Salta: el gobierno de la presencialidad clerical suspende las elecciones

Escribe Julio Quintana

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El gobernador salteño ha decidido suspender las elecciones legislativas y constituyentes del 4 de julio próximo. El secretario de la gobernación, Matías Posadas, anunció que no se unificarán con las elecciones nacionales.

Cuando decretó el adelantamiento de las elecciones, Gustavo Sáenz tomó en cuenta los pronósticos epidemiológicos de una “segunda ola” para fines de julio. Para salvar hasta último momento la convocatoria, el gobierno armó un “protocolo” que disponía de más escuelas para la votación, y afirmó hasta el viernes pasado que la pandemia estaba “bajo control". Ese mismo viernes anunció la compra de un millón de vacunas de Jhonson & Jhonson, que aplica una sola dosis, y que la vacunación se desarrollaría menos 20 días antes de la elección para la población de 18 a 55. La falta de autorización de la Anmat y cuestiones vinculadas a la forma de pago y el financiamiento, plantearon una demora que podría extenderse hasta un año y medio. Sáenz contaba con esto para ganar las elecciones sin inconvenientes.

Nueve departamentos de la provincia, un 70% de la población, se encuentra bajo confinamiento. De otro lado, han crecido las protestas de trabajadores de la salud por la falta de insumos, y de la docencia contra la presencialidad. Metán, el sexto departamento, se encuentra al borde del colapso y con protestas vecinales por falta de atención. El viernes pasado, una huelga por 24 horas de la docencia tuvo un acatamiento promedio provincial del 50%, y en los departamentos del interior el 80%.

Apenas se establecieron las restricciones del último DNU nacional, la curia católica criticó el cierre de las “escuelas e iglesias” y exigió la suspensión de los comicios. Sin misa y sin escuelas confesionales abiertas, no se vota.

Todos los partidos patronales, desde el macrista Nanni, de la UCR, hasta el kirchnerista Leavy, del FdT, han festejado la suspensión de las elecciones como un acto de “sensatez” e “inteligencia”. Ninguno exigió medidas serias para frenar la circulación del virus, superar el colapso sanitario y subsidiar a la población empobrecida.

La crisis sanitaria es antes que nada política. Los gobiernos capitalistas han subordinado la salud a los intereses económicos capitalistas, por medio de la apertura de actividades que les evite el ‘costo’ de asistir a los trabajadores – cuyos salarios y empleos corta sin anestesia. El traslado de las elecciones a otra fecha tiene el propósito de esquivar el debate político y el temor a un revés electoral. Como los gobiernos de Jujuy y Misiones, quiere que se vote después de la vacunación, sin importarle las víctimas que el desquicio oficial provoque hasta entonces. Abrir las escuelas confesionales y los templos, sí; la campaña política y las urnas, no.

Se critica la interferencia del estado cuando impone restricciones, pero se la reclama para suprimir el cuestionamiento político a ese mismo estado y a sus secuaces.

Por todo esto, hemos denunciado desde el Partido Obrero de Salta esta suspensión – una posición que, en realidad, habíamos adoptado de antemano, advirtiendo contra esta maniobra. Es claro que no tiene el propósito cuidar la salud sino de proteger una política criminal de piedra libre y asfixia económica a los principales perjudicados, los trabajadores.

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