¿Es Milei el candidato a enfrentar?

Escribe Damián Melcer

Tiempo de lectura: 7 minutos

En la plataforma electoral de Avanza Libertad se afirma que la decadencia Argentina "lleva 7 décadas de variantes del mismo modelo nacional y popular de economía cerrada al comercio; indisciplina fiscal e intervención generalizada del Estado", es decir que la decadencia se iniciaría con el primer gobierno de Perón que se caracterizó por promover desde el Estado la más amplia organización de los sindicatos y una frondosa legislación social, como una forma de contención y cooptación del movimiento obrero, preexistente al general. La propuesta política se destaca por trazar una perspectiva de ataque a los sindicatos, definidos como fuerzas "extorsivas" y "anticuadas" que deberían sujetar los salarios a los "aumentos de productividad".

En toda la línea de la plataforma electoral se elabora un plan de acción política que, de suceder, implicaría un retroceso histórico en las conquistas de los trabajadores. Para Milei (el outsider de la política), el proyecto de país pasa por estimular a los sectores productivos "primarios, los industriales de exportación y los servicios capaces de generar o ahorrar divisas de una manera menos costosa", una nueva versión de los planes de Menem-Alsogaray-Cavallo.

Reforma laboral y flexibilización

Avanza Libertad, de Milei, promueve una reforma del régimen laboral con aumentos salariales atados a la productividad empresarial, convenios por empresas, anulación de las indemnizaciones por despido a las que considera uno de los principales obstáculos "para generar empleo en blanco". Según la plataforma la indemnización por despido debería ser reemplazada por un "seguro de desempleo", que deberá estar a cargo del trabajador mediante "aportes personales al fondo de desempleo". En caso de que ese fondo no se use o se use parcialmente debería funcionar, siempre según Milei, como "ahorros personales que estarían disponibles al momento del retiro, engrosando los ahorros previsionales para obtener una mayor jubilación; o aumentar el acervo hereditario del trabajador fallecido". Ahorrar para el desempleo, la jubilación o la muerte.

Argumentando que pretenden "eliminar los privilegios de la dirigencia sindical", proponen enfrentar "el problema político primario" que es "el comportamiento del movimiento sindical", porque resuelve "en las calles lo que se debería dirimir en el Congreso a través de los representantes del electorado".

A sabiendas que sus propuestas políticas generarán resistencias plantean, dentro del punto "reforma laboral" un ataque al movimiento sindical, proponiendo promulgar leyes para lograr la "eliminación" de las "huelgas generales" y de la "ocupación de los espacios públicos", todas acciones a las que denomina "extorsivas" y que deberían ser enfrentadas mediante un régimen de "tolerancia cero". El libertario (del capital) quiere un Estado de control (para el trabajo), promoviendo restricciones al derecho de huelga, multas y prisión para quienes impulsen y realicen acciones de lucha. La represión, "legalizada", que quiere impartir Milei está sujeta a los fines de instaurar una reforma laboral reaccionaria.

Avanza Libertad impulsa “declarar a la educación como servicio público esencial, eliminando o limitando severamente el derecho de huelga” a los fines de penar con prisión a “los dirigentes sindicales que provoquen huelgas ilegales”. Plantea eliminar el estatuto docente y quitar la cláusula sobre despidos, habilitando “el despido justificado o no”. Plantea también que los salarios estén sujetos a la eficiencia de cada docente y promueve un financiamiento a las escuelas privadas (subsidios) por alumno matriculado, profundizando la competencia y por lo tanto promoviendo el progresivo abandono del financiamiento de las escuelas de gestión estatal. Eso sí, como todos los gobiernos del régimen, mantendrá la descentralización financiera operada a partir de la dictadura genocida de 1976.

En lo referido a la universidad se plantea que la gratuidad debe ser “rápidamente reemplazada por un sistema de becas”, que deberían ser otorgadas “cuando el alumno reúna las condiciones de méritos académicos suficientes demostrados antes y durante su carrera universitaria”, la vieja concepción meritocratica que pretende justificar las diferencias sociales por razones individuales.

El "antisistema" promueve una flexibilización de los contratos laborales “para adaptarse a la velocidad de los cambios tecnológicos y maximizar la productividad”, pretende modificar “los plazos y modos de contratación” y reconocer “el carácter multifuncional, multiprofesional y polivalente de las tareas”. La juventud que votó a Milei por sus improperios al régimen político no tiene salida sí deposita su confianza en el aventurero del gran capital que sólo garantizará mayor precarización y maltrato laboral.

La retórica outsider

Milei, que se ha presentado como un "outsider" de los partidos políticos tradicionales, se postula como antisistema y enarbola, retóricamente, un ataque al régimen social vigente que capta la atención de quienes se han visto defraudados y descreídos de las experiencias vividas con los partidos tradicionales. A diferencia de otras aventuras antisistema, Milei se apoya en arengas sin tapujos contra la izquierda, a la que dice ver en todos los espacios políticos, denominando al Frente de Todos y a Horacio Rodríguez Larreta como zurdos o socialistas. Pero no desconoce las divergencias entre las fuerzas políticas en pugna, sucede que en un contexto de crisis del régimen social pretende desacreditar la perspectiva socialista calificando a los partidos patronales, responsables de esta crisis, de ese modo.

