Escribe Fernanda Fornillo
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El Suteba de Merlo convocó el pasado 19 de mayo a la segunda reunión de delegados del año. Estas reuniones esporádicas se parecen más a un “conversatorio” que a una reunión sindical, porque no hay temario y no se vota nada. Estuvieron presentes delegados de base independientes, de la Multicolor, de la Celeste y la directiva del sindicato.
Se trataron varias cuestiones, como la falta de vacunas; el descontento de los docentes ante las guardias y actividades presenciales, en medio de un decreto tardío y arrancado por las bases de suspensión de la presencialidad y la necesidad de re-apertura de paritarias. Respecto a la cuestión de la presencialidad, se cristalizaron dos posiciones: una que defiende la vida, reclama la suspensión de la presencialidad en toda la provincia mientras dure la pandemia, la vacunación masiva y conectividad gratuita para todos; la otra, en cambio, continúa militando la presencialidad -ahora ´administrada´- y aún no acusó recibo de los más de 91 trabajadores fallecidos en todo el país a causa del Covid, desde que se reabrieron las escuelas.
Ante los planteos de la oposición y de los delegados independientes -suspensión de la presencialidad, aumento de salario, dispensas por cuidado de menores , presupuesto para la virtualidad- el Suteba pareciera no encontrar otra forma de responder que con chicanas, alterando las posiciones de los delegados que critican al gobierno y sus sindicatos adictos, tachándolos de “machistas” (¿?). Es necesario recordar que la burocracia que ahora se autodenomina ´feminista´ no movió un dedo por el aborto legal durante los doce años de gobiernos K. Pero sobre todo, la emancipación de la mujer trabajadora es indisociable de la lucha por un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar, que garantice la independencia social y económica de la mujer aún bajo el capitalismo. La burocracia que ha entregado el salario de los trabajadores hasta reducirlo a una ´canasta de pobreza´ no puede hablar en nombre del movimiento que encabezaron las mujeres trabajadoras por sus reivindicaciones.
Precisamente, la respuesta de la directiva en el debate por las dispensas fue que “si se da dispensa por hijos, luego pedirán dispensa por padres y nadie va a ir a trabajar”. Una respuesta pro patronal del sindicato de "lxs trabajadorxs de la Educación". Frente al planteo de reforzar la virtualidad y rechazar como cuerpo de delegados las presiones de inspectores y directivos para obligar a los docentes a concurrir a guardias, orientaciones y otras actividades presenciales, los representantes de la celeste afirmaron que “no tenemos que diferenciarnos de los demás trabajadores, no tenemos coronita. Todos están trabajando de manera presencial”. De este modo, el Suteba enrolado en la Ctera y la CTA A, deja en claro que apoya a la política de “convivir con el virus” que promueven las cámaras empresarias, el clero y el FMI.
En este marco emergió un fuerte debate en torno al “Comunicado ampliatorio” de la DGCYE (10/05) que promueve, en medio del colapso sanitario, que las “Escuelas Abiertas” garanticen una “mínima presencialidad escolar”. Kicillof-Vila nos invitan a seguir contagiándonos en vez de proveer a estudiantes y docentes de conectividad. La Celeste, en vez de reclamar conectividad, defiende la “presencialidad mínima”, en nombre de que “hay niños y niñas pobres que no pueden llevar adelante su proceso de aprendizaje porque no tienen conectividad”. Es el planteo de la ministra de Educación, Agustina Vila, y Kicillof, de abrir las escuelas para aquellos chicos y chicas que no tienen conectividad, ni equipamiento, que debería garantizar el Estado.
Mientras Suteba apoya la “presencialidad mínima” y la “presencialidad administrada” en 91 distritos, los Inspectores y Directivos, citan a docentes y alumnos en las escuelas para “dar 30 minutos de clase”.
Hace un año, desde que el Covid llego al país, los docentes de algunas agrupaciones de izquierda, independientes y auto convocados, dejaron planteada la necesidad de la cuarentena y la virtualidad, mientras que Suteba desenvolvió la política criminal de la presencialidad desde el momento cero. Su alianza con el gobierno se encarnó en su participación en los comités mixtos que abrieron las escuelas en pandemia y sin vacunas, desconociendo que la presencialidad mata. Este seguidismo al gobierno les generó una crisis con su propia base, que también ha sido golpeada por la ola de contagios y rechaza la presencialidad en pandemia. Desoyéndolas, solo se limitaron a esperar el decreto presidencial. Es así que la Ctera no sacó ningún paro por la Vida y salud de los trabajadores docentes.
Quedó de manifiesto que está dirección, alineada al Estado, es incapaz de defender en forma consecuente la salud, la vida, el salario y la educación pública gratuita.
La iniciativa de lucha y organización está en manos de los docentes de base.