La llegada de Zabaleta a Desarrollo Social

Escriben Eva Gutiérrez y Leonardo Perna

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Entre las novedades políticas que arrojan las PASO del Frente de Todos está la salida de Daniel Arroyo del Ministerio de Desarrollo Social. Es un correlato directo de la crisis que recorre el gabinete presidencial. El ex ministro llevó adelante una política social sin rumbo criticada por propios y ajenos. La creación de fuentes de trabajo no pasó del discurso. Su impulso a la tarjeta alimentaria fue criticado fuertemente por quedar debajo de la inflación.

Lo que si mantuvo a rajatabla fue no moverse de las exigencias presupuestarias del ministro Guzmán. El paquete de Economía para cumplir con el FMI y el pago de la deuda obligó a Arroyo al desembolso de los diferentes compromisos en tandas mensuales. Incumpliendo así con lo acordado con las organizaciones. Esto lo llevo a un choque aún mayor con el ahora funcionario Pérsico, el Evita y un sector de Barrios de Pie que habían pactado esos pagos, la llamada segunda línea del ministerio. Algo similar pasó con la entrega de alimentos a comedores durante los meses de diciembre, enero y marzo, recortadas para no excederse con el presupuesto acordado en el Congreso – la ´emergencia alimentaria´ que votaron los Macri, los FF y Del Caño-Del Plá, no sumaron un solo paquete de arroz a los comedores populares.

Acorralado por movilizaciones y acampes, los acuerdos de ´paz social´ que los funcionarios construyeron con todo un arco de organizaciones volaron por los aires repetidamente. El fuerte desgaste de la carestía y las incesantes jornadas de las organizaciones que no acordaron, entre las que se encuentra el Polo Obrero Tendencia, tuvieron un papel crucial. Bajo el argumento del ´loteo´ de funciones entre diferentes capillas políticas oficialistas, Arroyo se mostró reiteradamente incapaz de llevar una agenda propia, para terminar acusado, dentro del gobierno, por ceder demasiado; y por las organizaciones, de ceder poco a los reclamos.

El golpe de gracia a su política lo dio el acampe piquetero del 8 de julio, que arrancó un compromiso firmado a los funcionarios. Incluso fue recogido por los diferentes medios y portales, que a partir de ese momento Arroyo empezó a discutir su salida. “Los movimientos sociales exhiben su descontento todas las semanas con marchas a la sede del ministerio que encabeza Arroyo. Incluso, la semana pasada hicieron un acampe en la puerta del edificio, una postal poco vista durante un gobierno peronista” (LPO, 14/7).

Fue el mismo Arroyo el que planteó ser candidato para retirarse del ministerio, cumpliendo la norma albertista para los funcionarios a motu propio. Finalmente quedó décimo en la lista de candidatos, lejos del cuarto puesto que discutió inicialmente.

Zabaleta, de Hurlingham a Desarrollo Social

El intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, será el próximo ministro de Desarrollo Social. El 22 de julio pasado enfrentó una movilización del Polo Obrero (T) en su distrito tras cortar la asistencia a comedores en donde encerró a la delegación de referentes dentro del edificio municipal.

Es denunciado por emplear sin contratación los compañeros que cobran un plan social en el Hospital Posadas, en el oftalmológico, en escuelas y otras dependencias municipales. En ese sentido Zabaleta viene a continuar lo hecho por Arroyo, no moverse un ápice de lo exigido por Guzmán como ya lo viene haciendo en su municipio.

Se trata del intendente más cercano a Alberto Fernández, enfrentado con La Cámpora en su distrito, con la cual selló un acuerdo recién hace pocos días atrás. Cuando las internas dentro del Frente de Todos asoman, el jefe distrital se convierte en una de las principales espadas del Presidente, incluso cuando Fernández no quiere dar pelea.

Esta fidelidad hizo que su nombre sonara varias veces durante estos meses en los que hubo distintos movimientos en el gabinete, pero recién ahora tendrá un cargo en el gobierno de su amigo Alberto. “En este gobierno hay vetos”, relata un viejo dirigente sobre el camino de Zabaleta para llegar al cargo. Eso tiene que ver con la aprobación del kirchnerismo.

En el cierre de listas, peleó contra La Cámpora por la boleta de concejales. Con el ofrecimiento del ministerio de Desarrollo Social ya hecho, se resistió a entregar lugares al kirchnerismo y así dejar el distrito en sus manos. El intendente pujó con el número dos del PAMI, Martín Rodríguez, y presentó una nómina con su nombre a la cabeza.

El pasado sábado a la medianoche, hubo frenéticas negociaciones para evitar internas en el distrito. El acuerdo logrado fue que el primer concejal responde al intendente y el segundo al cristinismo. Claro, ocurre que finalmente la asunción de Zabaleta en el gabinete nacional hará que al frente del municipio asuma el actual presidente del Concejo Deliberante, Damián Selci hombre del kirchnerismo.

Toda esta puja y crisis entre intendentes, el kirchnerismo y el gabinete de gobierno ahora se traslada con fuerza al Ministerio de Desarrollo. Está en cartera un cambio de política para las organizaciones sociales, al compás de los tiempos que exige el acuerdo con el FMI y el pago de la deuda. El movimiento piquetero debe estar alerta y movilizado por cada punto y conquista obtenida, ya que el gobierno intentara usar esta crisis y la misma elección como cortina de humo para arrebatarlas.

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