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Luego de una fallida reunión de la Federación Argentina de Trabajadores de la Sanidad (Fatsa) con las cámaras empresarias en el Ministerio de Trabajo, los trabajadores y trabajadoras de la salud privada (Sanidad) vamos a un paro de cuatro horas los días 1 y 2 de julio próximos. El consejo directivo de Fatsa resolvió la convocatoria de asambleas en todos los establecimientos desde el lunes 28.
Los convenios de los trabajadores de los hospitales privados están vencidos o próximos a vencerse. Por su parte, las cámaras empresarias anuncian que “si los prestadores no reciben el aumento de aranceles necesario para afrontar las paritarias 2021, no pueden avanzar en la negociación” (La Nación, 25/6). Es decir, reclaman al gobierno un tarifazo.
Presionan para lograr un aumento de las cuotas de las prepagas y mayores subsidios por parte del Estado y aseguran -como ya lo han hecho en reiteradas oportunidades- que los ingresos de los prestadores están atados a los aranceles impuestos por los financiadores (obras sociales, empresas de medicina prepaga, PAMI). Si esos aranceles no se actualizan acorde al porcentaje solicitado por Fatsa para la negociación paritaria actual, insisten, las instituciones prestadoras no tienen posibilidad alguna del aumento.
El jueves 24 de junio, previo a la reunión con las patronales se realizó un "plenario de delegados" de ATSA para informar acerca de las últimas novedades en relación a las paritarias del sector. En el mismo, su secretario general, Héctor Daer, mencionó que “el movimiento obrero había apostado en la colaboración con el gobierno para tratar de bajar la inflación”. Se refiere a la entrega de la cláusula de revisión firmada a la baja por un 12% dos meses atrás, que dejó el salario lejos del valor de la canasta de pobreza. Para eso, la celeste y blanca tuvo que levantar un parazo que las bases estaban dispuestas a profundizar ¿Qué movimiento obrero discutió y decidió esto? Ninguno.
Días anteriores, con la presión de la interna por la conducción de CGT encima, Daer anunció en los medios que las paritarias podrían cerrarse entre un 45% o 43%, como la que han firmado Camioneros, empleados legislativos y de la Anses. Es que el 29% de inflación proyectado por el Gobierno para fijar el horizonte de los aumentos paritarios ha quedado muy atrás, dado que hasta mayo se acumula un 21,5%.
Lamentablemente “el plenario de delegados” fue solo un monólogo informativo. Si se hubiera abierto la palabra democráticamente para la discusión, se habría expresado lo que sí se expresó en los chats del plenario virtual y no fue tomado por la directiva del sindicato. Hubiese alcanzado para demostrar que incluso un aumento de entre un 43% y 45% resulta insuficiente frente al aumento del costo de vida. Hoy una familia necesita al menos $120.000 para vivir. Con un aumento de 45% en una sola cuota, nuestros sueldos quedarían en $80.000 aproximadamente, y si el aumento fuera en cuotas -como probablemente ocurra- se cobraría en varios meses posteriores, neutralizándose en buena medida, como sucedió con la paritaria correspondiente al 2020, que recién en marzo incorporó la última cuota al básico.
En este cuadro de situación, conseguir un aumento acorde al costo de vida requiere de la intervención del conjunto de los trabajadores y trabajadoras de sanidad con el más amplio debate y deliberación. Por esto que es necesario que las asambleas en los establecimientos sean masivas, que se organice el paro de forma concreta resolviendo horarios y acciones de visibilización del conflicto, como cortes de calle, charlas, etc. Es necesario incorporar en la discusión la necesidad de un salario mínimo igual a la canasta básica familiar.
Inmediatamente anunciado el paro, el interés y la inquietud de los compañeros y compañeras se ha vuelto a encender. Lo esperaban con ansias, para profundizar lo que abrió y dejó inconcluso el parazo del 26 de marzo pasado. Otra conclusión de los trabajadores luego de aquel paro es que 4 horas de huelga no es suficiente. Es necesario profundizar las medidas de lucha.
La enorme voluntad de lucha de los trabajadores es, en definitiva, un factor determinante. El ejercicio del paro ya hizo mella en la conciencia de los trabajadores de sanidad para quienes, en muchos casos, fue una nueva experiencia. De esto no se vuelve: el movimiento obrero de la sanidad ha dado un paso adelante.
Vamos por un nuevo parazo por nuestro salario. Si el presente es lucha, el futuro es nuestro.