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La elección puso de manifiesto lo que se sentía en las barriadas y en los lugares de trabajo.
Estamos frente a un gobierno derrumbado, a tal punto de que en los spot de campaña reconocían que no habían "arrancado".
Del otro lado, una oposición que anela no hacer olas, en función de sostener el acuerdo no firmado con el FMI, y de que el gobierno continúe con el ajuste y realice él mismo las contrareforma laborales que ellos no pudieron imponer.
En este cuadro, es necesario poner todas nuestras energías en prepararnos para el estallido social (El cabezón Duhalde está alertando este desenlace).
Con respecto al Frente de Izquierda y su autopercepción de "elección histórica", debemos poner de manifiesto que tienen la responsabilidad por ser la tercer fuerza nacional de agitar la caída del gobierno, en función de desarrollar la perspectiva de que la clase obrera tome el poder.
Son momentos históricos, esos momentos donde los que tienen el poder no pueden seguir dominando en los mismos términos que hasta ahora y los explotados empiezan a ver la debilidad de esa dominación.