes”, como se ha documentado en hoteles de cuarentena.

Mucha de la transmisión se produce por “transmisión asintomática o presintomática del SARS-CoV-2 de personas que no tosen o estornudan represente al menos un tercio, y quizás hasta el 59%, de toda la transmisión a nivel mundial y es una forma clave del SARS-CoV- 2 se ha extendido por todo el mundo”. Al hablar, o simplemente al respirar o toser “produce miles de partículas de aerosoles infecciosos y pocas gotas grandes”. Las escuelas son ámbitos cerrados donde circulan millones de jóvenes que pueden ser asintomáticos, y con escasos o nulos testeos.

Es por ello que también indican que la transmisión del SARS-CoV-2 “es mayor en interiores que en exteriores y se reduce sustancialmente con la ventilación interior. Ambas observaciones apoyan una ruta de transmisión predominantemente aérea”. Esto sucede en escuelas, fábricas y transporte público, y en autos, en donde muchas veces las ventanas están cerradas y no se respeta el uso de barbijos. Se detectó que el SARS-CoV-2 permaneció infeccioso en el aire durante tres horas en muestras de aire de habitaciones de hospital ocupadas por pacientes con covid-19 y en muestras de aire del automóvil de una persona infectada, y también en filtros de aire y conductos de edificios.

También indica el estudio que “se han demostrado (en un hospital de la Universidad de Harvard, con genoma) infecciones de trabajadores de salud que llevaban mascarillas quirúrgicas y protección ocular. Las quirúrgicas protegen parcialmente pero no completamente de aerosoles”.

La evidencia demuestra que ni siquiera con barbijos y con espacios ventilados se puede evitar la propagación del virus. Esto demuele la idea de que las escuelas o las fábricas son “espacios seguros”, o incluso que no propagan Covid.

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