Busca así robustecer una fuerza civil de choque contra los trabajadores y sus organizaciones como también contra las fuerzas políticas de izquierda. Milei quiere instaurar el "Reich de los mil años" en una versión criolla, cuando manifiesta que "la magnitud de las reformas necesarias...no será tarea para un solo periodo de gobierno", el libertario quiere ser un monarca.

Con un lenguaje soez le hace saber "a la casta política de mierda, chorra, parasitaria e inútil", que será un garante de la propiedad privada porque, dice, "jamás iré contra la propiedad privada" . El ataque a los representantes políticos como “casta” pretende ocultar que estos políticos, incluso Milei, son "una junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa" (Marx, Manifiesto). Al hablar de “casta” encubre el carácter de clase de los políticos patronales, algo que tienen en común. La retórica agresiva contra la "casta" sirve a los fines de pretender contener y conducir la indignación genuina de la población contra los políticos del régimen social capitalista, salvaguardando la sacro-santa propiedad privada.

Su retórica antisistema (referido a la casta política) tiene un peso específico que solo puede entenderse por la dimensión de la crisis real, material y cultural que vive nuestro país y el mundo. Milei, con su plataforma política y con su retórica, pone de relieve que no está participando en la contienda para obtener meramente “bancadas” o ser una fuerza más en el congreso (ni 1era, ni 2da, ni 3era). La plataforma evidencia que utiliza esta contienda legislativa con una perspectiva de poder.

Avanza Libertad se muestra más agudo en su visión de la magnitud de la crisis que la izquierda unida, que pretende enfrentar a Milei de un modo ideológico, poniéndolo como enemigo a derrotar, en el propósito de convertirse en 3era fuerza, de este régimen social.

La izquierda (el FITU o los (r)evolucionados) al centrar su campaña en ser 3era fuerza se muestran con la preocupación de integrarse al sistema y, por lo tanto, se convierte en parte de la casta porque si pretenden ser 3era fuerza, luego querrán ser 2da para finalmente (e ilusamente) convertirse en primera fuerza. La campaña de la izquierda, en este marco de crisis, queda así relegada a un carrerismo en el parlamento.

La izquierda: en las redes por las bancas o una perspectiva de poder

La izquierda, en particular el PO (dentro del FITU), han colocado a Milei como su gran contrincante. Lo que demuestra un problema de cómo entienden la dimensión de la actual crisis mundial. Frente a la situación catastrófica que vive nuestro país y la conflictividad en el mundo, está planteada una crisis de régimen que pone a la orden del día el desafío, para la izquierda, de presentarse como alternativa a dicho régimen en bancarrota, no una pelea por quién ocupa un determinado lugar según disponga el electorado.

Por el contrario, el peluca Milei y Espert pareciera que han comprendido mejor la magnitud de la crisis que vivimos. El día después de la elección Milei ya ha dicho que la perspectiva que se le abre al gobierno actual es avanzar en un ajuste inmediato o llevarnos a un proceso más agudo que el “rodrigazo” (reportaje en Radio con vos, 13-09). El camino hacia el rodrigazo fue señalado, oportunamente, por la corriente histórica del Partido Obrero (hoy Política Obrera), en 2018.

El día después de las elecciones, Milei se ha mostrado moderado y reconociendo que recién pasó las PASO, si bien con su moderación ya ingresa en los protocolos institucionales del respeto y los buenos modales, su programa y su perspectiva pone de relieve que estamos ante la representación del intento de la burguesía por retomar su iniciativa a costa de imponer la derrota en la clase obrera.

La campaña de la izquierda por ser tercera fuerza es incapaz de enfrentar esta variante porque a Milei no se lo derrota con "un enorme crecimiento de la batalla política en las redes sociales", ni convocando a la juventud a que revolucione "las redes sociales" (discurso de Biasi en acto de la juventud del FIT-U) o convocando a una lucha contra Milei, "por más votos" (Solano entrevistado por Prensa Obrera, el 12-09).

La izquierda que hace gala de unidad sostuvo una campaña electoral mediante gigantografías, afiches, emulación de series taquilleras y convocatorias a intervenir en Tik Tok. Los libertarios convocaron a arengas públicas y concentraciones. La fisonomía de campaña de Milei fue en la calle, la de la izquierda (oficial), en las redes.

La batalla política, en este marco de crisis, está planteando una perspectiva de poder, es decir, contra la clase capitalista (que se disgrega y se encuentra desorientada) en su conjunto. En tal sentido, no se trata de autopercibirse, autonombrarse o creerse que uno se erige en 3era fuerza para garantizar derechos y una perspectiva histórica, sino de desarrollar esa perspectiva.

Una campaña del frente de izquierda debería, en primer lugar, establecer una propuesta política al conjunto de la población, promover la organización para derrotar todas las reformas en marcha y el pacto con el FMI que se apresta a ser votado en el congreso; para lo cual correspondería poner en alerta y movilización a trabajadores/trabajadoras de todos los ámbitos y en especial allí donde el FITU conduce (Ademys, AGD, SUTNA, Sutebas, etc.).

Convocar a una amplia deliberación y posicionamiento por parte de trabajadoras y trabajadores para afianzar las bases de una lucha consecuente por los derechos que se pretenden avasallar.

Y dotar de una comprensión política de conjunto a la clase, por una política de frente único ante el derrumbe en toda la línea del régimen social vigente, por una asamblea constituyente y soberana.

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