Coordinar las luchas obreras para arrancar las reivindicaciones y derrotar las cesantías

Escribe Equipo redacción POR (Chile)

Tiempo de lectura: 3 minutos

La gestión capitalista de la pandemia golpea fuertemente a los trabajadores. En el plano de la salud, ha producido más de 35 mil muertes por Covid en el país.

Con un rápido desconfinamiento, justificado por la vacunación masiva, el gobierno empuja el retorno a la normalidad capitalista, como el retorno a clases presenciales totales

Acerca del cuadro de crisis política, los partidos del régimen quisieran sellarla con las elecciones generales, y no en la Convención Constitucional.

Ahora bien, la Convención está atrapada en cuestiones formales y estatutarias. La elección de Jorge Arancibia, un ex edecán de Pinochet como miembro de la Comisión de DD.HH, sobresale como una fuerte provocación de la derecha, y una evidencia del impasse constitucional. Por eso la Convención no está despertando el interés en las masas, que sin embargo esperan la consagración de derechos largamente deseados, en educación, salud y la cuestión previsional. El aumento sideral del precio internacional del cobre se manifiesta parcialmente en cierto rebote de la economía pero no en la demanda de trabajo.

Electoralmente, la derrota del PC ante el Frente Amplio, aun cuando sus programas eran similares, es tomada aisladamente. El PC sacó más votos, en la interna con el FA, que la derecha en todas sus variantes. Sin embargo, hay malestar en su militancia de bases por su alianza con el FA, uno de los partidos de la ex concertación. La predominancia de una “línea única” al interior del PC se rompe, y amenaza un quiebre con Apruebo Dignidad.

La contrapartida de todo esto es el reguero de huelgas y luchas obreras. Además del desempleo, la quiebra de pequeños comerciantes y la fenomenal crisis de vivienda, la lucha contra el subcontrato y por el no pago de bonos y haberes, se encuentran a la orden del día. Es el caso de los subcontratados de Eulen, en Metro, a quienes se les han negado bonos y, mediante anexos, son obligados a renunciar para no pagarles los finiquitos. O el caso de los trabajadores de la imprenta Ártica, que reclaman bonos y reducción de la jornada laboral, días de festejo, entre otros puntos. La lucha también se da en los municipios gobernados por la corrupción, malversación de fondos y robo de dineros municipales en desmedro de los trabajadores, como en Maipú.

El gobierno y el parlamento reconocen solo a los armadores para el bono Pyme, pero no a a los pescadores artesanales, quienes además en muchas caletas y puertos reclaman acabar con el impuesto específico a los combustibles, insoportablemente caros, por el fin de la pesca de arrastre, que barre con los recursos naturales y destruye el lecho marino, y el bono Covid. Por su parte, los obreros de planta y subcontratados de Inchape en BMW, denuncian despidos de trabajadores sindicalizados y suspensiones –obligándolos a sobrevivir con sus propios ahorros de cesantía y fondos previsionales mediante retiro de las AFP. En Unimarc, golpea el cierre de locales y los trabajadores luchan por recuperar sus puestos de trabajo y la normalidad en sus turnos. Los subcontratados de Provider, que terceriza para Enel y Aguas Andinas, exigen aumento de salario, la incorporación de los trabajadores de Enel al convenio colectivo, y el fin al subcontrato. En el norte irrumpen los mineros y la lucha en defensa del medio ambiente y contra las zonas de sacrificio se extiende.

Sin embargo, aun rodeados por gestos de solidaridad, los enérgicos conflictos están aislados y dispersos, y en muchos casos dirigidos por una burocracia que actúa como chaleco de fuerza contra el desarrollo de la lucha. Los partidos y las organizaciones de la izquierda tampoco orientan los conflictos.

Debemos superar estas limitaciones orientando las negociaciones colectivas y coordinando las huelgas y las medidas de fuerza. Por a un aumento general de salarios y jubilaciones; por expropiaciones a la gran industria, puertos, bancos, salud, educación y vivienda privadas y a las AFPs, sin indemnización, y bajo control obrero; por el fin al subcontrato y a la flexibilización y por el pase a planta de todos los trabajadores; por el no pago de la deuda pública al capital financiero, por inmediato aumento de salarios y jubilaciones, triplicación del IFE con cargo a los capitalistas, el fin al Código Laboral pinochetista –entre todas las otras urgentes medidas.

Para dotar las luchas obreras, formemos comités de lucha, intervengan o no los sindicatos. Para articular estas organizaciones pongamos en la perspectiva un Congreso de bases del movimiento obrero.

Por la liberación inmediata a los PP; desmilitaricemos los territorios, se repare a las víctimas de la represión, y se desmantele a las fuerzas represivas.

Fuera Piñera, Asamblea Constituyente libre y soberana.

Por un programa, un partido, y un gobierno obrero y socialista.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera