El grupo de Albamonte justifica la proscripción del Partido Obrero de Jujuy

Escribe Marcelo Ramal

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Apenas unas horas antes de la elección jujeña, el PTS vomitó un texto donde pretende endilgarle a nuestra Tendencia la responsabilidad que le cabe al propio PTS en el hecho vergonzoso que precedió a la inscripción de las listas electorales en la provincia de Jujuy. Nos referimos al aval del PTS a la intervención del aparato nacional del PO contra el PO jujeño, por medio del Poder Judicial. En cuestión de horas, la Justicia electoral de Gerardo Morales le entregó la personería partidaria a los interventores nacionales, ya que no existía un sólo militante en Jujuy que adhiera a las posiciones del aparato partidario nacional.

Diversas organizaciones sociales y luchadores de Jujuy manifestaron, sin vacilar, el repudio a este acto de violencia política sustentado en el Estado. La misma violencia que ese Estado ejerce para impedir el acuerdo de rotación de las bancas en el FIT. El PTS y los demás integrantes del FIT U no se anotaron en ese repudio – por aquello de que “dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada”.

Mientras la personería partidaria estuvo en manos de los militantes del PO jujeño, o sea de los mismos que consiguieron la legalidad que ahora les arrebata el aparato por medio de un juez, nuestra Tendencia estaba en el FIT, actuaba como FIT y el PTS nos proponía la formación de una lista del FIT en Jujuy. Lo mismo repitió Nicolás del Caño en una visita a la provincia. Pero, como diría Macri, ‘pasaron cosas’: días antes de la inscripción de alianzas, el aparato nacional del PO se presentó a la Justicia para pedir la intervención del distrito –en consecuencia, el FIT U jujeño terminó inscribiéndose entre el PTS, el MST y la intervención judicial de una dirección paralela, no votada por nadie, que fue designada a dedo para manejar la legalidad partidaria.

El PTS cerró conchabo con los interventores y llamó “a la Tendencia” a “sumarse”, o sea sin derechos propios. Naturalmente, ni una palabra sobre el despojo judicial de los derechos de los militantes del PO jujeño. Cuando logramos una reunión bilateral con el PTS –a pedido nuestro- ocurrió algo curioso: después de insistir tres o cuatro veces, no logramos que se nos diga qué lugar en la lista proponían para Iñaki Aldasoro, diputado provincial del FIT; al final calificaron nuestra insistencia como… “electoralista”. Se produjo, en definitiva, un cambio cualitativo en el FIT de Jujuy – se convirtió en el Frente de Izquierda y de los Tribunales.

Asuntos internos

A la luz de los hechos que acabamos de relatar, es difícil contener la repulsa generada por el contenido y los términos del mencionado artículo de Pistonesi en Izquierda Diario. Hasta ahora, las expresiones del PTS –y no sólo del PTS- sobre la crisis del Partido Obrero sobrevolaban la doctrina de la “no intromisión en los asuntos internos”, un recurso de la diplomacia internacional utilizado generalmente para justificar todas las tropelías políticas del imperialismo. La crisis del PO, en torno del derecho de Tendencia y de la democracia partidaria, debiera haber encendido un debate intenso al interior de toda la izquierda, no la complicidad contra un planteo histórico de la IV Internacional. Los adversarios del derecho a Tendencia en un partido revolucionario, abogan, sin embargo, por la formación de un partido de tendencias, que no ‘moleste’ a sus mediocres aparatos.

Jujuy es una muestra acabada de ello: Iñaki Aldasoro y sus compañeros deberían ser parte del Partido Obrero, con un derecho a tendencia que, siendo circunstancialmente minoritaria en el plano nacional, sería absoluta mayoría en su provincia, lo que implicaría, naturalmente, también, el ejercicio de sus derechos electorales. Como el 100% de la militancia jujeña del PO fue expulsada –junto con otros 1200 militantes- el aparato del PO se sirvió del Estado para consumar ese atropello, usurpando una personería que no pudo entregarle luego a ningún militante del PO de Jujuy. La única “contribución" del PO (O) al FIT U jujeño fue un papel.

Pero el PTS no rechazó el despojo, ni defendió la democracia obrera que cacarea todos los días y le reclama al SUTNA, que no toma decisiones sin convocar a asambleas. Tampoco propuso reunir firmas, como lo hizo con su bloque de militantes separados del NPA. No, simplemente aceptó el acuerdo con el “papel”, o sea el Poder Judicial, en vez de hacerlo con la militancia real del PO en Jujuy. Las elecciones del domingo último han vuelto a demostrar que el llamado FIT-U no ha superado el estadio histórico de la secta -¿por qué entonces y, peor aún, cómo apoyar a un Frente de Izquierda certificado por los Tribunales, pero no por los militantes?. ¿A qué causa revolucionaria estaríamos sirviendo, actuando con ese método? Pistonesi fue encomendado a producir esa infamia dos meses después de estos acontecimientos, por la simple razón de que su responsable, Albamonte, bajó la orden de echarse atrás con el llamado a una Interna Abierta de toda la Izquierda. Son los métodos de una corriente con 75 años de prácticas similares.

Ninguna conducta política, sin embargo, queda operando en el vacío. La aceptación de los interventores ha llevado al PTS a un paso más osado: Pistonesi se ha convertido, en lenguaje y concepto, en un barrabrava de los interventores, o sea, del aparato del PO: así, nos identifica como “el grupo de Altamira y Ramal”, y relata su propia versión de la intervención: “La justicia electoral le otorgó al PO “oficial” la personería de Partido Obrero que usufructuaba (sic) este grupo (sic) en Jujuy”. De nuevo: “dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada”.

Así, los militantes de Jujuy “usufructuaban” una legalidad que ellos habían conquistado, y el aparato se convertía en tutor legal de una organización que no había construido. Los asesores del PTS se han impregnado del lenguaje impostor de los asesores parlamentarios, después de haber votado las “emergencias alimentarias” del régimen o las declaraciones parlamentarias sionistas. Nunca escuchamos, en cambio, denunciar al PTS que el PO le “otorgó” (acá sí) quorum a Capitanich para aprobar el presupuesto de ajuste y la privatización de tierras.

El PTS ha actuado en Jujuy como un vulgar validador de los interventores del PO, con el único propósito de amparar un pacto entre aparatos.

Daño electoral

El PTS se escandaliza de nuestra negativa al voto al FIT U en Jujuy, es decir, a los interventores – y sus secuaces. La votación al FIT U, en esas condiciones, hubiera representado una política de quiebra política y moral de nuestra militancia. Ni siquiera se trataba de una lucha práctica, de masas, militar, sino de elecciones, que el FIT tribunalicio usaría para reforzar la autoridad para cometer estos delitos políticos de lesa socialismo. No hemos llamado, sin embargo, como miente este sujeto, a votar un blanco; un cuidado de nuestra parte que nos destaca en toda esta mediocridad. Hicimos propaganda por nuestro propio programa - un voto programático que fue discutido y acompañado por sectores del activismo. Los atropellos del frente tribunalicio han tenido lugar en una provincia plagada de proscripciones –judiciales, electorales, represivas. La alianza con la sombra del aparato en Jujuy no ha ayudado nada a que el PTS supere el piso proscriptivo del 5%, aunque todavía estamos en un escrutinio provisional.

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