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En medio de la lucha que desenvuelven los trabajadores de Garbarino, está el reclamo de Soledad, trabajadora de la empresa de electrodomésticos. Su carta refleja la situación de miles de trabajadoras que nos encontramos peleando en todos los frentes de nuestras vidas como el acceso al trabajo, por el salario, la salud y como en este caso, el derecho a la maternidad plena. Desde nuestra agrupación Combativos Mercantiles y Telemarketer en Lucha exigimos que se satisfagan todos los reclamos de los trabajadores, de inmediato, y que se restituyan los aportes a la obra social. Hacemos responsables a la patronal, al sindicato y al gobierno nacional por la integridad física y emocional de Soledad y su bebé. Convocamos a organizar comisiones de mujeres en los lugares de trabajo para pelear por nuestros reclamos. También llamamos a la más amplia deliberación entre los trabajadores del gremio de Comercio para discutir un plan de lucha y elegir delegados con mandatos revocables.
A continuación, difundimos la carta de Soledad.
“Mi nombre es Soledad Barzola, tengo 41 años, curso un embarazo de riesgo y trabajo en Garbarino. Soy una más de los tantos damnificados por el atroz desmanejo de esta empresa.
Hoy, cuento 15 semanas de gestación y el día 1° de julio fue mi última visita a la obstetra. Al día siguiente me levanté con síntomas extraños y me dirigí a la guardia de la Clínica San Juan de Dios, en Ramos Mejía. Ahí comenzó mi calvario. Me negaron la atención por tener la obra social impaga por la patronal desde junio de 2.020. Hablé con mis jefes y con el responsable de RR LL, pero no me dieron respuesta. Peregrinando por los vericuetos burocráticos de la obra social me dijeron que podía pasarme a un plan básico con un certificado emitido por mi empleador que, después de pasearme por su enorme desidia y la de sus secuaces, me la terminó dando y ahora es la obra social la que me demora el alta de la prestación. Ambas empresas me dejaron a mi suerte.
El día 8 de julio, fui a la guardia del Hospital de Morón, con los mismos síntomas, pero no me atendieron. No tengo dinero para movilizarme, mi familia me ayuda con lo que puede desde que vengo pasando por esta situación de vulnerabilidad extrema y la patronal me dejó a mi suerte. El día 9 llegué al Hospital Posadas a las 15:30 horas, con dolor y dureza en el bajo vientre. Salí de hacerme estudios a las 22hs. Y una hora más tarde, llegué a mi casa con pérdidas.
Hoy sigo de acá para allá, sin cobertura, sin plata, con toda la incertidumbre, en medio de una pandemia y poniendo en riesgo mi embarazo. Espero un llamado de alguien que se comunique conmigo, aunque sea que me expliquen por qué tengo que pasar por esto. Pero no se inmutan por la vida de mi bebé. Ni siquiera cuento con la asignación familiar por prenatal, porque cuando cumplí las 12 semanas correspondientes me quedé sin cobertura. Estoy totalmente desamparada después de haberle dado a esta empresa mis últimos cinco años.
Sigo preguntándome ¿qué será del Sr. Rosales?, ¿qué sentirá al decidir sobre la vida de mi hijo?, ¿sentirá algo? ¿Qué clase de persona deja a la deriva así a otra, será humano? Pero no es por mi derecho que pido o ruego, sino por el de mi hijo”.