Escriben Guido Fuentes – Of. Caballito – Candidato a Legislador y Flavio Pereyra – Of. Republica – Candidato a Diputado
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Luego de dos años de Fernández-Fernández nos encontramos con una mayor degradación de las condiciones de vida, y más de la mitad de la población sumergida en la pobreza. El ajuste fiscal, a pesar de los gastos por la pandemia, es record. La expectativa de que con el fin del macrismo se terminaban las penurias y recuperábamos el salario está agotada.
Mientras la enorme riqueza social generada por los que trabajamos, es acaparada por los bancos, fondos de inversión, industrias y monopolios. Quienes vivimos del trabajo o jubilación (un salario diferido) nos sumergimos cada vez más bajo la canasta de pobreza, incluso teniendo empleo. La economía es orientada a satisfacer al FMI, los bancos, los acreedores de la deuda, pero no a las necesidades populares. ¿Recuperación?
Con todos los niveles estatales en bancarrota, el FMI exige para refinanciar la deuda (y que se siga pagando), más ajuste: quitar subsidios a las tarifas, reforma laboral orientada al monotributo y la precariedad, y una reforma previsional que consolide las jubilaciones de indigencia. Esta será la agenda del Congreso electo, al que el FMI ya exige la aprobación del nuevo acuerdo, porque necesitan reunir la autoridad política para aplicar la agenda del ajuste.
Para esto piden el voto, los partidos y referentes de un lado y otro de la grieta, libertarios incluidos: todos unidos votaran en el Congreso este nuevo ataque a nuestras condiciones de vida, y para la tribuna quedaran las descalificaciones de la campaña. ¿y por otro lado?
Un régimen social que nos hunde cada vez más en la miseria no da lugar para reformas progresivas o expectativas de mejores proyectos de ley. La agenda del salario mínimo equivalente a la canasta familiar, el fin de la precariedad laboral, planes de vivienda contra el hacinamiento son nuestras aspiraciones vitales, pero incompatibles con esta agenda.
No hay bancada parlamentaria que pueda quebrar esta orientación social, por más diputados que tenga. De lo que se trata, es de cambiar el fiel de la balanza política mediante la movilización popular. Es lo que sucede en Chile, Colombia, y fermenta en toda América Latina.
Este es nuestro punto de partida. Organizar y desarrollar una vasta movilización popular que derribe el acuerdo con el fondo y el ajuste. Es así como los trabajadores impusieron históricamente sus derechos, la lucha de las mujeres por el aborto legal y contra la violencia es el ejemplo reciente. Este rol que jugamos en la campaña es el que tendríamos de ser electos: utilizamos nuestro lugar como caja de resonancia.
Al saqueo, le oponemos una orientación estratégica para el desarrollo nacional que solo es posible rompiendo con el FMI, y con la reapropiación de la riqueza nacional que fugan como “ganancia”, y que luego prestada al Estado, es retribuida a tasas usurarias.
Mientras el arco sindical acompaña el ajuste, firmando paritarias y actas a la baja, incluso cuando las compañías aumentan sus ganancias, los compañeros de la Naranja Mayoría que somos candidatos, al igual que en el gremio, seremos un factor de reagrupamiento.
No hay voto más útil que al repudio al acuerdo con el fondo, y a favor de la organización y movilización. Superar las PASO nos permitirá seguir desarrollando este planteo en la campaña. Con este objetivo llamamos a votar las listas de Política Obrera que encabezan Marcelo Ramal en CABA y Jorge Altamira en provincia de Bs As, e integradas por luchadores obreros que son un factor y un canal de organización para luchar contra los recortes de salarios, salud, jubilación, y educación.