Escribe Comité de Redacción
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Los intentos ‘polémicos’ del oficialismo del PO y de la dirección del PTS ya tienen características de embuste. Si la posición de nuestra Tendencia, contraria a otorgar el quórum al gobierno, en ocasión de tratamiento de las jubilaciones en la justicia y la diplomacia, nos pusieron, como dicen, en el campo de Negri y la casta judicial, ¿por qué se abstuvieron a la hora del voto, y no votaron a favor del proyecto oficial, que supuestamente atacaba al uno y al otro? En sus discursos, los diputados del FIT habían denunciado lo contrario de lo que sostienen ahora, a saber, que el proyecto del gobierno no afectaba a la casta judicial de ninguna manera. ¿No es esto una confesión explícita de que dieron el quórum a un proyecto conservador y continuista en lo que hace al aparato del Estado representado por el poder judicial? Del Caño o Del Plá dijeron en sus discursos que el proyecto del FdeT “deja en pie los privilegios de la casta”.
No tuvieron el coraje político de abstenerse de dar el quórum, pero tampoco de votar en contra del proyecto, ya con el quórum asegurado por el FIT mismo, incluso cuando no estaba comprometida su aprobación. El proyecto garantiza doblemente la autoridad y los privilegios del poder judicial, porque de un lado no toca los sueldos sobre los que los jueces tienen garantizado el 82%, y porque esta reforma tiene lugar en el marco de una cesación de pagos que compromete la continuidad de los sistemas privilegiados. El Presidente deberá reglamentar el cálculo del promedio de sueldos de los diez años previos a la jubilación, para reemplazar al último salario, como ocurría hasta ahora. Las imposiciones y exigencias de la crisis se ven en que el gobierno ha tenido que afectar parcialmente a la clase capitalista para cumplir con el FMI y los fondos internacionales, como ocurre con las retenciones a las exportaciones agrarias, el aumento del impuesto a bienes personales o el congelamiento temporal de tarifas, que ya había iniciado Macri. La reforma que impusieron los Fernández en Diputados es la que exigió Lagarde a Dujovne en junio de 2018. “Alberto lleva adelante un ajuste de la economía que el FMI pondera”, festeja Clarín (28.2). La reforma previsional de la justicia forma parte de la agenda que pretende liquidar los regímenes especiales que benefician a docentes nacionales, docentes universitarios, investigadores científicos o trabajadores de luz y fuerza.
Después de haber dado el quórum, la abstención no es otra cosa que una posición vergonzante, armada para disimular la complicidad con el oficialismo. De acuerdo al oficialismo del PO y a la dirección del PTS, habríamos asistido a un gran choque entre el gobierno y el aparato judicial, insinuando que el primero sería un aparato cualitativamente diferente al del segundo. Estamos por cierto ante un descubrimiento tardío; en nuestro caso hemos escrito en forma abundante sobre esto. Al dar el quórum, los jefes del FIT se han colocado del lado del gobierno, que necesita con urgencia una salida, en primer lugar a los casos de De Vido, Boudou y Milagro Sala, más los que atribulan a CFK, para evitar la ruptura del FdeT. Todo esto es por demás ‘curioso’ porque el oficialismo del PO nunca se ha pronunciado por el cese la preventiva a los detenidos K. El tema no son entonces las jubilaciones de privilegio, sino las vacantes que dejarán quienes se acojan al régimen actual, para que el gobierno pueda meter allí su personal político.
En segundo lugar, el gobierno necesita un poder judicial pos deuda externa, o sea que no falle a favor de los jubilados o los trabajadores contra la derogación de la movilidad jubilatoria. El jueves pasado, en esta línea judicial fondomonetarista, AF reveló a radio 10 la intención de pasar la justicia laboral nacional a la Ciudad, o sea a Larreta. Bravo para los contrincantes de Negri y la casta. Los dirigentes del PO y el PTS han convertido al FIT en una rueda auxiliar del estado burgués. La salida judicial K es de neto corte estatal capitalista; ¿por qué el quórum, entonces? El otorgamiento del quórum se ha convertido en tendencia del FIT desde el que se dio a la sesión ómnibus de noviembre de 2015; y el caso escandaloso del Chaco, donde Capitanich consiguió aprobar el Presupuesto debido al quórum del PO oficial.
