Salida de Dow: es necesario un congreso de bases del cordón industrial

Escribe Jacyn

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La petroquímica Dow anunció que suspende su retirada del país y que mantiene la continuidad de la planta en San Lorenzo, luego de que se formalizara la apertura de una “mesa de diálogo” con los gobiernos nacional y santafesino.

Según un comunicado del Ministerio de Desarrollo Productivo que encabeza Matías Kulfas, el anuncio sería resultado de “varias semanas de reuniones entre representantes de Dow, funcionarios provinciales y nacionales”. El objetivo de la mesa de diálogo será “discutir las condiciones de competitividad que permitan la continuidad de la operación de la planta San Lorenzo, ubicada en la localidad de Puerto San Martín”. Javier Constante, presidente de Dow para América Latina, fue el interlocutor de la empresa con el gobierno.

Las “condiciones de competitividad” que negocian funcionarios y patronal no han sido develadas; en realidad, es lo contrario: el gobierno no cuestiona el monopolio sino el retiro del país. El comunicado es una estafa. En la planta trabajan 110 obreros -65 son permanentes y el resto tercerizados. Los trabajadores se declararon en huelga luego del anuncio de la empresa de que se retiraba del país, el 9 de agosto, hasta que el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria diez días de después.

Dow abastece el 73% de la oferta local de polioxi propilenglicol y 41,5% de éteres glicólicos, por lo que tiene posición dominante en el mercado argentino. Se trata de insumos fundamentales para la industria automotriz, aislantes térmicos, fábricas de colchones y electrodomésticos, entre muchos otros. Dow, en la Argentina, tiene 820 empleados. También está presente en Bahía Blanca, en el polo petroquímico, donde produce polietileno.

El anuncio de cierre, previsto para mayo de 2022, estaba ligado, según la multinacional, a una “reestructuración global” de su negocio. Concentraría la producción para la región en su planta de Brasil, donde asegura tener una capacidad ociosa del 50%. Desde allí, además, importa los insumos para sus instalaciones argentinas. Dow se comprometía a proveer los insumos a sus clientes de Argentina: un planteo crítico en el marco del "cepo" a las importaciones. Para asegurar su posición monopólica en el mercado local, el retiro del país vendría acompañado de la destrucción de parte de la maquinaria instalada en Santa Fe, para evitar su traspaso a otro grupo capitalista. Se mostró dispuesta a vender solamente el lote que ocupa la fábrica.

Mientras transcurrían las negociaciones, se mantenía vigente una medida “no innovar” dictada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, por “presunto abuso de posición dominante por parte de la firma investigada”. Mientras el monopolio sea "fatto in casa" es tolerable. En rigor de verdad, la medida de “no innovar” fue el recurso de los "nac&pop" para sortear la cuestión, al menos hasta las elecciones de 14 noviembre.

El cierre de Dow ocupó un capítulo especial en la campaña electoral. La senadora María de los Ángeles Sacnun (candidata a la reelección) interesó a CFK en la cuestión. La Vice, a su vez, involucró directamente al gobierno nacional en el asunto. En el acto de cierre de la campaña de “Todos”, en Tecnópolis, antes de las PASO, dijo que “no podemos permitir” el cierre de la empresa.

Los trabajadores de Dow deben ser informados de lo que se baraja en la mesa de negociaciones. La "posición monopólica" de Dow existe desde siempre. Lo que ha cambiado, con la decisión de irse de Argentina, es la dependencia en que queda la industria nacional de provisiones estratégicas desde el exterior. CFK simula una salida a la crisis que no tiene. Ya no pronuncia la palabra expropiación, como ocurrió con Vicentín, porque de aquella parodia salió escaldada. Los tribunales internacionales y de Argentina recusarían una indemnización equivalente al costo de origen de la maquinaria, porque el valor del capital de Dow reside en los beneficios de un mercado que domina. En la última crisis de gabinete, CFK pidió la renuncia de Kulfas. Este es el valor de la palabra del funcionario.

El punto central en este conflicto es que los obreros de Dow y de toda la industria del distrito deliberen: no deben dejar la iniciativa ni las negociaciones en manos de un gobierno que ya ha mostrado su fracaso. La expropiación de Dow, como único recurso para defender los puestos de trabajo, plantea la necesidad de un plan que obligue a la industria a seguir comprando a la empresa estatizada y que la demanda no se desvíe al exterior. Es necesaria una acción conjunta de la clase obrera del Cordón. Debe ir acompañada de la nacionalización de Vicentín y Molino Cañuelas, contra los cierres de OIL, Buyatti, etc, para que el Cordón vuelva a tener trabajo. Los alcances de esta lucha superan las posibilidades e intereses del kirchnerismo y la burocracia sindical.

Es necesario un Congreso Obrero, en el Cordón, con delegados electos y mandatados por asambleas en los lugares de trabajo.

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