La Corte Suprema, un enroque contra los Fernández

Escribe Marcelo Ramal

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Los golpes de mano se han anotado un nuevo gol con la movida que ungió ayer al santafecino Horacio Rosatti como presidente de la Corte Suprema. De los cinco miembros del Tribunal, Rosatti fue votado por tres – con él mismo incluido. También se autovotó el actual presidente Rosenkrantz, como vice de Rosatti. Otros dos miembros, Lorenzetti y Highton de Nolasco, se ausentaron de la reunión. Rosatti y Rosenkrantz fueron designados inicialmente por decreto de Macri, para luego ser refrendados por el Senado, en 2016.

Rosatti fue ministro de Justicia de Néstor Kirchner; luego se alejó del cargo en protesta por un caso de sobreprecios en la construcción de cárceles. A despecho de ello, carga con denuncias en su contra, precisamente, por enriquecimiento ilícito, en los tribunales de Santa Fe. Recientemente, el radical Yacobitti, operador de Lousteau, presentó un proyecto para que los presidentes de la Corte roten “de acuerdo a la edad”. Era un boleto ganador en favor de Lorenzetti. Según parece, el tándem Pichetto-Bullrich-Macri decidió pinchar esa posibilidad, lo que llevó a Lorenzetti a ausentarse de la reunión que votó a Rosatti.

¿Qué significa esta movida? En las oficinas del tribunal reposan diecisiete recursos y causas relacionadas con Cristina Kirchner y sus hijos, y con el viejo clan K, de Julio de Vido a Lázaro Báez. Están referidos a los sobreprecios de la obra pública santacruceña, el lavado de dinero en los hoteles del sur, la ruta del dinero K y la causa de los cuadernos. En esta última, se acaba de producir una operación en la AFIP para confirmar el fallo del juez Ercolini que justifica las coimas pagadas por el pulpo Techint al gobierno, por razones de “fuerza mayor” – una forma ´elegante´ de absolver al coimero y al coimeado. La “fuerza mayor” esgrimida -la necesidad de sobornar a Hugo Chávez para que permita repatriar a los funcionarios de Techint en Venezuela-, no tiene el respaldo de ninguna prueba. Lo que sí está probado es que el gobierno de CFK medió ante el venezolano para que Techint reciba una indemnización de cuatro mil millones de dólares – dos mil millones en dinero y los otros dos por absorción de pasivos ocultos de la sociedad del grupo en Venezuela, la ex Sidor.

Los otros cargos contra la camarilla K dependen de las causas que se guardan en los cajones de Rosatti y compañía. Como se ve, la continuidad del gobierno K depende mucho más de Rosatti y Rosenkrantz que de los votos que reciba el FdT el próximo 14 de noviembre. Claro que si CFK pierde la mayoría que tiene en el Senado, las cosas se facilitarían sin ninguna duda. Los salarios de la inmensa mayoría de los trabajadores escasean, pero las maniobras golpistas abundan

El nuevo dúo de dirigentes de la Corte le recuerda a CFK que tiene en las manos su futuro político y personal.

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