Lo que se votó es una farsa, dirigida a encubrir otro choque y otra crisis: la de un gobierno que, en aras de sus promesas al FMI, ha decidido reventar las conquistas jubilatorias de los trabajadores. Lo que estaba en juego era si se habilitaba este pérfido operativo político, brindando quórum, al comprobar que el gobierno no reunía mayoría propia. ¿De FIT-U a FIT K? El ‘negacionista’ Eduardo Salas (un negador serial de los retrocesos electorales del FIT) cree ver en todo esto “una fractura del régimen político” que viene negando desde que estalló la crisis en 2018; lo que ‘no ve’ es que se alineó con una de las fracciones capitalistas que se esmeran por superarla.
Prensa Obrera y LID se admiran a sí mismos por la “critica demoledora al proyecto oficialista” del ´dictamen de minoría´ de sus diputados. Pero esa crítica se convirtió, por medio del quórum, en un apoyo todavía más demoledor a la posibilidad de que se apruebe el “proyecto oficialista”. Precisamente lo que importaba al FMI.
La disputa sobre los detalles del debate parlamentario del proyecto oficial deja de lado, sin embargo, el punto estratégico. La izquierda que lucha por el reemplazo revolucionario de la dominación política de la burguesía (gobierno de trabajadores) no le da quórum, en línea de principio, al Estado que lucha por destruir. Que este planteo se encuentre alejado de los argumentos de ambos aparatos, en la defensa que hacen del quórum dado a los Fernández, habla montones de la deformación colosal del FIT. Otro oráculo, Guillermo Kane, llamó al FIT a tener una actividad parlamentaria “propositiva”, que se distancie del ‘charlatanerismo’ - en referencia a las posiciones revolucionarias. La caza del voto es oportunismo, y el oportunismo - ‘hacer lo que es posible’ - es una forma clásica de integración al estado capitalista. Para una corriente histórica que defiende una justicia electa y revocable, bajo un gobierno de trabajadores, sería un desatino denunciar el aumento de la edad jubilatoria de los jueces. En ese caso, su atornillamiento en el cargo – la inamovilidad judicial - ¡se extendería aún más! El oportunismo ciega.
Habilitar al tratamiento de una ley, aportando una presencia decisiva para que eso ocurra, y luego calificarla como “un engaño” encierra una contradicción insalvable. “Qué hubiera pasado si naufragaba el proyecto por iniciativa de los Negri”, se pregunta Salas. Maravilloso. ¿Puede alguien admitir con mayor candor que fueron a las bancas a salvar el proyecto oficial y al propio gobierno? ¿No es claro que el método polémico de esta gente es un embuste? El gobierno violó principios democráticos elementales al sacar la media sanción en 48 horas, o sea sin habilitar un debate en el pueblo. Demoró apenas una semana desde que Noticias apostilló al aparato del PO como “trosco-liberal”, para que éste mostrara su fisonomía anti-democrática.
Nadie puede saber de antemano que habría pasado si fracasaba la sesión, salvo el oráculo Salas. Solamente sabemos que habría tenido lugar en medio del default, de la crisis de las negociaciones de deuda, de las huelgas docentes en varias provincias y de una resistencia diversa, de trabajadores y jubilados, contra el ajuste. Habría mostrado el coraje consecuente de la izquierda que no presta apoyo al Estado y al régimen político del capital. Bien usado, ¡una gran, pero gran, tribuna obrera y socialista! Salas hace lo contrario: en un violento volantazo a la derecha (y sin consultar a los militantes) reniega de la independencia política del PO en ocasión del llamado ‘conflicto con el campo’. Ahora, deplora el desenlace de la “frustrada resolución 125, que contribuyó a que levante cabeza la oposición demagógica derechista”. Esto no es poca cosa, porque justifica el pago de la deuda externa. Hasta donde cualquiera sabe, el kirchnerismo se recuperó de una derrota autoinflingida en 2009, cuando adelantó seis meses las elecciones, y ganó las de 2011 con el 54% de los votos.
