La Salteña-Alijor: la situación de los trabajadores se agrava

Escribe Pablo Busch

La burocracia de Daer clausura la lucha.

Tiempo de lectura: 2 minutos

La crisis que atraviesan los trabajadores de la fábrica La Salteña-Alijor está lejos de resolverse. La empresa ha dejado de pagar los salarios, adeuda el 70% del aguinaldo y amenaza con cerrar o despedir a un turno entero. Los trabajadores, luego de llevar adelante dos semanas completas de paro, volvieron a sus tareas bajo la presión del STIA Buenos Aires, que dirige Rodolfo Daer. Los compromisos de pago asumidos por la empresa se incumplen una y otra vez.

La práctica de la patronal de Alijor es reiterada: años anteriores anunció el cierre de la planta varias veces para desarmar cualquier reclamo por atrasos en el pago de los salarios. A fines de 2023, por ejemplo, los trabajadores hicieron dos semanas de huelga hasta lograr el pago de salarios y aguinaldo.

Pero esta vez la crisis de la empresa no parece encontrar una solución. La patronal de Jacobo Biderman mantiene con sus trabajadores una deuda equivalente a dos meses de salarios y el 70% del aguinaldo. Los trabajadores que tenían vacaciones asignadas tuvieron que postergarlas por la falta de pago de la empresa o tomárselas sin goce de sueldo. La reposición de la ropa de trabajo, incluído el calzado de seguridad, fue discontinuada por la patronal. El servicio del comedor ha sido reducido a un servicio desastroso.

Sin embargo, Alijor no se acogió a ningún “procedimiento preventivo de crisis”, dado que no podría justificarlo de ninguna manera. Los números fiscales y de deuda de la patronal se encuentran ´saludables´, con la calificación más alta. Entre los trabajadores se dice que el dueño está llevando adelante una quiebra autoinfringida, para cerrar la fabrica o reducir el personal a la mitad, recurriendo al artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que le permitiría pagar las indemnizaciones al 50%.

El STIA Buenos Aires, con Rodolfo Daer a la cabeza, ha salido a instalar que el dueño tendría inhabilitadas las cuentas, y que solo puede pagar con “los puchos” que va vendiendo día a día. Con este ángulo, no verificado en los hechos, han presionado para que los trabajadores levantaran la huelga ante la falta de cobro.

El STIA llegó a planta con un acta firmada con la patronal en la que comprometia a los trabajadores a volver al trabajo sin ver un peso de los salarios adeudados, lo que inicialmente fue rechazado por las asambleas. Luego de otra semana de huelga, finalmente el STIA logró hacerlo pasar. La clausura de la huelga por parte de la burocracia es la clave para el triunfo de los planes de la patronal: ata de manos a los trabajadores, a la espera de las maniobras de los Biderman.

La situación actual entonces es la siguiente: los trabajadores prestan servicio en condiciones deplorables, la patronal va pagando en ´cómodas cuotas´, mientras sigue acumulando deudas salariales, vacaciones y aguinaldo.

La crisis de Alijor es parte de una avanzada patronal que se aceleró con el fin de año, con el cierre de Avon, de Dass, de Danica, los despidos en Cargill, Bridgestone, Praxair, Volkswagen, Toyota, las suspensiones en la UOM y en la industria textil. La carga de la recesión creada por Milei-Caputo recae enteramente sobre las espaldas de los trabajadores.

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