Rechazamos la posición de Samuel Huerga en el Concejo de Orán

Escribe Mesa Nacional de Política Obrera

Integración al estado.

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El pasado viernes 10, el conjunto de Política Obrera se fue enterando por las redes que Samuel Huerga, concejal electo de nuestra corriente en la ciudad de Orán, había sido nombrado presidente del Concejo Deliberante de esa ciudad. La designación de las autoridades del Concejo de Orán – presidente y dos vicepresidencias – fue el fruto de un acuerdo entre una mayoría de los partidos representados, desde el peronismo y el macrismo hasta remanentes del ex partido renovador, que supo ser el ‘brazo civil’ de la gobernación militar. El acuerdo, propuesto nada menos que por el propio compañero Huerga, establece un principio de rotación de esas autoridades, para hacer frente a un caso inusitado de fragmentación partidaria – once bancadas entre doce electos. Constituye, en realidad, una salida improvisada, que será modificada cuando tenga comienzo el período de sesiones, al final de las vacaciones. Huerga ocupará la presidencia en el verano, junto a dos concejalas, una de JxC y otra afín al kirchnerismo. La sola descripción de los hechos califica la incompatibilidad de la actuación del compañero Huerga con Política Obrera. Rompe metodológicamente con nuestra Tendencia y con toda la historia del Partido Obrero hasta las expulsiones sumarias de hace dos años, que fueron seguidas por las posiciones del aparato partidario en las legislaturas de Chaco y Ciudad, entre varias otras en el Congreso de la Nación.

El sábado 11 por la mañana, al día siguiente de estos hechos, se realizó una reunión virtual de la dirección de Política Obrera con compañeros de Salta y de Orán, en la cual el compañero Huerga rechazó en forma tajante el reclamo de que presentara la inmediata renuncia a ese cargo, para dar paso enseguida a una clarificación pública de los sucesos. Como en la Tendencia están prohibidas las expulsiones sumarias por cuestiones políticas, se dio curso a un debate de la cuestión, que debía ser tanto paciente como expeditivo. En contraste con esto, el aparataje de un sector de la izquierda movilizó a sus trolls para descalificar políticamente a la Tendencia. Nuestra corriente no recurrió al mismo método cuando el aparato del PO habilitó la aprobación del Presupuesto de Capitanich y luego la privatización de tierras públicas en Chaco, o el voto favorable al acuerdo internacional elaborado por Trump y Netanyahu, acerca del sionismo. Por otro lado, no ocultamos lo que ocurre en Orán, sino que lo debatimos en nuestra organización, lo ponemos en práctica con un reclamo de rectificación inmediata mediante la renuncia a la presidencia y lo hacemos público, y en ningún caso lo justificamos con un error no querido o como una daño colateral, como hicieron el PTS y el PO oficial en la legislatura porteña.

Ese mismo sábado se redactó un borrador de resolución dirigido a la Mesa Nacional y a los compañeros de Salta (ver “Suplemento acerca de la crisis en Orán”). La resolución caracteriza la conducta del compañero Huerga como una violación de los principios socialistas y de la estrategia política de la Tendencia, y reclama que renuncie a ese cargo. El martes siguiente, por la mañana, la resolución fue distribuida al conjunto de la Tendencia para su discusión. Pasado este período breve pero intenso de discusión, el Comité de Salta y la mayoría de los compañeros del propio departamento de Orán acompañaron la crítica de la Mesa nacional. Por otra parte, se ha puesto de manifiesto la incompatibilidad de la posición del compañero Huerga con su continuidad en la Tendencia.

El compañero Huerga ha utilizado su cuenta de Facebook para fundamentar sobre las perspectivas favorables que abriría su posicionamiento político para las reivindicaciones de los trabajadores de Orán. Luego, envió un texto en defensa de su posición. Un argumento considerado fuerte por el compañero Huerga para apoyar su posición, ni siquiera sólo para justificarla, es que varios concejales de los partidos patronales son activistas de la docencia combativa de Salta. Este planteo, por sobre todo en Argentina, no se sostiene un instante, porque lo que caracteriza a la historia del país desde el peronismo es el intenso trabajo de cooptación de activistas por parte del Estado. El compañero sostiene que no está atado a ningún compromiso de voto de autoridades en un futuro. Pero ¿por qué no contaría con el voto de Huerga cualquier designación de autoridades, docentes o no, de acuerdo al sistema de rotación qué el mismo ha promovido y ha sido el primero en ponerlo en práctica? Por lo pronto, ya ha votado a concejales del partido del régimen para las vicepresidencias 1ª y 2ª. O sea que la violación de principios ya ha sido ejecutada y defendida políticamente por Samuel. Su reiteración en el futuro convertiría este oportunismo político en un caso más grave, si cabe, de oportunismo personal. El acuerdo con los partidos capitalistas no es una hipótesis a futuro, ya ha sido consumado con la presente votación. Este punto de principios no está sometido por lo tanto a futuras verificaciones en los hechos. Por eso, durante todos estos días le reclamamos que sólo podría ser enmendado con su inmediata renuncia a la presidencia del Concejo, y una explicación pública al pueblo de Orán al lado de Política Obrera. Sobre esta base, le hemos planteamos al compañero Huerga que aborde, como concejal electo y en el marco de un trabajo político colectivo, la agenda que le cabe como concejal de Política Obrera. En sucesivas discusiones, el compañero rechazó esta posición y defendió cerradamente su presidencia transitoria del Concejo. Más aún, inició sus funciones como presidente del mismo, ignorando la oposición de la Tendencia, y ha sostenido ya una reunión con el intendente oranense en su carácter de presidente electo, junto con las otras autoridades electas.

