Elecciones en Chubut: hacia un escenario contradictorio

Escribe Iván Marín

Ganó Cambiemos, el gobierno provincial profundiza su derrumbe.

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Los resultados de las elecciones generales expresan, a su modo, el teatro de operaciones en que transcurre la monumental crisis que azota a la provincia desde hace más de cuatro años. Por un lado, pese a que las políticas de ajuste y a favor de las megamineras explican el derrumbe electoral del oficialismo, por el otro, quien mejor aprovechó la situación en las urnas fue Juntos por el Cambio. Las bravuconadas fascistoides de Federico Massoni demostraron no tener respaldo popular y lo ubicaron en un lejano cuarto lugar. Eso también explica el carácter artificial de la polarización que intentó un sector del progresismo K contra el ministro de Seguridad. El PJ-kirchnerismo sufrió un notorio castigo por ser partícipe necesario de la situación en que se encuentran las arcas del Estado provincial. La opereta contra el pueblo mapuche y los intentos por criminalizar al activismo que se rebela en defensa del salario y el medio ambiente están a cargo de un régimen político disgregado y a la deriva, que se mantiene a flote por la colaboración de las burocracias sindicales y la confusión en que se encuentran las bases trabajadoras para enfrentarlo.

El escrutinio provisorio arroja cifras contundentes: Juntos por el Cambio sostuvo el triunfo cómodo de las PASO; el Frente de Todos recuperó 7 mil votos pero igual estuvo lejos; el facho de Massoni perdió casi 9 mil votos respecto a la elección de septiembre, que ya había sido mala, descendiendo al cuarto lugar; el PICh (Partido Independiente del Chubut) fue la sorpresa y se ubicó tercero, y el Frente de Izquierda si bien obtuvo 1700 votos menos que en las primarias, igual consiguió un buen resultado cosechando el 8,4% del total (arriba de 24 mil votos). El ausentismo llegó al 30%, es decir, al menos 135 mil personas de un padrón de alrededor de 448 mil.

Es la primera derrota en una elección general de alguna rama del PJ chubutense en los últimos 20 años. Ignacio Torres (PRO) resultó el gran triunfador de la elección colocándose en camino a disputar la gobernación dentro de 2 años. Pero para eso falta mucho aún. Es que el gobierno provincial acentúa su debilidad estructural de origen. Arcioni designó a dos de sus ministros como los principales candidatos de su espacio y sufrió un fiasco: al mencionado Massoni en la categoría a Senadores se le sumó Fabián Puratich (Salud) encabezando en Diputados. Tras la derrota, el gobernador anunció que se vendrán cambios en el Gabinete. Puratich puso a disposición su renuncia y lo propio hizo Massoni, quien manifestó que los resultados fueron "un cachetazo en la frente para que nos despertemos".

La sorpresa de los comicios fue la performance del PICh, un espacio político con escasa fuerza militante que duplicó los resultados de las PASO, alcanzando 44 mil votos. Este sector le quitó votos al PJ y a Chubut Somos Todos (oficialismo provincial), lo que facilitó en última instancia el triunfo holgado de Juntos por el Cambio.

El retroceso de 1700 votos del Frente de Izquierda respecto a las PASO no debe prestarse a confusión: sigue siendo una buena elección, la más significativa desde la conformación de este espacio en la provincia pero no la más importante de la historia. Por ejemplo, si se suman todas las fuerzas políticas que se presentan como de izquierda en las últimas elecciones de medio término (2017) se obtiene alrededor del 11% de los votos, casi dos puntos y medio más que el FITU. Además, las fuerzas que conforman el Frente de Izquierda tienen el límite de ser sumamente marginales en el terreno de la lucha de clases y en la capacidad de movilización. Sin ir más lejos, el PO oficial vocifera que duplicaron la cantidad de fiscales respecto a las PASO pero sin difundir cifras. La campaña, a su vez, estuvo signada por un seguidismo indisimulado al electorado “progre”, en particular con la polarización contra Massoni a quién lo caracterizaron como el gran “cuco” a vencer (https://politicaobrera.com/5847-para-el-partido-obrero-oficial-chubut-seria-mas-segura-sin-massoni) o presentándose como la única lista “100% verde”. Algunos de los ejes que agitó el FITU también lo hizo el PICH, en particular el de la megaminería. El Frente de Izquierda no utilizó la campaña electoral para plantearle una orientación de lucha en las calles al pueblo chubutense.

Lo que viene es un escenario complejo y en cierto sentido enrarecido para Chubut. La crisis que atraviesa la provincia empalmará con la profundización del ajuste a nivel nacional. La amenaza de una inminente devaluación y los preparativos para un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) preanuncian grandes choques sociales en todo el país. El gobierno provincial se vale de la complicidad de la burocracia sindical para sostenerse y ensaya intentos de criminalización de la protesta social, como los pedidos de indagatoria a 9 militantes del "No a la Mina" que cortaron la ruta en mayo último, y que podría extenderse a otros 20 compañeros que se encontraban en el piquete. Semanas atrás, Juntos por el Cambio hizo lo propio contra una movilización en apoyo a la recuperación de la lof Quemquemtrew (https://politicaobrera.com/5752-diario-jornada-y-el-pro-unidos-contra-los-luchadores-en-chubut). Esto explica también la estigmatización del pueblo mapuche, que se da en un escenario más general que incluye la condena a Daniel Ruiz y César Arakaki por luchar contra la reforma previsional macrista en 2017 o el pedido de extradición del periodista Facundo Molares en la semana previa a los comicios.

En ese marco, lo que prevalece a nivel nacional por el momento es una resistencia aun atomizada de las luchas y bastante confusión en el activismo. La izquierda revolucionaria debe aportar claridad y apuntalar una perspectiva para que la clase obrera no sea un actor de reparto en esta situación. En Chubut se hace imprescindible reorganizar al activismo que protagonizó grandes luchas en los últimos años y que se encuentra disperso y desorientado. La convocatoria a un Congreso Obrero de ocupados y desocupados que reúna a estos sectores es un puntapié para la discusión de una intervención independiente de los trabajadores, única manera en que las patronales y sus gobiernos no salgan victoriosas de esta crisis.

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