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El acuerdo electoral suscripto entre el Partido Obrero y el Nuevo MAS en Salta ha provocado nuevamente el malestar estomacal a los redactores de Prensa Obrera, lo cual es un signo del acierto de esa alianza.
En el periódico fundado por Jorge Altamira, han publicado una crítica bizarra, toda vez que nos atribuye haber firmado un ´frente sin principios´ con una corriente partidaria de la presencialidad escolar. Bizarra, sí, porque proviene de un grupo ´presencialista´ – con lo que advierte que sus exhortaciones a la unidad de la izquierda son puro palabrerío. En realidad, el aparato del partido oficial ha efectuado un recule vergonzante, porque del repudio a los adversarios de la presencialidad, ha pasado a apoyar el cierre escolar, debido a una pandemia que se desborda. Hasta ahora había adherido a una supuesta “corriente teórico-pedagógica internacional de la presencialidad”, para reclamar “una presencialidad segura”, garantizada por medio de protocolos. Pitrola, siempre ocurrente, reclamó abrir los clubes para habilitar la presencialidad escolar, que ahora también han debido cerrarse para contener la diseminación de la peste.
El autor de la nota, que se ganó el mote de ‘Coqui’ por defender el otorgamiento de quórum en la legislatura de Chaco para aprobar el pago de la deuda pública y la privatización de terrenos,explica ahora que “explicamos sistemáticamente (?) que no se trata de presencialidad versus virtualidad en abstracto”, cuando promovieron todo el tiempo un ´retorno seguro´, que enseguida se convertiría en el punto de partida (según el gobierno, adelantada a lo previsto) de la ´segunda ola´. Para el caso, curiosamente, nos enrostra haber sostenido la consigna que la dirección de Ademys abandonó -“en pandemia no volvemos”-, cuando se acercaba la fecha pautada para el inicio del ciclo lectivo. Dijimos esto, dice nuestro crítico, cuando las “conducciones antiburocráticas estaban enfrentando el retorno a la presencialidad sin condiciones que promovía el gobierno nacional y los gobiernos provinciales”. El ´Coqui´ otra vez miente, porque los docentes de la Tendencia -que se esforzaron por impulsar la lucha contra el retorno a las aulas en pandemia desde el minuto cero- militaron incondicionalmente todos los paros convocados contra la presencialidad, así fueran de Ademys, UTE o las seccionales multicolores del SUTEBA. ¡Cómo no lo iban a hacer!, si se había impuesto nuestra política contra la “presencialidad segura” por la que abogaba el FIT-U con dos argumentos impresentables: si los obreros van a trabajar, ¿por qué nosotros no?; y el otro, tengamos en cuenta a la opinión pública, en realidad, los grupos de presión de la educación privada. Lo que nos distinguió en las asambleas fue nuestra crítica a la adhesión de los grupos del FITU al “semáforo epidemiológico” de Nicolás Trotta y el Consejo Federal de Educación, que mide el umbral de muertes y contagios ´tolerable´ para mantener abiertas las escuelas.
En esos términos, asimismo, hemos denunciado el fallo de la Corte Suprema que ´blinda´ la autonomía de Rodríguez Larreta para sostener la apertura escolar. No puede decir lo mismo el aparato del PO, que saboteó los paros contra la presencialidad en Escobar y ¡en Salta!, donde Claudio Del Plá reclamaba el nombramiento de suplentes para reemplazar a los docentes licenciados; y la continuidad de las huelgas en Bahía Blanca y en CABA, en este último caso, incluso cuando la burocracia de UTE -con todas las limitaciones del caso- continuaba renovando la medida cada 24 horas. Nosotros hemos hecho paro con los ´presencialistas´ de todo pelaje contra la presencialidad, e impulsado en ese marco la huelga indefinida en defensa de la vida de docentes, alumnos y familias, mientras los componentes del FITU especulaban con el veredicto de la ´opinión pública´ o, mejor dicho, de los panelistas de Intratables. El ´referente´ salteño del aparato, Claudio Del Plá, por el contrario, no apoyó las decisiones contra la presencialidad votadas por los autoconvocados de esa provincia.
