Escribe Jorge Altamira
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Aunque la denuncia acerca del envío de armamento para la represión en Bolivia, por parte del gobierno de Macri, se encuentra en estado de investigación en los ministerios de Defensa y de Seguridad, la intervención de Macri y Bullrich en el golpe de Estado de noviembre de 2019, está fuera de toda duda. Fue una parte activa en esa conspiración junto a los gobiernos de Trump, el colombiano Duque, el paraguayo Benítez y especialmente Bolsonaro. El ex canciller brasileño Araujo tuvo varias reuniones preparatorias con golpistas de Santa Cruz de la Sierra, comandados por el fascista cruceño Fernando Camacho, que nuestra corriente denunció en tiempo real. En nuestra prensa digital denunciamos en gran titular: Abajo el golpe de Trump, Bolsonaro y Macri. Macri reconoció al gobierno golpista en menos de lo que canta un gallo. El mismo Trump ensayaría luego el método golpista en su propio país.
Queda en evidencia, entonces, que ninguna investigación puede limitarse a la conexión de ese envío con la Fuerza Aérea Boliviana. El juicio al macrismo debe extenderse a la arena política y a la arena internacional. Lo que ocurrió en noviembre de 2019, cuando las rebeliones populares en Chile y Ecuador iniciaban un nuevo período político en América Latina, fue una suerte de Plan Cóndor de la democracia, con cabeza en Washington DC.
Jorge Altamira, dirigente de la Tendencia del Partido Obrero (Política Obrera) 15 4423-7873