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La patronal de Alijor no pagó los salarios del mes de noviembre que debía liquidar el jueves pasado. Los trabajadores respondieron inmediatamente con un paro total de actividades. La de Alijor es una práctica habitual: el año pasado, casi en la misma fecha, la empresa había amenazado con cerrar y dejó de pagar los salarios, enfrentando una huelga de siete días.
Ante el paro de los trabajadores, se convocó al STIA -sindicato de la Alimentación- y la patronal a una reunión ante la Secretaria de Trabajo. En esa audiencia, los delegados y el STIA acordaron con la empresa que los trabajadores volverían a trabajar la misma noche del lunes, con el compromiso de la empresa de pagar el 60 % de la quincena al otro día. Pero el acuerdo del STIA de Rodolfo Daer fue rechazado por los trabajadores, que se negaron a levantar la huelga antes que la empresa pague su deuda.
Los dirigentes del sindicato no se opusieron a la continuidad de la huelga, pero advirtieron que los trabajadores debían asumir las consecuencias de su decisión. En medio de las negociaciones, el sindicato comunicó que la empresa dijo que "sobraban" 45 trabajadores, prácticamente un turno. Pero la voluntad de lucha de los trabajadores pudo más que las amenazas del dueño y el paro sigue su curso.
Hace algunas semanas, por pedido del STIA, la Secretaria de Trabajo había enviado un Inspector del Trabajo a auditar la situación de la empresa, por una cantidad de incumplimientos legales (no entrega de ropa, no se cumplen las normas de seguridad e higiene, etc.). El dueño de Alijor se presentó en medio de la auditoría y expulsó de la fábrica tanto a los miembros de la Secretaría de Trabajo como a los del STIA.
Durante la mañana de ayer, a la espera de cobrar, los trabajadores se encontraron con que la empresa había pagado el salario a los administrativos, a los trabajadores bajo licencia de enfermedad y a los encargados. Los que no cobraron son los que llevan adelante el paro, una provocación lisa y llana.
Los trabajadores de Alijor ya saben cómo lidiar con la irresponsabilidad de la patronal. En el conflicto de 2023, derrotaron las maniobras después de una semana de paro. Las asambleas empiezan a discutir profundizar el conflicto, sacándolo puertas afuera y convirtiéndolo en un episodio de lucha de la clase obrera. Los despidos en Praxair, el cierre de Avon, el conflicto en puerta en Georgalos (ex Stani) son el escenario propicio para un reagrupamiento de los trabajadores, basado en la independencia política y la democracia sindical.