Lo que dejaron las primarias en Chile

Escribe El Be

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El pasado domingo se llevaron a cabo las elecciones primarias en las coaliciones que han elegido esa vía para seleccionar los candidatos que competirán en las elecciones presidenciales de noviembre. La nota distintiva de los comicios fue la derrota de los favoritos de los dos bloques que tuvieron su interna, Joaquín Lavin, en la derechista Chile Vamos, y Daniel Jadue, del Partido Comunista, en Apruebo Dignidad. Uno y otro habían sido dado ganadores en todas las encuestas previas. Según varios analistas, se trató de un “golpe final” a los partidos tradicionales, frente a figuras con menor trayectoria política y con un perfil mucho más “independiente”. Se trata de una versión superficial, y por lo tanto distorsionada, de lo ocurrido. La rebelión popular que sacude a Chile no se confina a una sucesión generacional.

La interna de Apruebo Dignidad, bloque de la llamada centroizquierda, se dirimió entre el Partido Comunista y el Frente Amplio. Gabriel Boric, candidato del FA, obtuvo más del 60% de los votos (poco más de un millón de votos). El derrotado Jadue, del PC, venía de arrasar en las elecciones municipales, cuando alcanzó el 64% de los votos en la Alcaldía de Recoleta, y se había perfilado desde entonces como el presidenciable favorito. Los televidentes se habían acostumbrado a la confrontación entre el derechista Lavin y el comunista Jadue, como alternativas presidenciales excluyentes. No será así – ni de un lado ni del otro.

Para la prensa, Boric representa un candidato más confiable para los mercados, y sus posiciones son moderadas y dialoguistas. No es esta, sin embargo, la razón de su victoria -sería como decir que ganó por defender la jubilación privada, algo que en Chile es una condena por anticipado. Boric lideró las movilizaciones contra la educación privada y la arancelización de la enseñanza. Su corriente, luego, lideró, incluso a costa de una ruptura en el FA, el pacto nacional que concluyó con la convocatoria de una Constituyente mutilada. La victoria del Apruebo en el plebiscito acerca de convocar a una Constituyente, oportunidad en que parte de los condicionamientos de la derecha fueron derrotados, lo convirtieron en uno de los artífices de una nueva Constitución, y en un protagonista de la transición política. Jadue se ha inscripto en la misma política.

Aunque la primaria de Apruebo Dignidad recogió la mayor participación popular en eventos de este tipo, estuvo lejos de atraer el protagonismo de los sectores más pobres y explotados de Chile. El abstencionismo volvió a ser elevado, con una participación del 21% del padrón electoral. Fue una primaria conservadora, no renovadora, ni consustanciada con la rebelión popular. Es una herramienta para ‘restaurar el orden’, no para ponerle fin. La coexistencia de elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales, bajo la Constitución actual, opera contra la soberanía de la Constituyente – el poder se discute en esas elecciones, no en aquella. Esta es la gran operación asociada al nombre de Boric. El conflicto entre estas elecciones sustitutivas de la Constituyente, y la propia Constituyente, entraña el pasaje a otra etapa de la crisis.

En la interna de la derecha, Chile Vamos, se impuso la candidatura de Sebastián Sichel por sobre el conservador de la UDI, favorito de este bloque, Joaquín Lavín. Sichel se presentó como un candidato independiente, alejado de los partidos tradicionales, con un discurso de centroderecha mucho más moderado que el resto de los candidatos de su bloque. Sichel alcanzó el 41% de los votos de su bloque, con 690.000 votos. A pesar de su victoria en la interna, quedó en el tercer lugar de votos obtenidos, ya que Daniel Jadue, incluso perdiendo su interna, lo superó por algunos miles de votos. Aunque Sichel ha sido ministro de Piñera en calidad de independiente, su victoria responde a un reordenamiento de la derecha, que se encuentra en estado de desbande. Chile Vamos se ha extinguido a pesar de su nombre. El cambio de escenario, de Lavin vs Jaude, al de Boric vs Sichel no implica todavía la consolidación de una salida a la crisis política. Chile no ha salido de la pandemia, ni de la crisis económica, ni del crecimiento enorme de la pobreza, ni de los golpes que ha sufrido su sistema financiero.

La tranquilidad de los mercados por la victoria de Boric, aún es precaria. El periódico La Tercera tituló que “El triunfo de Boric tranquiliza al mercado... por ahora”. Es que las primarias en Chile no son obligatorias, ni para electores ni para candidatos. Partidos que no han participado de las internas pueden presentar candidatos para las generales, para las que faltan aún cuatro meses. Algunos analistas señalan que la victoria de los candidatos moderados en ambas internas, dejan el camino despejado para que las fuerzas con posiciones más radicales irrumpan en el escenario electoral de noviembre.

Se destaca, por el lado de la izquierda, la Lista del Pueblo, que obtuvo 27 constituyentes para las elecciones de la convención. Esta fuerza, se encuentra coqueteando con la candidatura del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Por el otro lado, el pinochetista José Antonio Kast amenaza con postularse para disputar al electorado de derecha.

La administración del candidato electo en noviembre tendrá a su cargo la implementación de las normas de la nueva constitución, cuya elaboración va llevar mucho más tiempo del que media hasta noviembre próximo. Boric hizo campaña con un discurso social, referenciado en el feminismo, la justicia social y el medio ambiente. Sin embargo, fue denunciado durante todo el debate de precandidatos presidenciales por haber sido parte del “Acuerdo por la paz” con el gobierno de Piñera, mientras éste se encontraba asesinando y torturando luchadores, y por haber firmado luego la ley anti barricadas. El candidato de la derecha, por su parte, fue atacado durante los debates como representante del candidato de Piñera, bajo la máscara de “independiente” y de su discurso anti-partidos. Detrás de su candidatura se alineará una gran parte de pinochetistas y de representantes de la derecha tradicional.

La derrota de Jadue fue holgada, pero no es total. El PC ha quedado como segunda fuerza nacional, luego de una larga agonía, y podría integrarse a un posible gobierno de Boric. El Partido Comunista ha hecho, en soledad, la mejor elección de su historia. El discurso de Jaude, durante la campaña, se fue corriendo cada vez más hacia el centro, hasta parecerse como dos gotas de agua al de su rival Boric. Jaude, además, tuvo una deplorable actuación en los debates presidenciales.

El escenario político se irá configurando en los próximos cuatro meses, hasta las elecciones de noviembre, bajo la presión de los golpes de la gestión de la pandemia del gobierno de Piñera, el empantanamiento de la constituyente, la crisis económica que arroja un importante aumento de la desocupación, el agotamiento del recurso a los retiros de fondos de las AFP y las reservas de lucha del pueblo chileno.

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