Qué fue la jornada de protesta “contra el FMI”

Escribe Marcelo Ramal

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Al hacer la crónica de la jornada del miércoles 12, algún diario señaló que las marchas contra el FMI tuvieron lugar “sin incidentes”. En efecto, fueron políticamente inocuas, “no pasó” literalmente “nada”, en cualquier plano que se considere. Es necesario distinguir la demostración escénica de la movilización política; el desarrollo de un impulso de masas de una orquestación de aparato – que en el caso del mini-acto del FIT-U no llegó tampoco a eso.

Algunas organizaciones oficialistas movilizaron al Congreso, con columnas integradas por los movimientos sociales cuyos dirigentes han sido cooptados al Estado como funcionarios. La movilización fue organizada para darle “fuerza a Alberto” en sus tratativas con el FMI, en lo que constituye una legitimación de la estrategia de “Alberto” de llegar a un acuerdo con los acreedores de la deuda de Argentina, y lo que es, por otro lado, intentar un acuerdo separado con el FMI para obtener concesiones de los bonistas- en realidad, una decena de fondos internacionales. Ese fue el propósito que declaró el Presidente que tuvo la gira que realizó por Europa y su choque de manos con el criminal de guerra, Netanyahu. El oficialismo dice confiar en que el Fondo podría persuadir a los acreedores privados a aceptar una quita importante de la deuda.

Por ahora, sin embargo, lo único que ha conseguido el gobierno fue el sabotaje de los fondos de inversión, por un lado, al ‘reperfilamiento’ de un bono bonaerense, y por el otro, de la oferta de canje (con quita) de un bono de la Nación. Argentina bordea la cesación de pagos y al mismo tiempo una crisis política, simplemente porque la burguesía argentina y la mayor parte del aparato del FdeT rechazan sin medias tintas coquetear siquiera con un default.

Este escenario fue cuidadosamente ocultado en el palco de Congreso, incluso si, días antes, CFK disparara contra el FMI ante un palco del gobierno de Cuba. A la jornada de los movimientos sociales no aportaron, sin embargo, las burocracias cristinistas, a pesar de que ‘el Alberto’ que todos apoyan quiere liquidar la cláusula gatillo de los convenios, con la cobertura de Moyano, Daer y Baradel. El gobierno prepara la liquidación del derecho a indexar el salario y las jubilaciones sin antes reponer la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores – de casi un 25% real, desde septiembre de 2018. “La deuda es con el pueblo”, repitieron hasta el cansancio Alderete (CCC), Onorato (Barrios de Pie) y otros. Pero el gobierno FF ha debutado defolteando esa deuda, como lo demuestran la derogación de la movilidad jubilatoria y las actuales negociaciones de la paritaria docente.

En sentido contrario, hacia Plaza de Mayo, la marcha convocada por el FIT-U se limitó a un acto público, dada la escasa concurrencia. Estrictamente, no hubo marcha, ya que las columnas se enfilaron a pocas cuadras de Plaza de Mayo. Los convocantes aportaron unos centenares de militantes de cada uno y la adhesión retórica de algunas direcciones sindicales. O sea que la tensión política del momento, definida por la crisis de deuda, los choques con el FMI, los encontronazos en el oficialismo y el agravamiento de la grave situación social, no encontró ninguna repercusión en e llamado del FIT-U. Entre los adherentes y convocantes, estaban presentes organizaciones del FIT-U que intentaron armar una componenda alternativa con Pérez Esquivel, que el Nobel recusó, y otros que fueron a las dos convocatorias, como ocurrió con Poder Popular.

Los discursos de los oradores tuvieron el denominador común de la retórica anti-oficial, o sea que no ofreció ninguna línea de intervención frente al ahondamiento de la crisis y a las claras señales de quiebra en el gabinete y el conjunto del aparato de gobierno, por un lado, y al aumento de luchas y conflictos, por el otro.

“Mientras el gobierno le pone la alfombra roja, el FIT dice: Fuera el FMI” - resume un slogan que se adelanta veinte meses a las elecciones de octubre del año que viene. “Nosotros lo advertimos en la campaña electoral”, en alusión al pronóstico que los Fernández representaban una segunda vuelta al menemismo, sin añadir las luchas enormes que enfrentaron en los 90 al menemismo.

El acto no incluyó a oradores del movimiento sindical, o sea que no buscó recoger las inquietudes de la crisis en los lugares de trabajo. Fue un acto electoral fuera de campaña –la peor combinación del electoralismo. Para semejante propósito autoproclamatorio, los organizadores se las arreglaron para excluir del escenario al nuevo Mas y al PO Tendencia.

Como señalamos al cierre de nuestra marcha –que recorrió combativamente la Avenida de Mayo hasta la calle Perú- el Partido Obrero tiene una larga historia de lucha, que no sabe de silenciamientos ni admite mordazas. Por eso, culminamos nuestra jornada denunciando que la crisis política en marcha supera por mucho a las movilizaciones de aparato que surcaron la jornada. Es necesario concurrir a las fábricas, las escuelas y todos los lugares de trabajo y estudio, a clarificar y organizar la respuesta obrera a una bancarrota económica y política, cuyos verdaderos alcances hemos anticipado desde nuestra constitución como tendencia.

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