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El ‘gigante santafesino’ no se levantó ni un poco, como auguraba la campaña electoral de Omar Perotti en el 2019. Apenas asumido, el gobierno descansó en una herencia de tres mandatos del Frente Progresista y se largó a gobernar pegándose al gobierno de Fernández y sus tempranas medidas antiobreras. El gobierno del PJ tenía la ‘ventaja’ de colocarse como una alternativa (aunque no muy nueva) al fracaso del socialismo que hundió a la provincia en el narcotráfico y una fuerte violencia, a la par que garantizó los beneficios de los puertos privados y las ganancias del agro negocio.
La pandemia encontró al Estado provincial con una gran precarización laboral y el sistema de salud totalmente abandonado durante el último mandato del recientemente fallecido Miguel Lifschitz. Ahora, la provincia de Santa Fe atraviesa una gran crisis: hay un colapso sanitario total, en el que las personas mueren esperando una cama en los pasillos; creció la miseria e indigencia y las consecuencias que generan, aumentó el desempleo y el trabajo precario.
La falta de cobertura médica, el nivel de subocupación y la pobreza infantil son las enormes dificultades para los santafesinos en la actualidad.
El nivel de personas que sólo acceden a la salud pública creció tanto en el gran Rosario como en el gran Santa Fe. Esto va de la mano con el aumento del desempleo que subió al 13,6 y 7,8 %; y la suba de la subocupación que pasó del 9,6% al 12,2%; y del 9,8 al 12% (Aire de Santa Fe, 23/05).
A su vez, mucha gente que tenía trabajos registrados perdió la cobertura de la obra social. De 514.269 asalariados santafesinos registrados o formales (con aportes a la Seguridad Social) del sector privado en toda la provincia en diciembre de 2017, el último dato oficial del Ministerio de Trabajo (febrero 2021) arroja 484.538: son 29.731 menos.
Actualmente, sobre 900.000 menores de 18 años, cobran la AUH en la Provincia 173,591 padres o madres sin trabajo o con empleos precarios por un total de 300.831 chicos y chicas menores de esa edad. El último dato del INDEC dice que, a pesar de las ayudas sociales, en el Gran Santa Fe la pobreza infantil es del 61,9% y en el Gran Rosario del 57,7%.
Para que cobren más sentido, es importante destacar que estas cifras corresponden a la segunda provincia más importante del país en términos productivos. Santa Fe representa el 21% del área sembrada del país, es la primera productora de oleaginosas y segunda en relación a la producción de cereales. Posee también un gran sector ganadero, el 44 por ciento de la carne que se exporta, y lechero, un enorme complejo agroexportador y los puertos por los que sale el 85 por ciento de la producción del país.
Pero Perotti no sólo tiene los números en rojo, sino que también carece de proyecto de gobierno. Desde temprano en su mandato encontró resistencias en sus propias filas, con personeros del PJ votando con el Frente Progresista leyes que recortaban la injerencia de su gobierno. Los conflictos aparecen por todos los costados cuando se trata de la trama de intereses de los senadores ‘caudillos’ del PJ. Incluso, en los últimos meses salió a la luz la implicación en causas de corrupción y narcotráfico, como el caso del senador Traferri de San Lorenzo, del grupo que responde a la vicegobernadora Alejandra Rodenas. Pero los ejemplos sobran.
Su respaldo en el gobierno nacional está desgastado. Resulta que el gobernador de Santa Fe es de los “rebeldes”, de los que piden pero no responden y de los que tampoco proponen. Ya en el caso Vicentín, Perotti dio la espalda a Fernández y, sin salir al choque, respaldó al grupo empresario advirtiendo que la intervención del Estado no iba a ser aceptada. La pandemia es otro episodio de la crisis, que tuvo a Santa Fe como una de las primeras provincias en rechazar las medidas restrictivas y estirar la situación hasta que el número de contagios y muertes no dejó otro camino. Perotti no sólo no estableció medidas previamente, sino que cuestionó y contrarrestó las propuestas nacionales.
Uno de los últimos encontronazos fue la suspensión de las exportaciones de carne, situación que lo puso abiertamente en contra de Fernández y que cuestionó duramente. Es que el gobernador de Santa Fe es un hombre nacido y criado en el sector agropecuario, desde su Rafaela natal, donde llegó a ser ministro de la Producción de la provincia, y a lo largo de su trayectoria tejió contactos directos con el agro. Perotti busca evitar que no se aleje un capital electoral que tiene en ese sector en el interior de Santa Fe, en momentos de un crudo escenario sanitario y económico.
El ataque a las condiciones de vida de los trabajadores empezó desde temprano. El gobierno provincial que fue recibido con una carpa de los precarizados del Estado en la plaza de Mayo, reforzó la informalidad laboral. Apenas asumió despidió personal y no pasó a planta a nadie, aunque ese era “el acuerdo” con las burocracias de ATE y UPCN. Atacó de lleno a la docencia eliminando titularizaciones y ofreciendo una paritaria de miseria, e intentó poner a trabajar al personal de salud ad honorem. En los últimos meses se puso de manifiesto la improvisación y la poca proyección del gobierno, sobre todo en el tema sanitario y de la presencialidad escolar. La imagen que brindan desde la Casa Gris es de una desorganización y desorientación total que se traduce en medidas sin sentido, anuncios que deben ser retirados, ministros y funcionarios que salen a hablar y decir barbaridades como si la vida de los santafesinos no significara nada.
