Escribe Julián Asiner
Están en juego el salario y las licencias.
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El día de ayer la burocracia de Médicos Municipales (AMM) anunció la convocatoria a un paro de 24 hs para el próximo martes 13/7. Fue seguida a las pocas horas por las disciplinas asociadas en la Federación de Profesionales. La ‘etiología’ del paro hay que ir a buscarla una semana atrás. El 29/6 los ministros de Salud, Fernán Quirós, y de Hacienda y Finanzas, Martín Mura, emitieron una resolución que habilitaba al personal de salud a tomarse diez días de licencia. Una medida largamente esperada tras meses de trabajo en pandemia sin descanso. Sin embargo, seis días después, el 5/7, los mismos personajes firmaron una nueva resolución que redujo las licencias a solo cinco días. Fue la gota que rebalsó el vaso.
El manoseo del gobierno porteño resultó intolerable para profesionales que están trabajando al límite de sus fuerzas sin ninguna clase de reconocimiento por parte del Estado. No solo eso: evidenció que ese Estado no tiene plan sanitario frente a la pandemia más que la degradación ininterrumpida de nuestras condiciones de trabajo. Del 30% en tres cuotas que la AMM firmó con Quirós para 2021, solo se cobró la primera cuota del 10%, contra una inflación acumulada que ya llegó al 23,7% y se proyecta al 50%. Una retracción que se suma a los 15 puntos perdidos en 2020. Aunque suene inverosímil, los profesionales de la salud cobramos menos que cuando no había una pandemia. En los últimos cinco años, la poda salarial en salud supera al… 60%.
En plena pandemia, la política de vaciamiento de la salud pública combina la destrucción del salario médico-profesional con el cierre de las concurrencias, que son el eslabón inicial de la carrera profesional. A pesar de los anuncios de AMM-Federación de que este año no habría modificaciones, Quirós avanzó junto a los directores de los hospitales amputando la mitad de los cargos. El Ameghino se convirtió en el centro de la resistencia con asambleas y cortes autoconvocados, pero la medida afecta a muchos hospitales que sostienen sus dispositivos gracias al trabajo no remunerado de las concurrencias. Para el año que viene, Quirós pretende un desguace completo que haga de la capacitación profesional un monopolio de las especializaciones pagas que regentean sus amigos de la UBA y las universidades privadas.
Es precisamente desde la salud privada de donde provino la primera ‘sublevación’, en este caso una demanda empresario-sindical que terminó en una conciliación obligatoria contra los trabajadores. Mientras Belocopitt y cía negocian sus intereses con el gobierno, hace semanas que los trabajadores de clínicas y sanatorios están movilizados a la espera de paros y marchas que la burocracia de Sanidad (ATSA) convoca y desconvoca. El bono bancario de 100 mil pesos contrastó de forma urticante con los 6500 que los Fernández entregaron a la salud. Bajo la presión del FMI y las patronales, a ambos lados de la ‘grieta’ se resisten a otorgarle a la salud y a los estatales la actualización al 45% que obtuvieron otros gremios. El Garrahan tomó la delantera y emprendió paros progresivos por un aumento del 50%, contra la pauta del 35% en cuotas que firmó la burocracia. En Neuquén, con la huelga general y los cortes de ruta, se conquistó el 53%.
El regreso de las licencias buscaba apaciguar este cuadro de rebeldía, que ya se venía expresando a través de distintos conflictos, desde el Larcade en San Miguel y la Clínica San Andrés a las movilizaciones en La Matanza, el corte del Puente Pueyrredón y la lucha contra el cierre de concurrencias. Pero las idas y venidas de Larreta y Quirós consiguieron todo lo contrario. En pocas horas, se produjo un reguero que pronunciamientos de filiales y asociaciones. El Piñero y sus CeSACs salieron a cortar la calle. La burocracia de AMM se definió por la necesidad de convocar al paro, antes de que el conflicto se le escapara de las manos.
Tras el anuncio de la burocracia, el Moyano, el Gutiérrez y la asamblea de residentes y concurrentes votaron darle al paro un carácter activo. Se convocó a una movilización que concentrará a las 10 hs en Jujuy y Caseros para marchar a la Jefatura de Gobierno. Asociaciones de Federación como trabajo social, musicoterapia, ciencias sociales y veterinarios (Pasteur) se sumarán a la movida. La tarea es sumar a todos los efectores al paro y la movilización del 13 y organizar una gran asamblea que vote su continuidad y un pliego único: ningún salario por debajo de la canasta familiar (hoy en 139 mil pesos en CABA); reposición de las licencias y todos los cargos recortados; pase a carrera de todos los profesionales; jornada laboral de 6 hs; salario y ART para concurrentes; apertura de las cuentas y centralización del sistema de salud bajo el control de los trabajadores.
La rebelión de la salud camina entre el colapso, la falta de personal, la miseria salarial y las agresiones de las patronales, tanto públicas como privadas. Es necesario darle un cauce a la altura de las circunstancias. Pongámosle fecha a una coordinadora inter-salud para unificar la lucha.