Tiempo de lectura: 2 minutos
La asunción de Argentina en la presidencia "pro tempore" de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) ha llenado los espacios de los mentideros políticos locales. Enseguida se convirtió en un sainete a los que se ha acostumbrado el nacionalismo popular, cuando Argentina y Estados Unidos copatrocinaron en la OEA un reclamo de detención contra Mohsen Rezai, uno de los acusados por la justicia argentina del atentado contra la AMIA, que había desembarcado en Managua en la reunión de la CELAC. Nadie remarcó que el susodicho es vicepresidente de su país y, por lo tanto negociador de un tratado de no proliferación nuclear con Biden, la UE, Rusia y China. Esto le alcanza y sobra para que Interpol haga la vista gorda a sus peregrinajes por el mundo.
La CELAC, nacida en 2010, es parte de un largo intento en declive de autonomía respecto a EEUU. Por otro lado, procura ser un puente para integrar a Cuba y facilitar su reintegración al mercado mundial, en especial al norteamericano. La CELAC es el policía bueno de la Cuba bloqueada desde hace 63 años. El país más importante de la Celac es México, sometido al tratado de libre comercio con EEUU y Canadá. Siempre ha servido de mediador de las crisis en Centroamérica, sin por eso dejar de producir sus propias masacres, sin mediadores, en Tlatelolco y Ayotzinapa. La CELAC es un foro para "reintegrar" a Venezuela y Nicaragua, con el consentimiento de hecho del imperialismo norteamericano. La integran varios gobiernos "neo-liberales", como ocurre con Colombia y Chile, que pronto será gobernados por "celaquianos": Boric y Petro. En lo que respecta a Brasil, que es un "ausente con aviso", las encuestas dicen que volverá al ruedo de la mano de Lula-Alckmin –este último, un entrenado golpista.
Ahora, Alberto Fernández se va a Pekín, con escala en Moscú. Ni en una capital ni en la otra encontrará apoyo contra el FMI. Estos viajes inocuos responden a una única necesidad: mostrar que en Argentina que el Presidente existe, cuando los ricachones de Davos -el lugar de reunión del capital financiero- aseguran que, en Argentina, “el estado ha colapsado”. La permanencia de AF en el gobierno es el último nudo de legalidad politica que sobrevive en Argentina. La CELAC, sin embargo, ha firmado un “Plan Conjunto China-CELAC", que muchos interpretan como el pasaje de las burguesías progresistas al bloque antiyanqui. Los más fervorosos prochinos son, sin embargo, Piñera y Lacalle Pou: el chileno entregando el litio y el uruguayo mediante la firma de un tratado de libre comercio, que convertiría a Montevideo en un puerto de la Ruta de la Seda. Cuba también acaba de integrarse a ese proyecto, luego de varios años de demora. Para que estos acuerdos alteren la condición de América Latina tienen todavía que adquirir un status geopolítico, o sea alcanzar un carácter de exclusión de las potencias rivales.
Al margen de todo esto, el socorro que fue a buscar Cafiero en Washington acabó con una foto junto al secretario Blinken para rubricar el voto contra el vicepresidente iraní. Mientras se acercan los plazos de vencimiento de la deuda y del default con el FMI, es claro que el turismo internacional de Alberto no zanja la crisis de poder.