Miramar: pueblada contra el gatillo fácil y la represión

Escribe Matias Melta

Gran movilización popular reclama justicia por Luciano, asesinado a los 16 años.

Tiempo de lectura: 3 minutos

El asesinato de Luciano Olivera, un pibe de 16 años, en manos de un efectivo de la policía bonaerense, destapó una gran e histórica movilización popular del pueblo miramarense que enfrentó una feroz represión y todo tipo de intimidaciones, tanto en la marcha como en los barrios.

Miramar se levanta contra el gatillo fácil

En la madrugada del viernes 10 de diciembre, el efectivo Maximiliano Gonzalez disparó sin motivo a Luciano, un joven de 16 de años que murió por el balazo en el tórax. Inmediatamente familiares y amigo denunciaron que era un caso de gatillo fácil y realizaron una protesta y piquetes, que fueron reprimidos por la bonaerense.

La indignación y el dolor atravesó a todo Miramar, lo que se vio reflejado en una gran movilización de miles de personas -en una ciudad de 30 mil habitantes- que se realizó en el centro de la ciudad, como no ocurría desde hacía 20 años, cuando un puñado de policías secuestró, violó y asesinó a Natalia Mellman, de 15 años de edad. La mayoría de los manifestantes eran jóvenes, con un alto porcentaje de adolescentes mujeres, muchos de los barrios periféricos y más golpeados socialmente pero también de clase media. Una parte importante de los movilizados arremetieron contra la comisaría donde se desempeñaba González y también contra la municipalidad, lo que desató una dura represión. Es que el asesinato de Luciano fue la gota que rebalsó el vaso: el hostigamiento por parte de la bonaerense de Miramar contra la juventud es moneda corriente desde hace años, y se intensificó con la pandemia, cuando la fuerza represiva usó al confinamiento como excusa para requisar, denigrar y violentar a los jóvenes. Por otro lado, la policía está asociada por los miramarenses -con justa razón- con el narcotráfico y la venta de drogas que tanto daño hace a los jóvenes en las barriadas. Los intendentes massistas que se vienen sucediendo desde hace años son cómplices o partícipes de esta situación. Esta movilización histórica no nació de un repollo: Miramar dijo basta.

Represión e intimidación en los barrios

Por la tarde el “súper ministro” de seguridad del gobernador Kicillof, Sergio Berni, llegó a Miramar. Dijo que el policía “hizo todo mal”, como si el problema fuera individual y no de una institución podrida que funciona para administrar negocios ilegales y reprimir. Con su llegada, comenzó la intimidación a la población: Por ejemplo, poco después de empezada la movilización, el puesto policial fijo que queda en la entrada/salida del Barrio Marín - uno de los más golpeados por el hostigamiento represivo y de donde habían salido una gran cantidad de familiares, amigos y vecinos a marchar- fue atestada por una quincena de policías -cuando nunca hay más de dos- con pose prepotente. Provocación y amedrentamiento. A las 22.30 hs. mientras en la plaza central los manifestantes seguían combatiendo la represión, una gran parte de la ciudad se vio sumida, “casualmente”, en un apagón de oscuridad absoluta. Un corte de luz puede suceder en Miramar pero nunca por más de 40 minutos. Esta vez, de nuevo “casualmente”, duró casi 3 horas y fue total en el Barrio Marín y otras barriadas populares.

Al día siguiente, sábado 11, González se negó a declarar y fue imputado por la fiscal Ana Maria Caro por homicidio agravado, lo que puede dar como pena cadena perpetua. Mientras, 600 policías anti disturbios llegaron a la ciudad para sitiarla, con el obvio fin de intimidar aun más a la población para que no siguiera con la movilización en el centro de la cuidad, como estaba organizado por jóvenes. El mismo día se realizaron los concurridos y tristes velorio y cortejo fúnebre de Luciano.

Justicia por Luciano

Al día domingo 12, el pueblo de Miramar se mantiene indignado, de luto y en estado de alerta. Es necesario que paguen todos los responsables del asesinato de Luciano y que se desbarate a la banda de delincuentes con placa que mantiene a los barrios de Miramar bajo la violencia, las drogas y la persecución sistemática.

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