La incertidumbre se suma al hambre y al desempleo, puesto que la única respuesta ante las demandas es poner a trabajar precariamente a quienes cobran planes del gobierno, como anunció contento el ministro de Desarrollo Social, Danilo Capitani.
Frente al PJ provincial, hay poco. La muerte del ex gobernador Miguel Lifschitz, pateó el tablero político de la provincia. Por un lado, se fue un personero de muchos años que se conformaba con la Cámara de Diputados después de haber perdido la provincia, pero que controlaba proyectos y propuestas de una manera muy eficaz. Propios y ajenos reconocieron a su muerte que era la clave de la oposición a Perotti. Por otro lado, su fallecimiento dejó huérfano al Frente Progresista y dejó a las claras que la alternativa progresista de la provincia, encabezada por el Partido Socialista allá por el 2007, terminó en un fracaso rotundo.
Para el radicalismo, la muerte de Lifschitz significó otra crisis. La división de sus dirigentes entre el Frente Progresista y Juntos por el Cambio data ya de las elecciones de 2015. Ahora, para un sector mayoritario del radicalismo, la muerte de Lifschitz agotó las expectativas en esa experiencia política. Julián Galdeano, diputado por la UCR, afirmó que el 90 por ciento de su electorado vota a Juntos por el Cambio y que el radicalismo debe sincerar sus estructuras partidarias. Mientras tanto, los Radicales Libres se manifestaron hace pocos días por su derecho a continuar en el Frente. Como se lee, una gran bolsa de gatos que está muy lejos de la realidad social santafesina.
Luego de tres mandatos consecutivos del ´progresismo´, no hay un solo candidato que pueda agarrar el hierro caliente. Grupos menores como el Partido Demócrata Progresista, ya han roto con el Socialismo y se pasaron a Cambiemos. La crisis es total y el recambio político y generacional viene de la mano de los intendentes de Rosario, Pablo Javkin, y de Santa Fe, Emilio Jatón, uno radical y otro un externo cooptado por el socialismo. Tienen una política más dialoguista y menos confrontativa con el gobierno provincial, que se justifica por la necesidad de fondos y porque se perfilan para encabezar los nuevos proyectos en un tironeo que sólo tiene en miras las elecciones de 2023.
Según encuestas muy incipientes, los candidatos de Juntos por el Cambio serían los más referenciados, no así su partido. El santafesino José Corral junto a Mario Barletta, y Roy López Molina en Rosario, serían los personeros de esta experiencia. Después del fracaso del gobierno de Macri y de salir terceros en las elecciones de 2019, no salen ni a hacer declaraciones y no pudieron remontar ninguna propuesta, salvo ser defensores de la presencialidad.
Estas fuerzas políticas no se colocan si quiera como oposición. La garantía de gobernabilidad se expresa en muchos aspectos, desde el presupuesto y leyes, hasta plegarse a la política aperturista y criminal. Lo más radical que debaten algunos candidatos es que se formaría un frente opositor al PJ y que podrían ir juntos en las próximas elecciones. De todas maneras, ya se nota la disgregación y la crisis al interior de cada bloque y la falta de respuestas.
El gigante santafesino que sí se va a levantar es la clase obrera. En la provincia hay numerosos conflictos en los lugares de trabajo. Los estatales y docentes se pusieron a la cabeza en el marco sanitario. Se replican reuniones y organizaciones desde Reconquista hasta Rosario. Trabajadores portuarios llevaron adelante el pasado 19 de mayo un paro de 48 horas en todas las actividades marítimas, fluviales, pesqueras y lacustres en reclamo de la inclusión del personal embarcado como grupo prioritario para la vacunación COVID-19, en el momento en que un millón de camiones llegan a la región por el operativo Cosecha 2021. Las luchas por los protocolos y las vacunas se replican en fábricas como La Virginia, Acindar y en químicos del cordón industrial.
En el departamento San Cristóbal se está construyendo una agrupación municipal que abarca varias localidades, y en la que participan varios compañeros con la proyección de intervenir en las elecciones de delegados y comisión directiva. Se comenzará una serie de charlas y reuniones sindicales con los compañeros de la agrupación y contactos municipales de otras localidades. A su vez, crece la lucha de los desocupados de la mano del Polo Obrero en Santa Fe.
Los desafíos siguen siendo enormes y hay mucho para hacer. El Partido Obrero tendencia participa directamente en muchas de estas luchas y también crece en Rosario, Santa Fe, Reconquista, en el cordón industrial y el interior de la provincia. La defensa de nuestros planteos estuvo ligada a la campaña de legalidad que está avanzando a paso firme. De cara a la crisis de los partidos patronales, oponemos un programa y una salida.