Bariloche: ninguna expectativa en el “plan transformador” del transporte público

Escribe Elena Florín

Tiempo de lectura: 3 minutos

El gobierno municipal de Bariloche presentó un “Plan transformador del Servicio Público de Transporte”. No es casual que lo hiciera después de una rotunda negativa al aumento del boleto por parte de los usuarios en la Audiencia Pública y después de una caravana que reclamó No al Aumento. La crisis del transporte en la ciudad es de larga data, pero se ha agravado notablemente por la demanda de la empresa MiBus de mayores subsidios y aumentos de boleto, un lockout de inversiones y paros y movilizaciones de los choferes ante el atraso sistemático en el pago de los sueldos.

Algunas observaciones nos permiten en primer lugar plantear que el método de la presentación de este “Plan transformador” fue muy antidemocrático. Se hicieron tres reuniones con tres sectores distintos, con veinte personas en cada una. No se permitió la entrada a la prensa. La grabación que se hizo pública fue de pésima calidad, al punto que no se pudieron escuchar las intervenciones de los participantes.

Por otro lado, el plan no hace alusión alguna a la empresa Mi Bus. Ignora los graves incumplimientos de la empresa e incluso de que ésta presta y seguiría prestando el servicio que ahora el municipio anuncia que va a “transformar”.

Le llevó seis años al gobierno presentar este “plan”. El resultado es mucho ruido y pocas nueces.

Deja grandes dudas de donde saldrán los 900 millones de pesos que el municipio se propone invertir. Se insinúa que provendrían de tasas al combustible -es decir, de un impuestazo- pero en este aspecto los funcionarios fueron evasivos, derivando el tema al Concejo Deliberante.

El funcionario contratado reveló que hay coches suficientes y en buen estado, sin referir cuántos son. Ese dato fue solicitado reiteradamente por los usuarios. Es que la empresa Mi Bus se comprometió a poner cien unidades en circulación y nunca lo hizo. Los usuarios calculamos que circulan alrededor de cincuenta, pero no hay constatación oficial al respecto.

Los tiempos de espera en las garitas ahora demolidas por el gobierno, se clasifican en tres categorías, 15 a 20 minutos, 30 minutos y más de 30, sin precisar. Presentan que las frecuencias pueden mejorar “si se mejoran los recorridos, las rutas y la congestión”. ¿Es una expresión de deseos?

Se plantea la pavimentación de las calles de los barrios, por tramos. Primero los tres metros centrales, en unos años y dependiendo de lo recaudado para infraestructura, los dos metros más y un tercer tramo de adoquinado de hormigón. Todo esto sin presupuesto asignado.

Otro punto controversial es el tiempo de descanso de los choferes. Proponen los relevos dinámicos para que las máquinas sigan andando. Un chofer es relevado por otro de inmediato. Durante las horas pico esos descansos se reducirían y a cambio se prolongarán en horas valle. Pero esto deberá ser analizado y resuelto por los trabajadores.

Planifican la reducción de 21 líneas a 15, pero conservando los 116 de 117 kilómetros actuales. Seis líneas menos, pero que cubrirían todos los recorridos y en menos tiempo. De 200 calles que recorren los colectivos, pasarían a ser 190. Con el plan de pavimentación, si se cumpliera, los coches recorrerían 52 km de los 60 por calles pavimentadas. Eso mejoraría la durabilidad de las unidades y el tiempo del recorrido. Ya anticipan que usarían cooperativas de desocupados para “abaratar costos”. Esto significa a expensas de los trabajadores. La contratación de compañeros desocupados debe cumplir las mismas condiciones que recibe cualquier otro trabajador – salario de convenio, paritarias, derechos sindicales, cargas sociales.

El plan es plurianual y comenzaría con lo que no requiere inversión, como los cambios de recorrido y el rediseño de la circulación de las calles. Luego, la primera etapa de obras cubriría un 60% de lo planificado y se concretaría no antes de los dos años.

Por último, para aplicar una dosis fuerte de demagogia, se crearía un “observatorio ciudadano”, el cual no se sabe que poder real tendría.

Otro aspecto que los funcionarios presentan como novedoso es la tarifa integrada. Un planteo que lleva ya muchos años y que se aplica a los viajes con transbordos. El segundo viaje en menos de 45 minutos tendría un 50% de rebaja y el tercero un 25%.

Sobre el valor de la tarifa ni una palabra. “No les incumbe”, pero seguirán garantizándole una renta de “hasta” 20% a la empresa MiBus. Si esto fuera aceptable o no, debe ser fiscalizado por una comisión electa de trabajadores, con acceso irrestricto a todos los números de la empresa.

En definitiva el gobierno echa lastre del descontento popular por el pésimo servicio que recibimos ofreciendo esta transformación que, en el mejor de los casos, reacomodará algunos recorridos con menos líneas, con la misma falta de áreas de descanso para los conductores, sin hablar sobre la tarifa.

Lejos de lo que los usuarios vienen planteando: Fuera Mi Bus. Creación de una comisión investigadora independiente que Investigue los incumplimientos de la empresa. Apertura de los libros contables. Expropiación sin pago de los bienes y unidades. Municipalización del servicio de transporte público de pasajeros controlado por los trabajadores.

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