Francia: un impasse que no detiene la crisis

Escribe Emiliano Monge

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Aunque sin la masividad de las movilizaciones de diciembre y enero, la lucha contra la reforma previsional de Macron continúa en las calles de Francia.

En la región parisina, trabajadores de RATP y SNFC realizaron una huelga de transporte y una movilización el lunes 17 (“lunes negro”), cuando se trató la reforma previsional en la Asamblea Nacional. La convocatoria encontró escaso eco. Desde entonces, el gobierno ha amenazado con recurrir al “49.3”, una suerte de decreto de necesidad y urgencia, cuyo rechazo determina la renuncia del gobierno. La reforma es rechazada por el 72% de los franceses, según una encuesta de BVA.

Cuatro sindicatos (FO, Unsa-Ratp, Solidaires, SUD-Ratp) apoyan continuar las movilizaciones hasta el “retiro de la reforma previsional por puntos”, aunque levantaron la reconductibilidad (continuidad de la huelga). En la SNFC sólo FO-Cheminots llamó a la huelga el lunes 17. La CGT se encontró entre los principales ausentes, junto a la CFE-CGC, segundo y tercer sindicato en importancia del transporte. La CGT considera que la huelga no es propicia para ampliar las luchas a otros sectores”, y apuesta a seguir negociando con el Gobierno. Ha puesto fin a la consigna de “todos juntos”, o sea una generalización progresiva de las huelgas, lo que no es lo mismo que llamar a una huelga general. La movilización del 20 de febrero, convocada por la intersindical (CGT, FO, FSU, Solidaires, FIDL, MNL, UNL, UNEF) sumó 50.000 personas en París.

Para el 27 de febrero, la CGT llama a “un nuevo día en defensa de las libertades sindicales”. Tiene previsto “un nuevo día de movilización contra la reforma de las pensiones para el 5 de marzo”, y una “huelga interprofesional” para el 31. Más jornadas aisladas.

Elecciones

Las próximas elecciones municipales, en abril, están siendo un catalizador de la crisis política. Han abandonado al oficialismo varios diputados, mientras Macron se vio a reemplazar a Benamin Griveaux, como candidato a jefe de gobierno de la capital, debido a un escandalete sexual. Macron se ha visto forzado a eliminar de la reforma previsional a los llamados “regímenes especiales”, como el de la Policía o los bomberos, incluso está en cuestión la justicia. Según encuestas, su partido va a una derrota. En la mayoría de las alcaldías no sube la derecha ni la extrema derecha, sino la centroizquierda.

El debate sobre la reforma

Macron quiere imponer un sistema universal que convierta a la jubilación en un subsidio bajo la excusa conocida de que el sistema no es “sostenible” y que los fondos salen de los impuestos. Eleva la edad jubilatoria y reduce los aportes patronales (tomándolos como un impuesto más y no como parte del “salario derivado” que es la jubilación).

Mientras tanto, desde la Intersindical, ven la crisis como un problema fiscal, redistributivo, y no una lucha de clases ni un problema de poder. Con esta posición concurre a la Comisión de Financiamiento creada por el gobierno, que se ha tomado hasta abril para llegar a un acuerdo. Para compensar esta integración al estado se ha creado una “Contra-comisión de Financiamiento” de los sindicatos y la centroizquierda, que presentará un financiamiento “solidario”. La izquierda está decidida a canalizar la lucha obrera por la vía electoral.

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