Ni pan para hoy y más hambre para mañana

Escribe Ana Belinco

En 12 meses, los alimentos básicos subieron hasta 25% más que la inflación.

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Según datos difundidos por el INDEC, los precios de los alimentos básicos como la carne vacuna, el pollo, el filet de merluza, la leche y los lácteos, el aceite, el café y la yerba mate, aumentaron en el lapso de los últimos 12 meses hasta 25 puntos por encima de la inflación promedio y aproximadamente 20 puntos porcentuales por encima de los salarios formales, las jubilaciones y pensiones. La carne, los lácteos, las infusiones marcaron aumentos de más del 70%, contra una inflación interanual del 52%.

Con relación a septiembre de 2020, la carne picada común sufrió una suba del 73,4%, el asado aumentó el 84,8%, el pollo tuvo un alza del 68,4%; la leche y derivados lácteos alcanzaron una suba del 59,9% y el 74%. Por su parte el aceite de girasol tuvo un alza del 74,3%, el café de 60,1%, la yerba mate el 70,4% mientras el vino común alcanzó el podio con un alza del 120% interanual batiendo el récord de duplicar la inflación que promedió los 52,5 puntos porcentuales.

Esta tendencia continuó en septiembre de 2021: la harina aumentó un 6,1%, el aceite un 5,8%, la leche fresca pegó otro salto del 8,1%, el café subió 10,8% y el tomate 20,7%. Estos son valores estimados para el Área Metropolitana de Buenos Aires (CABA y PBA) mientras que en el interior del país los precios promedio de estos alimentos son mucho más caros. Un alimento sensible como la leche entera fresca que en el AMBA durante septiembre de 2021 alcanzó un precio promedio de $93,73 en el NOA trepó a los $108,87, lo que representa que en dicha región es un 16,2% más caro. El kilo de carne picada que en el AMBA registró un valor de $431,41 en el NEA llegó a los $452,52. El aceite de girasol llegó a los $273,66 por 1,5 litros en el AMBA, mientras que en la Patagonia alcanzó los $309,25 y en el NOA los $384,81.

En lo que hace al impacto que esta suba de alimentos tiene en relación a los diferentes sectores sociales, del informe se desprende que mientras los sectores de ingresos menores deben destinar el 45,2% de sus gastos a la compra de alimentos, el 20% más rico, destina el 26,6%. De este modo es claro que el alza de los precios de los alimentos golpea más violentamente a los sectores de bajos ingresos.

En el AMBA los alimentos significan un 33% de la canasta básica de pobreza frente a un 23,4% en el Índice de inflación y esta diferencia se amplía considerablemente en el Norte del país. A su vez, en la Región Metropolitana los alimentos representan el 23,44% del gasto de los hogares, mientras trepa al 35,3% en el NOA y al 34,67% en el NEA.

Una mayor devaluación del peso una vez pasadas las elecciones parlamentarias del 14 de noviembre va a agravar esta situación.

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