Alijor: los trabajadores cobraron los salarios adeudados

Escribe Pablo Busch

Tras diez días de huelga indeterminada, movilización y piquetes.

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La patronal de Alijor pagó ayer -martes 25 de marzo-, a última hora, las sumas adeudadas desde noviembre a sus trabajadores. Es un triunfo obrero haberle torcido el brazo a una empresa de las más precarizadoras del gremio de la alimentación, a pesar de que fabrica una marca líder de tapas de tartas y empanadas, La Salteña.

Desde el mes de noviembre que la empresa venía pagando los adelantos, los salarios y las vacaciones en partes. Los trabajadores hicieron dos semanas de huelga, entre noviembre y diciembre del año pasado, en reclamo del pago. Fue levantada por pedido de los delegados y del Sindicato de la Alimentación de Buenos Aires, que dirige Rodolfo Daer desde 1985. El STIA había firmado un acuerdo con la empresa por el cual los trabajadores volvían a trabajar sin haber cobrado aún sus salarios, algo que los trabajadores rechazaron. Con el correr de los días los trabajadores, bajo amenaza de despidos, terminaron aceptando que la empresa siga produciendo sin pagarles el salario completo ni las deudas.

El escenario con el que empezaron el año los trabajadores de Alijor era con la fábrica produciendo, pero con la empresa pagando en negro pequeñas sumas para que los trabajadores puedan “ir tirando”. Los días viernes los trabajadores, algunos con décadas de antigüedad en la empresa, debían hacer fila en las oficinas de Recursos Humanos para pedir algún pago extraordinario. La deuda, mientras tanto, seguía creciendo mes a mes.

Mientras los trabajadores estaban en esas condiciones, el STIA Capital se borró completamente de la fábrica. La empresa hizo y deshizo a su gusto. Hace pocos días, el sindicato montó una megafiesta en su camping de José C Paz. A los trabajadores de Alijor no les dejaron en claro qué era lo que se festejaba.

A principios de marzo, los trabajadores se agotaron de esta situación humillante y dijeron basta. Iniciaron una huelga que duró diez días. Se movilizaron a las oficinas de la empresa y hasta a la mansión de los dueños, la familia Beiderman. El cuadro de movilización y huelga obligó a la empresa a asumir un compromiso de pago para ayer martes, con la condición de que se vuelva a trabajar, otra vez sin cobrar. Los trabajadores se mantuvieron firmes y dejaron en claro que no se iba a amasar un solo bollo de masa antes que la empresa pague las deudas.

Ayer a la tarde y ante el incumplimiento de parte de la patronal del compromiso de pago, los trabajadores mostraron haber aprendido muy bien la lección. Salieron de la planta -ubicada en el Parque Industrial de Garín- a hacer un piquete en la colectora de Panamericana, mano a capital. A última hora de la noche, finalmente la empresa pagó las deudas.

Un pequeño triunfo de los trabajadores, que muestra que la lucha de los trabajadores es el único límite a la avanzada de la patronal y del Gobierno.

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