De obituarios y felpudos

Escribe Sebastián Chirino

Sobre “la despedida” a Federico Decoppet en Prensa Obrera.

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Uno de los pocos militantes que quedó con la fracción oficial del Partido Obrero en la zona norte, Matías Tomasello, fue el encargado de firmar el obituario de nuestro compañero Federico Deccopet en Prensa Obrera. Más allá de la descripción de la trayectoria política y militante de Federico, el artículo tiene un objetivo ignominioso.

Para los militantes del Partido Obrero de la zona norte, durante muchos años, el nombre de Federico Decoppet, estuvo asociado al conflicto interno en el comité de Vicente López. Dirigentes pagos, como Donald Schiffmacher y Juan Pablo Rodríguez, aunque también el escriba del artículo, hicieron un trabajo sistemático para que una porción de la militancia de la zona identificara a Fede y a otros compañeros como “podridos”. El ensañamiento con Fede, y con parte del comité de Vicente López, se entiende mucho mejor hoy; Fede, con sus formas toscas y sin eufemismo, denunció y polemizó con los métodos de aparato que hoy se ven claramente en el oficialismo. Fue uno de los primeros, si no el primero. Esto le valió sanciones sistemáticas, ante las cuales redobló su lucha contra el aparato partidario, del cual Matías Tomasello se destacó como un buen felpudo. Luego de ser derrotado políticamente en Vicente López por el sector que dirigía Fede, migró a la regional Tigre, donde fue uno de los encargados de intervenir círculos y cambiar el candado del local, que enseguida después no pudieron sostener ni nueve meses.

El artículo de Tomasello es un insulto a la memoria de Federico; el aparato que lo basureó años, ahora le escupe, alegando que se alejó, no que fue expulsado por los pusilánimes como Tomasello: “Desde luego, nos alejó en la última etapa su ruptura con el Partido Obrero junto al grupo de Altamira para construir otra organización con otras posiciones políticas”. Las “otras posiciones políticas” son las de Tomasello, si es que él y sus mandantes son capaces de alguna política que merezca ese nombre. A Fede el aparato lo intentó echar durante dos años al hilo; fue un caso de ensañamiento burocrático operado desde el Ejecutivo del PO, en especial Pitrola, Heller y Juan Pablo Rodríguez, con la siempre oposición de Ramal. Federico fue un constructor político socialista incluso estando internado, y seguía construyendo en la Tendencia hasta el último suspiro. Fede no faltó al piquete de ni una sola ocupación de fábrica en la zona, y fue un constructor de Tribuna Docente y el Polo Obrero. Federico siguió militando el programa histórico del PO, el único que ha tenido y tiene el PO, defendido por la Tendencia. Tomasello rosquea con Ladarola y Marín, y ha apoyado la seguidilla de votaciones y quórums a favor de leyes de la burguesía, luego de la expulsión de 1.200 militantes – entre ellos, Federico.

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