Escribe Aylin Gómez
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La bajante critica del rio Paraná está afectando a la producción de frutillas y a la comunidad santafesina debido al daño irreversible generado por la deforestación y el uso intensivo del suelo por parte del agro, que está convirtiendo los humedales en planicies aptas para sus negocios con la agricultura y la ganadería teniendo como consecuencia el caudal más bajo en medio siglo y el aumento de la temperatura.
Esta bajante que empezó en 2019 suma una situación de sequía en el amplio paisaje regional, ya que el pantanal brasileño atraviesa una sequía más severa que el nordeste del país. El Servicio Meteorológico Brasileño emitió una alerta por la peor racha de lluvias en 91 años que afecta directamente al Paraná, más las quemas de los humedales que impiden que se recuperen. Los responsables de esto son los que festejan las “cosechas récord" de soja, maíz o alguna otra oleaginosa y las agroganaderías arrasadoras
Actualmente en la provincia a las poblaciones se les dificulta el acceso al agua dulce-potable ya que los niveles de salinidad de agua que comúnmente eran de 0,50 se dispararon a 4 puntos 9 veces más de lo normal. Muchas personas presentaron problemas de salud al consumir el agua lo más frecuente problemas en los riñones por este motivo y por el distinguido sabor salado acudieron a la compra de bidones.
El alto nivel de sal presente en el agua pone en peligro la producción de frutilla secando las raíces de las plantas y poniendo sus hojas marrones por lo que se estima una pérdida del 40% perjudicando la economía de las ciudades en Santa Fe, especialmente en Coronda que es el epicentro de la misma. Se ve venir un aumento del costo de la fruta.
En plena pandemia continúa el precarizado trabajo golondrina donde la mayoría de los trabajadores no tienen recibos de sueldo ni equipos de trabajo ni de transporte ni de protección contra el Covid-19. Acá se conjuga la precariedad, la inestabilidad laboral, la escasa retribución económica, extensas jornadas laborales que requieren un gran esfuerzo físico, riesgo a lesiones sin contar con una obra social, mala nutrición también malestar emocional por estar lejos de sus familias y sus lazos sociales. Esta situación laboral que ninguno de los gobiernos pasados y presentes hizo/hace algo al respecto por estos obreros que tienen que padecer degradación física, mental y emocional sin remuneración para que los agros se llenen los bolsillos.
El agua es prioridad para la existencia de las comunidades y el medioambiente, los gobiernos que permiten estos atentados ambientales abismales a sus amigos agros perjudican nuestras vidas, el río nunca va a volver a ser lo que era. Basta de quemas, deforestación, explotación de la vida humana y del ambiente por una salida obrera que luche por nuestra supervivencia.