Escribe Iván Marín
Acerca de las tareas inmediatas en el principal sindicato docente de la provincia.
Tiempo de lectura: 4 minutos
El jueves de la semana pasada la lista Lila le ganó por alrededor de 600 votos a la Celeste (actual oficialismo) la conducción provincial de la ATECH, en una elección de la que participaron cerca de 3.300 de sus casi 7.600 afiliados. La Lila, además, conservó la regional Sur, conquistó la Este en la que la burocracia fue dividida en dos listas. Perdió la Suroeste en manos de la Celeste que a su vez conservó las regionales Oeste y Noreste. Por último, la Bordó seguirá al frente de la Noroeste. La elección transcurrió en un escenario signado por la contradicción entre un amplio acatamiento a los paros dictados por el sindicato en la mayoría de las regionales de la provincia y una relativamente baja movilización – cuya principal responsabilidad le corresponde a la Celeste por no preparar ni convocar a medidas de acción directas, en un marco de congelamiento salarial que lleva 2 años. La contundente victoria de la Lila la habilita y le exige una intervención urgente y sin atenuantes ante la pasividad de la conducción provincial.
A nivel de las elecciones regionales, el resultado más importante se dio sin dudas en la Este (Trelew, Rawson, Valle Inferior del Río Chubut y un sector de la meseta), en el que la Lila se llevó un triunfo cómodo por más de 100 votos contra la burocracia que fue dividida en la lista oficialista Azul y Blanca y la Celeste. En esta regional un sector del activismo docente se viene autoconvocando hace varios meses en asambleas, llegando incluso a realizar hace 2 semanas un piquete durante 7 horas en Ruta Nacional N 3 junto al Sindicato de la Salud Pública (SISAP).
En la regional Noreste (Puerto Madryn y Puerto Pirámides) la Celeste ganó por 190 votos contra 156 de la lista Multicolor que hizo su presentación en elecciones.
La lista Lila es una agrupación heterogénea a nivel provincial liderada por el Partido Comunista Revolucionario (PCR), quien integra el Frente de Todes, y conformada también por el MST, el partido municipal de Trelew MAPU (impulsado por la sección provincial de la Organización Revolucionaria Guevaristas e independientes) y por docentes independientes. Daniel Murphy (PCR), elegido secretario general de la ATECH a nivel provincial, la semana pasada puso en dudas el comienzo de clases en marzo del año próximo y además manifestó que “será necesario fortalecer la Mesa de Unidad Sindical (MUS), entender que la mesa puede funcionar al unísono siempre es un error, por necesitamos esa unidad y la vamos a trabajar” (El Chubut, 23/10). Sin embargo, hoy matizó un poco aquellas declaraciones y señaló que no van a esperar hasta el 10 de diciembre porque necesitan “respuestas importantes”. Agregó que van “a iniciar una recorrida por las regionales como conducción electa con la misión de promover el debate”. Respecto a lo salarial señaló que “lo principal es frenar los descuentos y obtener una recomposición mayor” (Radio 3 Cadena Patagonia, 27/10).
Estas declaraciones del futuro secretario general del sindicato no son muy auspiciosas que digamos. Primero, porque si bien hoy adelantó que no esperarán al 10 de diciembre para intervenir, no hizo exigencia alguna hasta el momento a la actual conducción para discutir un plan de lucha, por lo que su única advertencia a algo parecido a una resistencia al ajuste se posterga para dentro de 5 meses, recién en marzo de 2022. Segundo, porque hace referencia a una recomposición salarial “mayor” sin mencionar el porcentaje, es decir, sin plantear la necesidad de recuperar lo perdido por inflación en los últimos 2 años. Y, tercero, porque la MUS ha cumplido un rol claramente de contención y desvíos de las rebeliones populares de los últimos 4 años, dándole gobernabilidad a Arcioni junto al resto del PJ-kirchnerismo y la oposición patronal. La MUS no es otra cosa que un acuerdo de cúpulas burocráticas que ha perdido toda legitimidad ante las bases estatales. Revivir ese cadáver o pretender resignificar su rol apunta claramente a una orientación de conciliación de clases, es decir, a no desarrollar una intervención independiente de los trabajadores de los partidos políticos patronales y de los gobiernos.
Por el contrario, la lista Lila debe ponerse a la altura de las circunstancias de lo que implica no solo el triunfo categórico que obtuvo sobre la burocracia Celeste sino también de las expectativas que despertó en docentes que no pudieron votar por no estar afiliados (entre afiliados a la Atech, a otros sindicatos, y no afiliados, hay alrededor de 18 mil docentes en la provincia). La paliza sufrida por Santiago Goodman y Tomás Montenegro expresa, entre otras cosas, una repulsión masiva a los métodos burocráticos de la Celeste, además de una condena a las políticas de ajuste del PJ-kirchnerismo que ya había sido adelantada en las PASO de septiembre. Esos 600 votos de ventaja le otorgan a la Lila una legitimidad incuestionable para ya comenzar a reorganizar a las bases docentes y exigirle públicamente a la actual conducción medidas de luchas concretas inmediatas y, sobre todo, la realización del Tercer Plenario Provincial de Delegados votado en 2019, que nunca se efectuó. Este plenario debe llevarse adelante cuanto antes, no esperar hasta el 10 de diciembre porque es obvio que los tiempos serán muy estrechos si se incurre en esa perspectiva. Más de conjunto, los compañeros de la Lila ya deben ir alertando y preparando a la docencia para la profundización del ajuste que ocurrirá después del 14 noviembre, ya sea por el avance de los acuerdos con el FMI (contrarreformas laboral y previsional) como por una eventual devaluación del peso.