Trece femicidios en Salta: el fracaso de la “política de género”

Escribe Gabriela Jorge

Tiempo de lectura: 3 minutos

El viernes pasado, Agustina Cruz fue emboscada por su ex pareja camino al colegio, que quedaba a cuadras de su casa en la localidad de Coronel Moldes. Con su asesinato, ya son 13 muertes de mujeres en lo que va del año.

Durante el mes de octubre fueron tres los femicidios: Susana Zerpa (65), asesinada por su ex pareja, con una condicional y condenado por el asesinato de otra mujer en 2011; Gladys Paz, una policía asesinada por su pareja, también policía. Uno a uno estos casos exponen la brutalidad de un estado y el fracaso de sus “políticas de género”. En las movilizaciones de ayer, el reclamo de “Justicia por Agustina” y “Ni una menos”, se volvió a conjugar con las banderas del “Estado es responsable”.

“Pedí ayuda y no llegó”

La misma mañana en que se produjo el femicidio, su familia, sus compañeras de colegio y vecinos se autoconvocaron frente a la comisaría local para denunciar la responsabilidad estatal. Es que el 23 de septiembre Agustina y su mamá hicieron la primera denuncia por violencia y hostigamiento. En ese momento, la Justicia falló una consigna policial por solo 8 días. Luego la retiraron por “falta de personal”. El 31 de setiembre volvieron a denunciar y solicitaron un botón antipánico, pero se lo negaron en nombre de que tenía en firme una prohibición de acercamiento y de que no residían en la misma localidad que el denunciado. Sin privarse, solo atinaron a advertir que estaba a punto de “sufrir un femicidio”. La familia inmediatamente armó una guardia para acompañarla.

La madre de Agustina, Yanina Cruz, adelantó que hará una denuncia por abandono de persona contra la policía porque abandonaron a su hija: “Ella estaba amenazada de muerte (…), pero no obtuve respuesta (todavía) hasta hoy”. Desde una de las marchas, ante la denuncia de que “la policía nunca hace nada”, una de las amigas de Agustina denunció reiterados acosos por parte de la policía: “a mí me acosaron desde 7mo. grado”. La violencia viene instigada desde las propias instituciones del estado.

Desmantelar un régimen de violencia contra la mujer

Tras el femicidio de Agustina, desde la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) de la Provincia reconocieron un “aumento de la violencia”. En relación al mismo período de 2020, se produjeron cuatro femicidios más.

En la provincia, solo hay dos defensoras oficiales para mujeres carentes de recursos. Las consignas policiales no se cumplen. Muchas veces, como pasó con Agustina, se reducen a una visita diaria para “ver que todo esté bien”. De cada 10 solicitudes de botones antipánico, solo una mujer accede. Algunos pedidos siguen sin resolverse desde el 2016. Mientras, desde el Ministerio de Seguridad, anunciaron que la salida sería “una app”. Entre los requisitos, una mujer debe contar con un smartphone, línea activa de teléfono y wifi.

Desde la sanción de la Emergencia en Violencia de Género en la Provincia, hace siete años, se han creado una docena de organismos contra la violencia. Desde Juzgados y Fiscalías específicas; observatorios, organismos judiciales como la OVIF o el Polo Integral de la Mujer, que únicamente da alguna asistencia psicológica, reparte un bolsón y tramita un plan de asistencia solo en caso de “extrema emergencia”. Estos organismos siguen la misma línea de los nacionales: la creación del Ministerio de la Mujer, la aprobación de la ley Micaela, el “cupo femenino” en las listas de los partidos políticos no han servido siquiera para disminuir la violencia que sufrimos en masa las mujeres. Por el contrario, han sido una gran fuente de cooptación para intentar quebrar las luchas de cientos de miles de mujeres que chocan, una y otra vez, contra el estado y una política de desaliento contra las víctimas.

El recién asumido ministro de Seguridad, Abel Cornejo, anunció nuevas-viejas medidas: la creación de una Secretaría de Género; “planes educativos a la policía”, sin tocar a las cúpulas policiales que orientan y sostienen la violencia y la impunidad desde arriba; insumos de tecnología, a la par que acusó a la sociedad “que no se conmueve”. El ex jefe de fiscales y ahora ministro, no hará otra cosa que repetir un libreto que ya fracasó.

Contra esta orientación, llamamos a las mujeres a impulsar una organización independiente del estado por su autodefensa y por la conquista de nuestras reivindicaciones.

Por Justicia por Agustina y por todas las víctimas. El estado es responsable.

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