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El secretario general de la Federación de Empleados de Comercio (FAECyS), Armando Cavalieri, solicitó un 15% de aumento salarial en el marco de la revisión paritaria acordada para enero, disparada por la clausula gatillo. Esto desnuda el verso de que “se superaría el 50% para no quedar por debajo de la inflación anual”.
Si bien el Indec señala que la inflación en 2021 tuvo un crecimiento de 51,2%, nuestra paritaria sumaría recién con el sueldo de abril del 2022 un 41% final al cumplirse el pago de la quinta cuota. Realmente tuvimos en el 2021 dos únicos aumentos del 8%, es decir sólo un 16%. En números concretos, tomando como referencia el salario de un cajero categoría A (sumando las cuotas finales de paritarias, más el 15% de cláusula de revisión si es que se firma este pedido) el básico pasaría a $87.848, frente a una canasta básica familiar que lejos ya supera los $170.000 (fuente CESyAC, que contempla alquileres y servicios básicos).
El acuerdo coloca al salario básico de comercio apenas por encima de una canasta de pobreza que en CABA oscila los 75 mil pesos y dentro del conjunto de convenios más bajos en nuestro país. Esta condición, que tiene expresiones particulares en las distintas ramas que contempla el convenio de comercio -el sindicato con mayor cantidad de trabajadores bajo convenio- es el correlato de la libertad que tienen las cámaras patronales (CAC, CAME y UDECA) para flexibilizar y precarizar a los trabajadores mientras remarcan al ritmo de la galopante inflación los precios de sus productos.
A su vez, el gobierno concede a las patronales la eliminación del aislamiento y protocolos para cerrar otro ruinoso acuerdo con el FMI que también conspira contra las paritarias. Para defender realmente nuestro salario y nuestra vida, frente a esta nueva ola de Covid, es necesario organizarnos desde la base.
La burocracia sindical es responsable de nuestra situación y la de nuestras familias, allanando el camino a las patronales al evitar toda participación activa de los trabajadores en la vida del gremio y en las negociaciones paritarias. El sector oficialista que comanda un pronto a jubilarse Cavalieri está cada vez más desprestigiado y con menos recursos para contener y regimentar a nuevas camadas de activistas y luchadores en todo el país. Por eso van surgiendo desprendimientos de la propia burocracia que se presentan como “oposición”, es el caso la lista granate de Ramón Muerza, socio del explotador Alfredo Coto, apadrinado por Santilli (PRO) y Facundo Moyano, un declarado impulsor de la reforma laboral.
Por otro lado, han surgido agrupaciones de trabajadores que mantienen su independencia ante las patronales y los dirigentes burocráticos de todo color, desarrollando el método de asambleas con sus compañeros y medidas de lucha con las cuales se han obtenido conquistas en condiciones laborales, salariales y reinstalaciones de despedidos.
La paritaria se ha visto atravesada por la irrupción de la huelga por el bono de fin de año 2021 de los trabajadores de la rama de los call centers, que ahora ha ingresado en conciliación obligatoria, pero está significando un gran proceso de deliberación y organización. Call centers es una de las ramas más golpeadas de las distintas que tiene comercio con un convenio propio que profundiza la precarización general que existe en el gremio. Esta etapa abierta en los call confluye idealmente con el enorme interés que existe entre todos los compañeros en el gremio y con los procesos de lucha anteriores y es un factor que fortalece la lucha por la cláusula de revisión y las próximas paritarias 2022-2023.
Las empresas del rubro presentan recaudaciones récord aun en pandemia, pero año a año nuestro salario se va devaluando un 15% promedio debido a las paritarias firmadas por los burócratas que gobiernan el sindicato, con un solo franco por semana y con la única perspectiva de “llegar a fin de mes”. Nos quieren conformar, pero las bases de comercio decimos ¡basta!
Desde Combativos Mercantiles y Telemarketers en Lucha llamamos a seguir desarrollando la fuerza de los trabajadores mediante asambleas y la coordinación de la lucha por nuestra salud y por un salario igual a la canasta familiar de $170.000.