Significado estratégico

El planteo de una rotación de autoridades del Concejo tiene un carácter estructural o estratégico, significa asumir la responsabilidad de conducir una institución del estado sobre la base del acuerdo con la burguesía. Distinto sería ocupar esos lugares por el voto popular para usarlos contra la patronal. En el período previo a la revolución alemana de 1923, varias gobernaciones de estados se encontraban en manos de los partidos socialista y comunista. Lo singular del asunto es que el cargo priva al beneficiado del derecho a voto en los proyectos en debate, aunque tiene el deber de saldar un empate. Ese acuerdo lo compromete, como ya señalamos, a votar al representante patronal que lo siga en el cargo, dentro de tres meses -en una suerte de rueda que ignora principios y circunstancias. Se trata de una salida “consensuada”, además de improvisada y arbitraria, a la crisis política de la institución municipal del estado. Los partidos capitalistas le han cedido a Samuel la presidencia durante el receso; el Concejo queda siempre en manos de los partidos del régimen, con el aval y el voto de Huerga. Otros planteos enarbolados por el compañero -como la convocatoria a una constituyente o la apertura de los libros del municipio- no fueron incluidos en el pacto político. La convocatoria a una constituyente municipal para resolver un caso de fragmentación partidaria es simplemente bizarra, más allá de su indudable contenido político negativo.

La pretensión de que la mesa de la presidencia del Concejo constituiría una “tribuna de propaganda” política más eficaz que el uso de la silla de concejal, es un inusitado contrasentido, porque la ocupación misma de esa presidencia, por medio de un acuerdo político con las fuerzas patronales, es definidamente anti-socialista. Las consecuencias de esta conducta serán extremadamente perjudiciales para los luchadores de Orán y de Salta, que han trabajado décadas por construir el Partido Obrero en todo el Departamento, y que luego han defendido la trayectoria histórica del PO, dando, ellos, los primeros pasos de lo que luego sería la Tendencia. Llamamos al compañero Huerga a una rectificación. A diferencia de la izquierda de aparato, que encubre, o cuando puede disimula, sus capitulaciones parlamentarias, ni qué decir de los aparatos ‘socialistas’ y del stalinismo nuestra Tendencia abordó esta crisis con completa claridad. Discusión abierta y rechazo a las provocaciones para dar una solución sumaria a un hecho político grave. La función de Gran Hermano de los militantes se la dejamos a otros. También hacemos pública la situación, porque no es posible el reclutamiento de luchadores y el desarrollo de un partido obrero y revolucionario, por parte de grupos que hacen del ‘centralismo’ una herramienta de control interno y de arribismo.

Maniobra sin futuro

Huerga, en el texto que envió en el día de ayer a Política Obrera, especula sobre un futuro apartamiento de la presidencia a partir de una decisión, no de él, sino de los partidos del régimen, que lo “eyectarían” del cargo por oposición a sus posiciones u origen político. De ser así, quedaría expuesto el fraude político de esta operación y su corto vuelo. Los trabajadores verían el caso como un intento de arribismo sin una base de votos y bancas para sustentarlo. Un caso inédito de torpeza. Como señalamos en nuestro texto, habrá quedado de manifiesto que fuimos usados como piezas descartables para emparchar una crisis originada en la disgregación de los bloques capitalistas. La denuncia del intento de camuflar esta disgregación mediante un pacto de “unidad municipal” –que es lo que correspondía que hiciéramos- no es “abstencionismo”, como señala Huerga en su respuesta, es boicot, una táctica parlamentaria socialista sistemáticamente usada por los revolucionarios, que va acompañada con una agitación política. El final sin pena ni gloria de esta improvisación, con un retiro tardío del pacto consumado, convertirá al daño ya causado a la Tendencia y al comité de Orán, y al propio Huerga en tanto luchador, en un sainete vulgar.

Bajo estas circunstancias, reiteramos el rechazo respecto a la operación política consumada en el Concejo oranense, y la incompatibilidad de la presencia de Samuel Huerga en nuestro Partido Obrero Tendencia. Los actos que ejerza como presidente del concejo y las consecuencias políticas de los mismos corren bajo su exclusiva responsabilidad y de quienes lo acompañen en su determinación.

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