Escriben Matías S y Nicolás Morel
Pongamos de pie la organización docente-estudiantil.
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Las autoridades de la UBA anunciaron el retorno a la presencialidad de los exámenes finales correspondientes a materias del CBC. Dicha noticia fue ´comunicada´ sin ninguna consulta a estudiantes ni docentes. Sin embargo, la decisión de que los finales sean presenciales plantea al menos un doble problema: una parte no menor de los estudiantes han retornado a sus provincias o países de origen durante la pandemia, hace ya casi dos años; y no se cuenta con ningún protocolo para garantizar condiciones sanitarias adecuadas a disposición de los docentes para organizar correctamente los finales. El carácter absolutamente improvisado de esta medida continua la línea de una improvisación anterior: la puesta en pie de las “plataformas virtuales”, las cuales funcionaron con constantes caídas del sistema.
La desesperación por una presencialidad inmediata, luego de varios cuatrimestres sin ninguna voluntad por mejorar el funcionamiento de la virtualidad, es parte de una tendencia a nivel nacional, cuyo objetivo es dejar sin efecto los protocolos de prevención contra el Covid, a pesar de que los propios sanitaristas allegados al gobierno advierten la pandemia no ha finalizado aún. Luego de un año y medio, el CBC se ha revelado como uno de los sectores universitarios más golpeados a causa de su desorganización y de la precariedad del trabajo docente. Las condiciones para la vuelta a la presencialidad inmediata no existen. En el presupuesto 2022, en cambio, se prevé un recorte para la asistencia financiera que recibe la UBA, algo que hasta los propios rectores han tenido que salir a reconocer. El desvío de fondos desde la educación pública hacia el pago de la deuda externa con el FMI es la contracara de este ataque a nuestra educación.
Pero este fracaso de la cursada virtual, sumado luego el volantazo ´presencialista´ de los finales, no quita que las autoridades universitarias pretenden establecer un sistema híbrido permanente que tampoco ha sido discutido con nadie.
En una entrevista con el portal Big Bang News (2/10), Catalina Nosiglia, secretaria académica de la UBA, da cuenta de todo un plan “de envergadura” para establecer este régimen “bimodal” en el CBC y en todas las facultades.
La funcionaria, en un relato de antología, describe a la cursada del CBC durante la pandemia como “una revolución que no se está teniendo en cuenta”, probablemente porque no tenga la menor idea de lo que significó para decenas de miles de estudiantes ser abandonados a su suerte durante el primer año en la Universidad. Allí se propone la virtualización completa del CBC y, de yapa, de varios tramos de las carreras ¡incluso de carreras enteras! La “bimodalidad” o “aulas híbridas” significa en primerísimo lugar una mayor explotación de los docentes, los cuales, por el mismo sueldo, reducido cada año, tendrán que hacerse cargo de ambos formatos. Las camarillas universitarias se relamen con la “virtualidad permanente” que les permitiría reducir enormemente toda una cantidad de “gastos fijos” y, en el extremo, poder desprenderse más fácilmente de docentes. Esta tendencia a la devaluación educativa es anterior a la pandemia, la encontramos por ejemplo en todas las últimas reformas en la educación secundaria que proponen el reemplazo de ellos por “facilitadores” - persona cuya labor consistiría en preparar un video. En manos del capitalismo cualquier avance técnico es utilizado para un empobrecimiento de la fuerza laboral en su conjunto, incluido los estudiantes.
La imposición de los finales virtuales y los planes de las camarillas para el futuro de la Universidad van a poner en píe de alerta a sus estudiantes y docentes. La FUBA en manos de la Franja Morada no responde a los estudiantes, sino a la funcionaria Nosiglia y toda su runfla. Necesitamos la organización de debates, luchas y pronunciamientos.