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El pasado domingo, las elecciones arrojaron en Capitán Bermúdez lo que recogíamos de las recorridas barriales. Una enorme apatía. Mucho mayor, luego de la pueblada por el asesinato de Isaac, un joven bermudense. El porcentaje de participación en las PASO se mantuvo, con el 68%. Una inasistencia más alta que las elecciones del 2017 y 2019.
El gobierno municipal del Frente de Todos, a la mitad del segundo mandato y con mayoría en el concejo municipal, inclusive con “opositores” adeptos, renovó sus dos bancas en juego, Albornoz y Cejas, pero solo con el apoyo del 19% del padrón de electores habilitados para votar.
Por otra parte, Juntos por el Cambio, con Emanuel Lastra, representa a parte de las viejas estructuras que gobernaron casi 15 años en Capitán Bermúdez (los Varela, Dadomo, Danelon); han obtenido una banca con el 15% del padrón.
A ambas fuerzas políticas, que gobernaron y gobiernan Capitán Bermúdez, le dieron la espalda el 70 % de la población bermudense. El propio PJ perdió más de 1500 votos a pesar de las prebendas, votos cautivos, presiones, etc., etc.
Nada debería celebrar este gobierno cuando más de 3500 personas en la calle por el crimen de Isaac, señalaron que el narcotráfico y el delito organizado tenían como responsables directos a la policía y a la inacción del gobierno de turno.
La campaña de Juntos por el Cambio, en relación a la inseguridad, es una farsa: “el muerto se asusta del degollado”. Los personajes que hoy apoyan a Lastra han convivido con las bandas que se disputaron Bermúdez y terminó con la vida de otra joven como Any Rivero. Sin mencionar que el PRO cogobernó con el Cinallismo (intendente Cinalli) desde el concejo municipal votándole todas las leyes.
Santa Fe y nuestra región es tierra dominada por el narcotráfico. Los puertos privados del Cordón son caldo de cultivo para el ingreso ilegal de todo tipo de negocios espurios. Es el gran queso gruyere de las patronales, la policía y la política de la región.
Todo esto fue denunciado en nuestra campaña política. Hemos recorrido los barrios cargados de obreros del montaje, papeleros, de las químicas, de la alimentación, para señalar la importancia de votar una voz propia de los trabajadores. Denunciando que la burocracia sindical peronista, además de cerrar paritarias a la baja o entregar conquistas, defiende a sus representantes en las legislaturas y los concejos.
El 6.06% de los votos (casi mil votos) a Política Obrera, son votos obtenidos desde un reconocimiento a las luchas que libramos frente a los cierres de fábrica, contra los despidos, la precarización laboral, los impuestazos, por la atención a los jubilados y contra la impunidad. Es decir, desde una referencia política de lucha.
La campaña electoral fue una gran batalla militante. En poco tiempo y con pocos recursos llegamos al 70% de la población, repartimos casi 10.000 plataformas, recorrimos las fábricas en conflicto, abrimos nuevas relaciones en los barrios y visitamos decenas de pequeños comerciantes.
Por otro lado, el oportunismo del FITU -que saco el 3% de los votos- se vio reflejado en toda su actividad, sin calar en la vida política de la ciudad.
Luego de la pueblada por Isaac, nuestra corriente hizo énfasis en la necesidad del llamado a votar a Política Obrera, pero desde una perspectiva más amplia: los reclamos más sentidos de la población. Planteamos la necesidad una Asamblea Popular autoconvocada en Capitán Bermúdez para enfrentar la crisis de la ciudad con medidas concretas de movilización y organización.
La votación a Política Obrera es un puntapié para la intervención política autónoma de los trabajadores en unos de los cordones industriales más importantes del país –desde Puerto San Martín a San Nicolás.