“Es que el primero de los “10 puntos” adoptados por Ademys, por ejemplo, consistía en que la misma estaba supeditada al conjunto de condiciones epidemiológicas y sanitarias, y por lo tanto debía ser suspendida en condiciones de circulación del virus y de riesgo”, esgrime el autor en su defensa. ¡Se refiere a un documento titulado “10 condiciones para el retorno seguro!” Pero el retorno “seguro” es precisamente la presencialidad. Lo que no dice en ningún lado el ´Coqui´, es que la presencialidad escolar en pandemia es el reclamo de la UIA, las patronales de la educación privada y el clero, ya sea para garantizar la guardería de los hijos de sus obreros o para normalizar el cobro de las cuotas a los padres, en uno u otro caso. En Salta, el acuerdo entre el Partido Obrero y el Nuevo MAS, por el contrario, establece el apoyo a la lucha que decidan los docentes contra la presencialidad. Así como sellamos, en Salta, un frente con el Nuevo MAS, que apoya la presencialidad, en la carrera de Visuales de la UNA hicimos un frente con el aparato del PO, a pesar de que aprobó, en el Consejo Superior, la prórroga del mandato de sus autoridades. El propósito es evitar que esas autoridades -cuyo mandato, repetimos, fue prorrogado con el apoyo del aparato- copen definitivamente la representación estudiantil con sus mandaderos directos. Seguimos un viejo consejo de Trotsky: podemos pactar hasta con el diablo, siempre que no mezclemos las posiciones y estrategias políticas.
Dicho esto, la ´presencialidad escolar´ -con toda la importancia que tiene la cuestión, como parte de una lucha anticapitalista contra la gestión patronal de la pandemia-, no es un parámetro estratégico para dirimir una cuestión práctica como una alianza electoral circunscripta. La queja se convierte en abuso de parte de quien ha pactado con Capitanich – no una sino dos veces, no por banalidades sino el pago de la deuda usuraria y la privatización de terrenos. ´Coqui´ se ganó ese apodo, reiteramos, en su condición de jefe del aparato partidario en la provincia. ´Coqui´ sostiene que nos “amalgama la hostilidad al Frente de Izquierda”, es decir, lo que puede ser interpretado de una sola manera – que el aparato del PO prefiere una mayor dispersión de la izquierda en Salta. García no tiene una sola palabra, y con razón, acerca de las intervenciones con apoyo del poder judicial en los distritos con mayoría de la Tendencia, porque ellas son funcionales a la política liquidacionista de la militancia, que orienta al aparato. El FIT-U tiene en sus filas a un viejo depredador de la izquierda, el MST, que ha integrado frentes con Luis Juez, un defensor de los capitanes de la industria automotriz y del gran capital agrario en Córdoba. El ´Coqui´ debe exhibir un mayor respeto por la Tendencia, precisamente porque ella desenmascaró una serie de episodios paralmentarios del FIT-U, contrario a los intereses de los trabajadores.
´Coqui´ García nos acusa, desde un oportunismo sin límites, de haber sellado un frente ´oportunista´ con el Nuevo MAS. Para ´Coqui´, en cambio, el Frente de Izquierda “tiene claramente definida la lucha por el gobierno de los trabajadores y la unidad socialista de América Latina”. ¿”Claramente definida”? No parece que Capitanich ni Tinelli y sus negocios inmobiliarios en Boedo, sea la ruta socialista para América Latina. El gobierno de los trabajadores del FIT-U merecería otro artículo, aun más extenso, que el presente, entre otras cosas porque existe una contradicción insalvable entre el gobierno obrero y un aparato que expulsa en forma sumaria a mil doscientos militantes y gestiona con el aparato judicial del estado.
Detrás del acuerdo con el Nuevo MAS, dice ´Coqui´, habría una supuesta “desesperación electoral”, exactamente horas después de que Pitrola volviera a amenazar con una ruptura del FIT-U, en el caso de que este no designe a los candidatos en un Congreso. Es cierto que la sangre no va a llegar al río, pero las amenazas dejan en claro el arribismo electoral.
´Coqui´ ha ´descubierto´ las ´virtudes´ del movimientismo, luego de la bacanrrota del núcleo dirigente del aparato del Partido Obrero. Pero el PO es una construcción histórica cuyo programa anima a la Tendencia. Nuestra política frentista no es una improvisación.
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