Izquierda Diario cree oportuno recordar que “los poderes judiciales se fueron transformando (sic) en América Latina en una herramienta política del imperialismo y la gran burguesía”. ¿Los militares no? ¿Los parlamentarios tampoco? Es la burguesía y el Estado, mal que les pese. A Dilma Roussef, a Zelaya, Lugo y Evo no los volteó solamente el poder judicial. La torpeza de distinguir a un poder judicial anterior que no era herramienta de la gran burguesía y el imperialismo, solamente se le puede ocurrir a una corriente política que ha archivado los principios
El tratamiento encubridor que los redactores de LID y Prensa Obrera le dan a esta cuestión se manifiesta en el modo como abordan la cuestión del Chaco. Prensa Obrera ha llegado a la conclusión que “para nuestros críticos (nosotros) no dar quórum está elevado a la categoría (¡) de una premisa inamovible (¡) para un revolucionario en el parlamento”. Salas denuncia con un razonamiento invertido la posición revolucionaria, porque, en efecto, en línea de principio, no debemos dar quórum al estado capitalista, o sea, operar como una red de seguridad o rescate. Con rimbombancia Salas quiere justificar el arreglo con Capitanich, en Chaco, para sacar el presupuesto capitalista de la provincia.
Por su parte, el PTS e Izquierda Diario, denunciador serial de la izquierda, no ha tenido un instante, en lo últimos dos meses, para referirse al quórum brindado por el PO oficial´ en la legislatura chaqueña. ¿Qué nos dicen ahora? Que no comparemos a “la ley de leyes”, a “la ley de presupuesto de una gestión capitalista” (sic), con “este engaño”. Lo del Chaco sería grave, lo del Congreso, una pavada. Pero el PTS jamás lo dijo antes. La analogía entre uno y otro, sin embargo, es completa, en línea de principio. En los dos casos, la izquierda aportó una presencia decisiva para habilitar una ley del régimen. LID advierte que, si no hubiera dado quórum, “el FIT no podría haber utilizado esa tribuna”. Al final, lo que importaría es el ‘discurso’ y no la acción política. Se trocaron principios por unos minutos de figuración política. La banalidad de este planteo político es monumental.
La lucha contra el régimen político
Esta crítica, sin embargo, no debe conducir a la conclusión de atribuirle al FIT U o al PO oficial una tendencia “nacionalista” o filokirchnerista. El aparato del PO está al servicio de sus propios intereses, el arribismo parlamentario. En los tiempos de Macri, rechazaban reclamar el derrocamiento del gobierno por parte de las masas “para no ser funcionales a los K”. Ahora, le dieron quorum al recinto de la liquidación previsional “para no ser funcionales a Negri”.
En la declaración constitutiva de la Tendencia del PO, señalamos que “La crítica integral a las fuerzas políticas del capital arranca del ataque a las fuerzas que están en el poder del Estado” (Porqué una fracción pública del PO, ver en www.politicaobrera.com) . El aparato del PO y el FIT U han actuado al revés, enmascarando la adaptación al régimen de turno con la obsesión de “no quedar pegados” a los circunstanciales opositores. Se ha renunciado, en definitiva, a ejercer una oposición de carácter estratégico, o sea obrero y socialista, al régimen político y social.
El quórum a la ley fondomonetarista es aleccionador en otro punto decisivo: la crisis del PO, la tendencia democratizante, el arribismo parlamentario atraviesa el conjunto de la izquierda. La transición política que se ha puesto en marcha con el derrumbe del macrismo –y que tiene en el gobierno del Frente de Todos sólo un episodio- sacudirá todas las estanterías preexistentes, y obligará a una reestructuración política de la militancia y de la izquierda revolucionaria.