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En medio de la batahola y la crisis política el gobierno, el “irrenunciable” Guzmán ha enviado el proyecto de presupuesto 2022.
El apartado universitario ya ha causado roces con los rectores porque se reduce en un 20% lo solicitado dos semanas atrás por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). La brecha entre los 335,7 mil millones que propone el gobierno y los 407,9 mil millones que había elevado el plenario de rectores es un ajuste de proporciones que continúa la senda de “reducción del déficit” en detrimento de salarios y jubilaciones que Guzmán viene aplicando para arribar a un acuerdo con el FMI.
En la preocupación de los rectores, ya se encontraban ausentes un aumento a los docentes o las correspondientes medidas para asegurar el tramo gratuito, con conectividad y las reformas edilicias correspondientes. Emiliano Yacobitti, el jefe de la Franja Morada, actualmente diputado nacional y vice decano de Económicas de la UBA, anunció que el presupuesto “no garantiza siquiera el pago de los salarios acordados en paritarias” - es decir, los salarios de ajuste. Denunció, además, en una queja “provinciana”, que la UBA viene perdiendo terreno dentro del miserable reparto presupuestario. En 2016 una situación idéntica despertó decenas de movilizaciones y ocupaciones, las cuales tuvieron incluso un impulso “desde arriba” -los rectores-, frente a lo cual el gobierno de Macri se vio obligado a retroceder parcialmente. La crisis actual se encuentra en el contexto de mayor impasse político y económico del gobierno.
El rector de la Universidad de Hurlingham y representante del sector peronista en el CIN, Jaime Perczyc, nuevo titular del Ministerio de Educación en reemplazo de Nicolás Trotta, debutó con una defensa encendida del ´éxito´ de la educación virtual y un planteo de la “bimodalidad educativa” de características permanentes (Ámbito, 10/9). Este sector de las camarillas ha visto en la modalidad virtual que forzó la pandemia, la posibilidad de profundizar la devaluación de los contenidos de grado y acrecentar el negocio de la venta de cursos y posgrados, incluso al exterior. Las “aulas híbridas”, el plan de las camarillas para la “pos-pandemia”, implicarán en primer lugar una mayor explotación a los docentes, que tendrán -sin ningún aumento salarial ni de personal- que combinar las dos modalidades de enseñanza. Ni hablar de la posibilidad de grabar y repetir una y otra vez la misma clase y desprenderse de la necesidad de incorporar nuevos docentes. En la UBA, donde se anuncia la presencialidad, se plantea de todas formas convertir al conjunto del CBC en un dictado virtual, con el correspondiente desmantelamiento de cátedras y cursos.
La Universidad Argentina no sólo se encuentra ante un nuevo ajuste, sino además ante un planteo capitalista de devaluación de contenidos y de precarización de sus docentes. El señalamiento del ajuste por parte de las camarillas le ha soltado la boca a la FUBA -dirigida por los radicales- que ha replicado la denuncia de Yacobitti. El movimiento estudiantil universitario ha transitado la “paz social” decretada por todas las federaciones y la mayoría de centros de estudiantes durante toda la pandemia, con extensiones de mandatos mutuas incluidas. El parcial regreso presencial que se lleva a cabo ya ha expuesto los enormes límites para asegurar cualquier tipo de distancia y “protocolos”, lo mismo ha sucedido con el abandono a la suerte de cada estudiante durante la cursada virtual que continua. Es necesario que los centros de estudiantes se reúnan, discutan esta situación y tomen medidas de lucha. Esa es la propuesta que la UJS Tendencia llevará a cada uno de ellos.