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En el día de ayer la Federación de Trabajadores de la Alimentación (FTIA) cerró el acuerdo de la cláusula de revisión correspondiente al periodo diciembre 2019 a abril de 2020, con la sola entrega de una suma fija por única vez de $4.000 no remunerativos en marzo, y la incorporación al básico a partir de abril de la suma fija de $4.000 decretada por Alberto Fernández.
La paritaria del STIA, que va de mayo de 2019 a abril de 2020, originalmente había cerrado un 28% de aumento para el período en 6 cómodas cuotas, por lo que había sido rechazado ampliamente por el activismo del gremio. La revisión, pautada para diciembre, debía compensar la diferencia entre el 28% acordado y la inflación anual del 53,8%, que el Indec midió para el año pasado.
Sin embargo, las empresas dilataron las negociaciones por tres meses, en los que el aumento de sumas fijas decretado por el gobierno actuó como un freno a cualquier tipo de oferta, a pesar de haber sido anunciado como un adelanto de la paritaria 2020.
El cierre de la negociación -sin consultar con un solo trabajador de la Alimentación- coloca al STIA de Daer y Morcillo a la cabeza de los gremios que a tono con la política de los Fernández, reemplazan las paritarias por sumas fijas, achatando el escalafón salarial y desindexando los salarios. Contrasta con lo cerrado por otros gremios de la CGT como Camioneros, y con los métodos de los Aceiteros, que ante las dilaciones de la negociación decretaron el paro nacional.
Con la Verde adelante, el salario de los trabajadores de la Alimentación continuará bajo la línea de pobreza -36.000$ el básico inicial- por lo menos hasta la próxima negociación. La lucha por un salario equivalente a la Canasta Familiar está entonces indisolublemente ligada a la construcción de una nueva dirección para el STIA. Las elecciones en distintas seccionales, que se desarrollarán a lo largo del 2020, son una buena oportunidad para esa lucha.