Tiempo de lectura: 3 minutos
Finalmente, en sesiones exprés y simultáneas, ambas cámaras legislativas de la provincia de Buenos Aires aprobaron una sustancial modificación a la ley que, en 2016, limitó a dos periodos la posibilidad de elección de intendentes, diputados provinciales y concejales. La nueva ley toma a 2019 como punto de partida para permitir una reelección en 2023, lo que podría extender la permanencia, al menos por ahora, hasta 2027. Antes de eso una veintena de intendentes había decidido tomar ´licencia´, para poder presentarse de nuevo dentro de dos años, con derecho a reelección, lo que les habría permitido pelear el mandato 2027-31. Es lo que había permitido el decreto reglamentario de la ley votada en 2016 e impulsada por Vidal-Massa. Como consecuencia de todas estas maniobras, los promotores de la ley aprobada en las dos cámaras de la legislatura bonaerense, que permite la reelección hasta 2027, alegan que la nueva ley es anti-reeleccionista, porque la anterior, que fue votada como anti-reelección, posibilitaba llegar a 2031, gracias al decreto que la reglamentó.
La nueva ley fue votada por el peronismo, los radicales y el PRO, en votaciones divididas; en el kirchnerismo sólo ‘no acompañó’ Duranoña y Vedia, él mismo un ex intendente. En el oficialismo el sector de Massa se opuso e hicieron lo propio algunos legisladores de Vidal. La Coalición Cívica y un solitario diputado de Lousteau tampoco acompañaron. El ´sororo´ Lipovetzky, aunque públicamente se manifestó en contra, luego se abstuvo. Como el proyecto se trató “sobre tablas” se necesitaron y consiguieron dos tercios en ambas cámaras.
Aunque todas las miradas se las llevó la extensión de mandatos a los intendentes, la legislatura trató y aprobó el presupuesto provincial, con la habilitación del quórum otorgado por la oposición macrista. El Frente de Todos va encarrilando el trámite parlamentario en su conjunto, después de la derrota sufrida en el presupuesto nacional. A lo mismo han apuntado el ‘consenso fiscal’ con los gobernadores peronio-macristas y la modificación de la ley de “bienes personales”.
El presupuesto, que en línea generales continua los ´parámetros´ del presupuesto nacional rechazado, habilita fundamentalmente un endeudamiento de 90 mil millones para la provincia y una ´suba´ de la recaudación por impuestos patrimoniales del 35%, aunque la inflación anual excede por bastante esa cifra. La propiedad agraria vuelve a salir indemne, aunque no tributa casi nada. El presupuesto también prevé un déficit de 180 mil millones de pesos, si se suma el primario y el financiero. Como parte del paquete las cámaras también aprobaron una modificación de la ley impositiva y una ampliación de los ministerios provinciales.
Este pacto de gobernabilidad provincial le otorgó, por el momento, la iniciativa al campo oficialista. A “Juntos por el cambio” las victorias electorales les quedan grandes.
Para un columnista de La Nación, la victoria de los intendentes muestra la vigencia de “un poder permanente”, que elude cualquier forma de renovación. El radical Gustavo Posse es intendente de San Isidro desde hace 21 años. Fue famosa la longevidad en el cargo de parte de Quindimil, en Lanús. El macrismo fracasó miserablemente en el intento de quebrar el aparato peronista en el conurbano durante su mandato. Este poder ‘vitalicio’ se proyectaría al resto del país, porque condiciona a los gobiernos bonaerenses y de aquí al aparato del Estado nacional. En las provincias, el poder municipal no es tan determinante, salvo por excepción.
La burguesía no está satisfecha con esta situación, porque debe pagar un elevado tributo a este ‘poder permanente’. En los municipios se beneficia una burguesía clientelar de medio pelo, que comparte ganancias con el aparato estatal. Pero todos reconocen que este ‘poder permanente’ es fundamental a la hora de controlar y reprimir las barriadas, como lo hacen, con resultados menguantes, las burocracias en los sindicatos. Este ‘poder’ está asociado al juego legal y no legal, y es por eso que el juego no paga impuestos. El video dado a conocer por la AFI, que muestra una conspiración del aparato macrista con los servicios de inteligencia y el intendente macrista de La Plata, Julio Garro, es instructivo porque demuestra la pugna por el control territorial y sindical contra un barrabrava de la burocracia sindical, como el ‘Pata’ Medina. Pero, más allá, contra el clan Moyano, que es más que una burocracia, es un grupo empresarial insertado en el aparato de salud del mismo Estado.
Este breve ‘paneo’ sobre el ‘poder permanente’ explica la tenacidad con que todos los partidos patronales han peleado las reelecciones, que volverán a discutirse en el futuro para volver a hacerlas indefinidas. El ímpetu del ‘retorno a la democracia’ está largamente agotado.