Los Fernández intervienen en la crisis de gobierno en Tucumán

Escribe Daniel Blanco

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En Tucumán, como ocurre en todo el país, la pandemia está fuera de control. Los contagios y las muertes suben exponencialmente. El martes 18 se llegó al promedio de los mil contagios y veinte muertes diarias. Las terapias se encuentran al borde del colapso. No obstante esto, Manzur o Jaldo realizan giras y reuniones con la presencia de varios centenares de asistentes. La escalada de contagios se produce en coincidencia con el inicio de las clases presenciales y las bajas temperaturas. Son centenares los docentes que han sufrido contagios y 20 los docentes fallecidos.

El gobierno abandonó en los hechos la realización de testeos, pero los lugares habilitados para realizar las consultas y los hisopados son cada vez más concurridos. El gobierno dispuso pasar a una suerte de fase 1 a 17 distritos del interior de la provincia, lo cual implica el cierre de 71 escuelas.

La lucha de camarillas entre el Gobernador Manzur y el Vice se acentúan. Este último convocó una sesión para obtener la interpelación, algo que no ocurre desde hace 15 años, al ministro de educación Lichtmajer. En represalia al boicot de la sesión, el jaidismo reemplazó al vicepresidente de la legislatura, que responde a Manzur, por un legislador de su cuño. Lo mismo ocurrió con la comisión de Juicio político, donde su presidente fue sustituído por un referente de la Cámpora aliado a Jaldo. La interpelación al ministro de Educación, a la semana siguiente, duró once horas, aunque sin tocar el tema de la presencialidad escolar.

El apoyo de Alberto Fernández, y también de CFK, se tradujo en la división de la Cámpora. En el lapso de 10 días llegaron a Tucumán seis ministros nacionales para respaldar la gestión de Manzur. Una operación que no resuelve la fractura del gobierno, sino que la acentúa. Esto cuando la inflación anualizada de los productos básicos ha sido mayor en Tucumán que el promedio nacional.

Los reclamos populares han sido respondidos con medidas represivas, (detenciones, despidos, descuentos de los días de huelgas, aprietes y traslados, etc.), acompañadas de maniobras de cooptación. Las autoconvocatorias se han transformado en el punto de encuentro combativo, que toma distancia de sus dirigentes tradicionales.

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