Plenario de delegados de la Alimentación vota darle la espalda a la lucha contra los despidos

Escribe Pablo Busch

Delegados de Georgalos habían mocionado un paro nacional.

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Durante el plenario general de delegados del Sindicato de la Alimentación Buenos Aires se produjo una novedad: un delegado de la Comisión Interna de Georgalos propuso que se vote un paro general de la Alimentación contra los despidos. En el debate, los delegados de fábrica afines a la conducción de Rodolfo Daer salieron al cruce de la propuesta, argumentando que había que “actuar con responsabilidad” y acusando al compañero de buscar “notoriedad política” con la propuesta. Finalmente, los delegados votaron por unanimidad -contra uno- rechazar el paro contra los despidos, aunque ninguno de ellos tuviera mandato de la asamblea de su planta, por lo que la votación se hizo a título individual y no como resultado de un debate entre los trabajadores de cada establecimiento.

En Georgalos los trabajadores vienen enfrentando cinco despidos como resultado de un ajuste de la empresa en el sector Chocolates. Luego de distintas medidas impulsadas por los trabajadores del sector, el STIA los orientó a realizar paros. La patronal respondió con los despidos. El paro de la planta en respuesta fue total, por lo que el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dictó la conciliación obligatoria. Pero la patronal no la cumple, impidiendo que los despedidos retornen a sus lugares de trabajo. En ese marco, la propuesta de un paro general al término de la conciliación es totalmente correcta: las patronales de la Alimentación recibirían una buena lección de fuerza de parte de los trabajadores.

Por otro lado, el conflicto de Georgalos no es el único en el gremio. Los trabajadores de Molinos Esteban Echeverría también enfrentan despidos; en este caso, diez; también pararon y también les dictaron una conciliación obligatoria que la empresa de Pérez Companc tampoco acató. Por el contrario, la empresa quiere realizar más despidos y además una rebaja de todos los adicionales internos de la planta. Mientras el plenario de delegados votaba contra el paro general, los delegados de Molinos Esteban Echeverría luchaban denodadamente contra los aprietes de la patronal en la planta, que pretende que los trabajadores firmen individualmente la rebaja salarial. Los congresales del STIA que trabajan en Molinos también votaron en contra del paro general cuando los trabajadores -y en particular los despedidos- de Molinos lo reclaman a gritos.

Kicillof-Correa

Un párrafo aparte merece el rol jugado por el gobierno de Kicillof en todos los conflictos, a través de su ministro de Trabajo, Walter Correa. Ha aplicado la conciliación obligatoria en Bridgestone, Praxair, y otras, además de Georgalos y Molinos. Las patronales no las acatan, pero han servido para planchar las luchas de los trabajadores y llevar a la derrota las huelgas contra los despidos.

En el caso de Mondelez Pacheco, es evidente que la situación conduce a un conflicto en gran escala. La empresa viene ajustando el régimen de trabajo, las dotaciones por línea, cuestionando las licencias. Ahora planteó que necesita discutir la dotación, justo cuando en los próximos días se vence un acuerdo de ´paz social´ firmado con la Comisión Interna -integrada por el PCR y la conducción del sindicato-. Los delegados han realizado habladas en el comedor, sin parar la producción, explicándoles a los trabajadores la perspectiva abierta de un conflicto por despidos.

En el plenario, la mayoría de los delegados, afines a la conducción de Daer, reflejó situaciones dramáticas en los lugares de trabajo. Despidos en Cachafaz, atrasos en los pagos, Preventivos de Crisis, descuentos. En La Salteña (Alijor) de Garín, tuvieron un conflicto prolongadísimo por el atraso en los salarios. No se escucharon voces que reflejen el enorme repudio de los trabajadores a la paritaria firmada por Daer y la Federación. De conjunto, el paro general de la Alimentación se cae de maduro, más si consideramos los conflictos en Alimentación de todo el país (en la pesca de Santa Cruz están sin trabajar por la parálisis del langostino, en Marengo Rafaela, Santa Fe, están suspendidos por falta de ventas; en Granja 3 Arroyos están cobrando en cuotas y hay despidos luego del enorme conflicto de Concepción del Uruguay).

El voto de los delegados del STIA Buenos Aires no representa la opinión de los trabajadores de las fábricas, algo que debería verificarse en el debate en asamblea y en el voto de mandatos. En el grueso de las fábricas, los delegados gestionan la agenda de las patronales, pero sin ejercer la democracia obrera, son reacios a las asambleas de fábrica. Organizar asambleas en cada fábrica, que discutan un plan de lucha y un programa para enfrentar la ola de despidos, suspensiones y ajustes representaría un gigantesco avance para la clase obrera, en su lucha contra el Gobierno y las patronales.

Una irrupción obrera, aunque fuera limitada al Sindicato de la Alimentación, significaría una modificación sustancial del escenario electoral, dominado por los intereses, la agenda y los políticos de la clase capitalista.

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