¿Qué pasa en la asamblea de residentes y concurrentes de CABA?

Escriben Florencia Suárez y Julián Asiner

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Durante el último mes, las asambleas de residentes y concurrentes de CABA se fueron levantando, semana a semana, por falta de quórum. Los activistas de los diferentes hospitales y centros de salud, que en el pasado reciente protagonizaron grandes peleas por el salario y las condiciones de trabajo (incluso llegando a doblegar al gobierno de Larreta y a la Legislatura donde cuenta con mayoría propia), deciden no concurrir a las convocatorias.

¿Qué es lo que ocurre? La retracción en la participación tiene raíces políticas. Lo ocurrido durante la última paritaria es un caso patente. En la última asamblea con quórum, los residentes del Ramos Mejía comentaron que habían realizado una asamblea presencial en su hospital. Tras un debate sobre la necesidad de emprender una acción de lucha para evitar que la paritaria profesional siguiera el derrotero de las cuotas del 40% firmadas por Sutecba, la asamblea se inclinó por organizar un paro. Cuando esta propuesta fue llevada a la asamblea de CABA, los militantes del “PO oficial” se anotaron en cadena para dejar cualquier definición “para más adelante”. ¿Qué pasó “más adelante”? La burocracia de Médicos Municipales aprovechó el impasse del movimiento para firmar el 40%. Y la asamblea de CABA no volvió a reunir jamás el quórum mínimo para funcionar.

Así, el movimiento de residentes y concurrentes fue quedando al margen de los procesos de luchas que recorren a la salud. No acompañó la lucha sostenida que se está librando, por el mismo reclamo salarial, en el Hospital Garrahan. Tampoco se asomó en la jornada de lucha del 12 de agosto, convocada por un conjunto de federaciones y asociaciones gremiales. El oficialismo del PO, que solía asumir las funciones de coordinación de la asamblea de residentes y concurrentes, se convirtió en un elemento des-coordinador. Antes, ya había boicoteado la posibilidad de organizar asambleas abiertas a los diversos sectores en lucha, escudándose en las diferencias de formas de contratación (profesionales de planta, residentes y concurrentes, enfermería, trabajadores a término, administrativos, etc., etc.), que el Estado-patronal utiliza para fragmentar y disciplinar al movimiento, pero que los trabajadores nunca podemos asumir como barreras a la hora de organizarnos.

La política corporativa, que pregonaba una construcción sectorial mientras las burocracias, tanto públicas como privadas, liquidaban a la baja las paritarias que afectan a todos los trabajadores de la salud por igual, es la responsable de este proceso de desmoralización y retroceso organizativo. El hermano del corporativismo es el parlamentarismo de aparato, a través del cual los partidos del FITU buscan derivar los diferentes reclamos del movimiento de la salud a la Legislatura, bajo la forma de proyectos que nunca verán la luz. Para colmo, como esos partidos y sus legisladores se encuentran enfrentados entre sí, usualmente cada partido presenta sus propios proyectos y se niega a colaborar con los de los demás. Estos proyectos no son elaborados por las asambleas de trabajadores, sino que buscan imponerse sobre ellas como su agenda a seguir. El remate de todo este derrotero es un electoralismo mediático, que declara como propósito convertir a esta izquierda impotente en la “tercera fuerza” del sistema político, algo que, lógicamente, tampoco va a conseguir.

Este freno al movimiento de residentes y concurrentes es, sin embargo, pasajero. Lo anticipa lo que está ocurriendo en Mendoza, donde los residentes organizados en asamblea son la punta de lanza de un paro total de 48 horas por aumento para todos los trabajadores de la salud. Es esta misma tendencia la que recorre al Garrahan y que se expresó en los cortes del Moyano o en la crisis que exhibió la burocracia de Sanidad a la hora de maniobrar frente a las asambleas en los privados. La coordinación con estos sectores es fundamental, para darle a los reclamos comunes la fuerza de único movimiento de la salud en lucha, que logre torcerle el brazo a gobiernos, burócratas y patronales. Para ello, las asambleas deben funcionar como un espacio abierto, donde todos los activistas puedan expresarse y elaborar un plan de acción en conjunto.

El cierre de paritarias públicas y privadas está muy lejos de clausurar la cuestión salarial en la salud. Los reclamos recién están comenzando. Las pequeñas cuotas acordadas entre funcionarios y burócratas se disuelven en el mar de la carestía, con una inflación que avanza firme al 55/60% anual. La primera línea argentina no llega ni a la mitad del costo de una canasta familiar. Los trabajadores de la salud, abandonados por los gobiernos, traicionados por las burocracias sindicales, sometidos a salarios a la baja, precarización, sobreexigencia y pluriempleo, precisamos debatir y revertir esta situación, para lo que necesitamos una estrategia política propia. Es al servicio de este objetivo que Tribuna de Salud (Tendencia) invita a participar este jueves 19 de agosto de una asamblea abierta de trabajadores de la salud, que contará con la presencia de nuestro compañero Marcelo Ramal, candidato a primer diputado por Política Obrera en CABA. Para nuestra agrupación, la lucha electoral es parte de la pelea por poner en pie una política obrera y socialista.

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