De lo que se habla y de lo que no se habla en las elecciones de Sociología

Escriben Patricia Lambruschini y Julián Asiner

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En el marco de un vaciamiento político notable, sin debates ni polémicas públicas, desde el día de ayer y hasta el próximo viernes se desarrollarán las elecciones del claustro de graduados de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En el caso de las juntas de carrera, también está habilitada a votar, con independencia de su disciplina de base, la masa de docentes mal llamada ´auxiliar´ (jefes de trabajos prácticos y ayudantes de primera). Paridas tras un pacto por el padrón entre la gestión de la facultad y el rectorado, las elecciones se diseñaron con un calendario amañado que convocó de forma súbita a profesores y graduados, de un lado, y dejó para un futuro lejano indeterminado la participación del movimiento estudiantil. Una maniobra concebida para atravesar la crisis de Sociales sin el involucramiento del conjunto de la facultad, que es la que sufre el derrumbe de las condiciones de trabajo y de estudio. Las distintas camarillas buscarán movilizar a sus aparatos para asegurarse un lugar bajo el sol del próximo rectorado, a elegirse en la Asamblea Universitaria que está prevista para marzo de 2022.

Como regla general, las listas de cientistas sociales que se disputan el voto no hacen referencia a la situación excepcional que atraviesa el país y la facultad a raíz de la pandemia –y de la catástrofe social y humanitaria que ha acarreado su gestión capitalista. Incluso, desde las sombras, buscan valerse de esa pandemia para asegurar la ocupación futura de cargos y secretarías (los únicos puestos bien remunerados en la universidad pública). En Sociología, la carrera que se presume ´crítica´ e ´insumisa´, la campaña electoral transcurrió de forma rutinaria, sin una reflexión al respecto. Lo que no se habla en las elecciones de Sociales igual se traduce en hechos todos los días.

La batalla intestina que hizo estallar el armado de la actual gestión de Mera con el rectorado, nunca se tradujo en debates públicos. La ´camporizada´ gestión de Mera, que ahora transmuta en las candidaturas de Arias y De Charras, se mantuvo callada cuando los docentes del Nacional Buenos Aires decidieron ir a la huelga contra la disposición del rector Barbieri de imponer una presencialidad imposible en pandemia. Tampoco elevó la voz para denunciar los descuentos salariales con los cuales se buscó disciplinar la resistencia de la docencia preuniversitaria. Ni siquiera opinó cuando ese rectorado se coaligó con Rodríguez Larreta para cerrar centenares de cargos de concurrencias en los hospitales públicos de la Ciudad, avanzando en la privatización de la capacitación profesional en plena crisis sanitaria. Ni hablemos de movilizar a la facultad para conseguir el salario para sus más de 800 docentes ad honorem, o al menos asegurarles ART, cobertura de salud o mantenimiento para sus dispositivos.

Lo mismo puede decirse de la lista ´Sociología en Plural´, que busca reelegirse al frente de la carrera, y que fue el último sector del kirchnerismo en abandonar el barco del rectorado. El hermetismo político que la caracteriza preanuncia su voluntad de retomar esos vínculos ni bien la humareda electoral quede despejada. De tan pluralista, esta ´sociología´ incluyó entre sus apoyos a Daniel Filmus, el ex funcionario que articuló el pacto con el rectorado que ungió a Mera como decana y apadrinó a una agrupación, la UES, que coorganizó con las huestes de Yacobitti el golpe contra la FUBA en 2018 y hoy integra la conducción de la federación que encabeza Franja Morada. Un sector del bloque de Arias-De Charras, conducido por Martín Ogando, se presenta en Sociología separado de este armado, bajo el formato de una ´boleta corta´ que, bajo otra vía, conduce a reforzar este mismo rumbo político.

El ´cepo´ a toda elaboración crítica por parte de la facultad y la carrera fue acompañado por una integración profusa de colegas como funcionarios en los ministerios y secretarías del gobierno de Todos. La superpoblación ‘efesoquense´ en las oficinas ministeriales convive con una degradación extraordinaria de las condiciones de vida y niveles de pobreza que alcanzan al 60% de la población. Tampoco existe un balance sobre este ´asalto al Estado´ ni sobre la crisis social que en Argentina se profundizó con el ajuste contra los trabajadores activos y pasivos perpetrado durante estos dos años. Esta suerte de “sociología de Estado” que pusieron en pie los funcionarios de la facultad se desliga de los problemas que azotan a las masas y carece de una crítica a las consecuencias sociales de su propio accionar político.

No podía ser de otra manera, cuando la sociología se hace desde el Estado (capitalista). Quienes integran ‘Sociología en Plural’ criticaban el ‘negacionismo’ frente al Covid, atribuido a la derecha, mientras impulsaban medidas de apertura parciales y graduales que ponían en jaque a la cuarentena. Esta política de deshilachar el confinamiento para que la fuerza de trabajo retorne a valorizar el capital fue justificada como una forma de "disminuir el impacto económico" (Feierstein en La Nación, 24/5). Este aval de la sociología al capital, para el cual no había ‘condiciones económicas’ para sostener las medidas de protección de la vida y la salud de los trabajadores, se desentiende del hecho de que esas condiciones son producidas y reproducidas por una política de rescate capitalista, que provocó la caída vertical de salarios y jubilaciones, la desaparición del IFE y el acomodamiento de todas las variables a la búsqueda del acuerdo con el FMI.

Esta sociología oficial tiene sus seguidores en el campo de la izquierda. Recordemos que ni bien se inició la cuarentena, las fuerzas que integran el FITU calificaron a la virtualización educativa como un acto forzoso y a las medidas de cuarentena como un golpe a las libertades individuales, para terminar convocando al mero control de las medidas de cuidados con la finalidad de que se retorne a la presencialidad escolar y en los más diversos ámbitos. Este camino de adaptación tiene una expresión singular en las elecciones de Sociología, donde los partidos del FITU van detrás de los candidatos de Imaginación Sociológica, que gestionó durante años la carrera. Incorporada al rutinarismo electoral, el programa de esta lista se basa en la defensa del “claustro único docente” y la “democratización”, sin recordar que el sector de la gestión al que van acoplados jamás los puso en práctica y que, al revés, fue un triste protagonista de reformas curriculares ‘estilo Coneau’ y de concursos docentes vergonzosos que afectaron derechos laborales adquiridos. En el ámbito académico, esta izquierda fue incorporando las ‘prácticas del campo’, incluyendo las maniobras con las gestiones de turno para primar en reyertas por materias, seminarios y hasta en la distribución de cargos para docentes ad honorem conquistados a través de la lucha.

La lista 14, "Sociología por el socialismo", es la única alternativa independiente de las variantes que gestionaron la carrera y la facultad. Está integrada por el Partido Obrero (Tendencia) y graduados y docentes independientes, que enfrentamos el vaciamiento político oficial promoviendo debates y pronunciamientos, que dieron lugar a un reagrupamiento y a la elaboración de un programa. Abordamos el tortuoso proceso electoral como una oportunidad para introducir la necesaria reflexión sobre los problemas acuciantes del momento y hacemos un llamado a retomar la historia de lucha docente-estudiantil de la facultad, reforzando la organización y la acción directa por todas las reivindicaciones planteadas en unidad con el conjunto de la clase obrera.

Encabezada por la candidatura de Néstor Correa, nuestra lista opone a la Sociología al servicio del Estado y el capital, una convocatoria a poner en pie una “Sociología por el socialismo”, que contribuya al nuevo rumbo histórico que se vislumbra en las luchas y rebeliones populares que están teniendo lugar en el mundo entero.

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